Prologo.

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Nueva Orleans, 1820.

Observó su reflejo. Desde hacía días había notado que su cabello se había vuelto un tanto más oscuro; ya no era de ese rubio platinado brillante, como los rayos del sol. Sus ojos tampoco eran los mismos.

Desde hacía un largo tiempo, Thalía, se había dado cuenta lo mucho que había cambiado y no solo en su aspecto físico. Su mentalidad, su carácter y su formas de reaccionar eran otras. Habían transcurrido casi 330 años desde que ella decidió dejar Inglaterra y, por lo tanto, a Klaus.

-¿Estás lista?-el rostro de Ethan se proyectó en el espejo. Thalía asintió, alisándose el vestido. Atravesó la habitación con pasos cortos y se aferró al brazo de su hermano.-El gobernador no ha parado de preguntar por ti.-comentó el joven, saliendo de la estancia. Ella sonrió levemente.

El gobernador era un hombre de prominente estómago, nariz aguileña, tupidas cejas blancas y rala cabellera. Los visitantes sabía que era un hombre de dar fiestas solo por el gusto de agasajar a sus invitado y en esta ocasión, se había ofrecido a darles hospedaje a los hermanos Ivannova. Thalía se había sentido un tanto intimida antes las constantes miradas que le lanzaba su anfitrión.

Ethan condujo a su hermana hacia la escalera. Desde la sala principal se escuchaba música, risas y un continuo murmullo con diferentes tonos de voz. Thalía se aferró al brazo de su acompañante en cuanto comenzaron a bajar.

-¿No sientes algo denso el aire?-preguntó la joven, irguiendo la espalda y tirando los hombros hacia atrás. Ethan olfateó disimuladamente y luego suspiró.

-Huele a...-las aletas de su nariz volvieron a aletear.-...sangre.-

-Hay algo más.-acotó Thalía.

-Vampiros.-Aidan se acercó a su hermanos. Vestía pulcramente, mientras su cabello parecía como si nunca hubiera estado en contacto con un peine.-Originales.-

-¿Están aquí?-preguntó Ethan.-Pensé que seguirían en Inglaterra.-

-Al parecer algo los hizo venir a los territorios norteamericanos.-conjeturó su gemelo.-En la sala principal vi a Rebekah. La pobre tiene mala cara.-

-¿Él está aquí?-interrogó Thalía, tragando saliva.

-Sí está su hermana, lo más probable que sí.-aclaró Ethan, mirando a un punto fijo. Una arruga se le formó en el entrecejo.-Nunca van solos.

-Lástima que tenemos un importantísimo negocio en manos, sino ya podríamos estar tomando el próximo galeón y regresar a Francia.-

-Podríamos adelantar los trámites e irnos en dos o tres días.-asintió el mayor.

-¿Qué haremos ahora?-preguntó Thalía, tensando la mandíbula. Las manos comenzaron a sudarle. Él estaba en la misma casa que ella. Después de casi 330 años, volvían a coincidir en un mismo lugar.

-Complaceremos al gobernador, nos codearemos con sus pares, cerraremos tratos y trataremos de finalizar la noche lo más pronto posible, ¿entendido?-los dos menores asintieron.-Bien.-Ethan se acomodó la chaquetilla con bordados en hilos dorados y se peinó el cabello con la punta de los dedos.-Como dice Ingrid; sonrían y finjan estar contentos.-Aidan se colocó al otro lado de su hermana, entrelazando su brazo con el de ella. Una vez que los tres estuvieron sujetos, se dirigieron a la fiesta.

Al adentrarse a la sala principal, Thalía se dio cuenta que el ritmo de la música era lento casi funesto. Los invitados tenían caras largas, la mayoría estaban vestidos de negro y no había alegría. Había un rigidez en el aire.

Things We Lost In The Fire 🔥 (LIBROS 3&4 - TO) ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora