Camina hasta mi y en cierta parte no mentía. Ellas no están mal vestidas. Eso porque si alguien quiere poseerla mínimo que estén impecables y sexys.
Pero ahora tiene algo diferente; su sonrisa.

—Pues, hoy logré dormir muy bien y cuando fui a servirle el desayuno a la señorita Natalia, esta vez no me ha gritado.

—¿En serio? Esa es una buena noticia.

—Tal vez para ti te parezca insignificante pero para mi ha sido lo mejor que me ha pasado.

—No es insignificante. El verte sonreír me da mucha felicidad.

—Que lindo eres.

—¿Ya almorzaste?

—Aún no, estoy esperando a que el rey pida de almorzar para...

—Almuerza conmigo.

—¿Contigo? Eso está contra las reglas.

—Si, pero creo que aquí tengo la fama de siempre romperlas —se ríe y siento mariposas en el estómago.

—Bien. Iré a prepararlo y ya vengo.

—No, salgamos.

—¿Sa...salir?

—Si.

—¿Allá afuera?

—Supongo.

—No he salido desde hace más de ocho meses.

—Sólo iremos a comer, ¿qué puede salir mal?

Todo Maxon. Todo puede salir mal. Luz puede huir de mi y me dolerá tener que atraparla y devolverla a su lugar de tortura.
Estarías rompiendo todas las reglas de Ruggero.

La puerta se abre sin tocar y me pongo de pie cuando Bratt entra. Me pongo a la defensiva cuando le sonríe a Luz y de repente los celos me invaden.

—No sabía que estabas jugando con mi gatita favorita. No me gusta compartir, amigo.

¿Favorita? ¿O sea que la ha violado más de una vez?

—Vino a traerme un aperitivo, no es para tanto.

—¿Un aperitivo?—camina hasta sentarse a su lado y yo me enojo—Espero que no lo complazcas como me complaces a mi, pequeña Luz.

—No... señor.

—Me alegro —me mira y me sonríe—Ya que ya te ha dado el aperitivo, ya se puede marchar. Tengo cosas que hablar contigo sobre la entrega de merca que haremos hoy.

—Claro. Luz, te puedes marchar.

—Si señor.

Cierro los ojos cuando Bratt le tira una nalgada y ella tiene que salir corriendo.

—Muy hermosa esa mujer ¿verdad?—no contesto—Deberías de escuchar sus gemidos. Es tan inexperta que hasta da ternura.

—Bratt, deberías de dejar de abusar de ella.

—¿Yo abusar? Yo no abuso.

—Claro que si. Ella ha pasado por mucho y que la toquen sin su autorización es...

—¿Desde cuando hablo con un santo? Que no se te olvide que tú has hecho también cosas peores.

—Pero Luz ya es como una amiga.

—Ah, ya entiendo —ay no—La quieres para ti ¿no?

—Bratt...

—No, no, la verdad no me gusta compartir pero tú eres mi mejor amigo y si quieres te la puedo prestar.

Tú, Yo y El Mal Where stories live. Discover now