14: Zemo

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—¡No, por favor!—el grito de Charles se hizo sonar en toda la celda mientras se pegaba por completo a la pared cerrando los ojos que dejaban caer las lágrimas gruesas por sus mejillas—¡Por favor, déjenme!

Uno de los hombres le soltó una bofetada antes de dejar que las arrugas de una sonrisa se hicieran paso en su rostro, al tiempo que se lamía los labios.

—Nadie va a salvarte aquí.

El segundo hombre que miraba todo desde una de las esquinas, dejó caer su saco antes de llevar sus manos hasta su cinturón, el cual quitó rápidamente para que sus dedos bajaran hasta el cierro de su pantalón, dejando caer la prenda.

Charles sentía que su corazón iba a salirse de su pecho, sus manos y piernas temblaba completamente, pero por más que intentaba controlar sus mentes para que le dejaran en paz, no podía, era como si hubiera perdido sus poderes.

—No les he hecho nada—su voz era apenas un murmullo suave y suplicante.

—Pero seguramente tu y tu boquita nos van a hacer ver las estrellas—el primer hombre le tomó del los brazos antes de arrastrarlo hasta la colchoneta y arrancarle violentamente la bata blanca que le cubría, observando el pecho desnudo del pequeño Charles que trataba de cubrirse.

—¿Qué se supone que están haciendo?—la voz de Helmut Zemo interrumpió lo que ambos hombres estaban a punto de hacer—Dejen al niño en paz—tomó del brazo al hombre que tenía los pantalones abajo antes de sacarlo de la celda—Vamos, ¿Qué estás esperando?—fue por el hombre más gordo tomándolo del cuello para ponerlo de rodillas—Vístete—ordenó a Charles mientras lanzaba al segundo hombre haciendo que este se pegase en a barbilla.

—¡No sabes con quien te estás metiendo!—ambos hombres a pesar de su visible enojo, no hacían nada para moverse y enfrentarle.

—Sigo órdenes.

—Pero Trask...—antes de que pudieran decir algo, Zemo les cerró la puerta en el rostro.

Charles estaba temblando cuando se colocó la bata.

—¿Estás bien?

Él negó mientras limpiaba sus lágrimas del rostro, su cuerpo por inercia se había acercado hasta la esquina de la habitación.

—No voy a hacerte nada.

—Eso mismo dijeron esos hombres—replicó sin mirarle a los ojos.

Zemo se quitó su chaqueta para lanzarla a Charles y darle más seguridad.

—¿Sabes por qué te hicieron esto?

—Porque no quiero abrir la gema, pero ¡Juro que lo estoy intentando! Quiero hablar con ella, de eso depende mi vida y la de Raven—las lágrimas se acumularon de nuevo en aquellos ojos azules—¡Quiero hacer lo que me dices! pero la gema no quiere ¡No soy yo!, juro que no soy yo quien lo impide.

—Hay un pañuelo en mi chaqueta—le indicó el bolsillo en el cual estaba y el pequeño limpió con ello el rostro que tenía varias manchas de polvo producto de que no le habían permitido bañarse desde hacia dos semanas, las mismas que llevaba encerrado.

El silencio que siguió, hizo que Zemo se sintiera incómodo. No le agradaba ver a un niño en esa situación, no le deseaba ese mal a nadie.

—¿Tienes hambre?—Charles asintió aún sin estar muy seguro de las intenciones de aquel hombre de rostro duro y reacio—Bien, sígueme. Vamos a comer algo.

—Pero esos hombres siguen fuera.

—¿Quieres que te cargue?

—No.

Reinicio de amor //CherikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora