Puedes creer o no, puedes cerrar lo ojos para no verlo e incluso hablar de leyenda gitana que no va contigo, porque tú eres más razonable que todo eso del hilo rojo, el destino escrito, y bla, bla, bla...
Pero la verdad es que tu alma gemela e...
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Lo que tiene alma se distingue de lo que no lo tiene por el hecho de vivir ARISTÓTELES .... Y yo estoy muy viva. CANDELA.
Hoy es el día de mi quinto aniversario con Samuel, y por quinto año consecutivo nuestro escaso presupuesto nos obliga a hacer lo mismo ooootra vez: cenar en el hotel en el que ambos trabajamos mientras nuestros compañeros fingen servirnos como a una pareja más de los clientes y turistas que visitan cada verano el hotel en Granada.
En definitiva, nos damos un capricho de cinco estrellas.
Solemos tomar de la carta lo más caro y, sin remordimiento alguno para terminar la cita, brindamos en el postre con champán de cien euros la botella, es el regalo que nos hacen los chicos y que solo aceptamos porque la plantilla es tan grande que no pagan ni cinco euros cada uno.
Otro año igual que acaba del mismo modo: Samuel toca la guitarra en el salón de fiestas y me dedica su actuación.
He de decir que no es ningún regalo exclusivo, puesto que es su trabajo y tiene enchufe para hacerlo en su día libre. Samuel es guitarrista del espectáculo flamenco que cada noche ameniza al público.
Espectáculo que hoy no será diferente en cinco años.
Estoy sentada en primera fila, a la derecha del escenario para que él pueda verme bien, y me preparo para disfrutar de su magia a la guitarra, aunque la música no es algo que me entusiasme demasiado. Pocas veces Samuel me ha convencido de bailar con él, y eso que dice que no lo hago mal, que si quisiera podría formar parte de su grupo. Pero no es algo que vaya a hacer. Soy gitana, sí, y qué, no todos los tópicos son ciertos, créeme, no debes caer en ellos antes de conocer a las personas o puedes perderte relaciones interesantes por esa manera cuadriculada de pensar.
Intento disimular mi aburrimiento y contengo el suspiro de bostezo solo porque el me mira durante toda la actuación, no tiene ojos para nadie más que no sea yo en la sala. Le sonrío y no puedo evitar pensar que algún día me enamoraré de este hombre maravilloso con el que comparto mi vida, mis sueños de tener mi propio restaurante o los gastos de la hipoteca. Me gusta mucho estar con él, me divierto a su lado y me hace sentir segura, y como diría mi abuela; el muchacho es muy limpio, niña, no le hagas ascos.
Quiero a Samuel, por supuesto, pero necesito sentir algo más, esa chispa que prenda mis entrañas, que queme cada vello de mi cuerpo porque él los haya erizado antes con un susurro, con un beso. He de sentirme capaz de saltar al vacío si fuera preciso por él.
Pero hasta que eso ocurra me conformo con verle feliz, que al menos uno de los dos lo sea en esta pareja.
Ha llegado el momento cumbre de su intervención, Samuel consigue arrancar el aplauso unánime del público con su música, junto a su compañero de la caja y la bailaora, primera figura del elenco, ponen fin a una maravillosa velada.
