Noelia 11💙

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Al regresar de la sala, tan nerviosa como estaba, Elisa me escuchó en mi lamento y se apiadó de mí. Me dio cama en su casa para no tener que volver a la de Samuel.

     Y no solo eso, también me dio una agradable sorpresa al llegar a su piso y ver que vive con Rocío, con la que comparte el alquiler. 

     Ambas se alegraron de ayudarme, y cuando me vi metida de lleno en una noche improvisada de chicas, procuré alegrarme yo también, aunque para ello tuviera que olvidar mis penas antes, ya sabes, con la mejor, la más práctica e inmediata de las soluciones.
    
     Unas rondas de chupitos para poder dormir. 

     —Por las almas gemelas. 

     Fue el brindis que más repetí en la noche y que nadie más que yo entendió. 

     Y las copas de ron, que se suponen tan buenas por la noche, a la mañana siguiente se convierten en una odisea para caminar sin que se te descuelgue la cabeza. Prometo no volver a beber de esa manera si por la noche tengo que actuar de cocinera. 

     Me levanto como puedo, me visto e intento salir del dormitorio que me prepararon las chicas anoche. No quiero que se enteren de mi marcha. 

     No sé a dónde iré, pero no quiero molestarlas más. Y que conste que por ellas no es, me han tratado muy bien en todo momento, es solo que me avergüenza lo que  me puedan decir hoy. 

     Porque he sabido durante la noche mientras lograba dormir, aferrada al colgante, que son las únicas compañeras del hotel que saben de la relación que Sarai tuvo con Samuel. Tengo que alegrarme de que lo supieran además por mí, bueno, por Candela, eso significa que al menos son de confianza y que Samuel fue discreto delante de nuestros compañeros de trabajo mientras llevaba a cabo su infidelidad.

     Vaya, después de todo, la que parece ser mi alma gemela tiene sus escrúpulos, ¡qué considerado!

     Está bien, rectifico, no sé lo que digo a estas horas post-resaca. 

     Él no parece que lo sea, es que lo es, mi alma gemela, la única. María me lo dejó claro, y Candela me lo dejó más claro aún, y de escrupuloso y considerado nada, es un hombre que al menos no necesita herir a su pareja más de lo que lo hizo en la cama de otra mujer. 

     ¡Ya no puedo más! Me duele la cabeza de tanto pensar en Samuel. 

     —¿Ya estás despierta, Cande? Siéntate a desayunar —me ordena Elisa desde la cocina, claro que a mí me parece más bien un almuerzo con esa cantidad de tostadas, fiambre e incluso mermeladas.

     No sabía que se pudiera tener tanto apetito por la mañana. Ni tampoco sabía que podía tenerlo yo con esta resaca de medio día. 

     No quiero ser desagradecida sabiendo lo que ha hecho por mí, ya no puedo marcharme por las buenas, por eso me siento a la mesa que tan buena pinta tiene, con ese mega desayuno que ella ha preparado. Aunque creo que después de darme cobijo por lo de anoche, oírme borracha y llevarme hasta la cama, puedo llamarla amiga. 

     Como Rocío, que me da un abrazo por detrás antes de sentarse también a comer algo con nosotras. 

     Me estoy emocionando de veras, tengo amigas. 

     —No creo que esconderte de Samuel sea la mejor opción. Habla con él. 

     —Estoy de acuerdo con Elisa. Las copas de anoche estuvieron bien para desahogarte, pero tienes que volver a casa, amiga. 

     ¿En esto consiste la amistad a parte de unos tragos poniendo a parir a tu pareja o al resto de hombres?, ¿en tener que oír opiniones sin pedirlas?  No sé, se está bien así, me gusta, no tengo amistades sinceras detrás de las cámaras, y delante solo puedo contar con rivales envidiosas que dicen ser amigas. 

EMBRUJO DE ALMASWhere stories live. Discover now