TPD|trece

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Mi vida podía ser resumida en pocas palabras que daba pena, hasta el momento, disfrutar no formaba parte del repertorio rutinario que mis padres habían impuesto con dureza, sobre todo mi padre. Así que, cuando esa extraña sensación apareció por todo mi cuerpo, me sentí hirviendo. Acalorada y pérdida. Las cosquillas y el calor de su tacto me estaban acelerando la respiración y provocando que mis sentidos tomarán unas vacaciones en la nebulosa que estaban creando nuestros cuerpos. Los movimientos lentos y cautivadores ponían a mis nervios en un hilo delgado que me aventaba a la locura. Sosteniendo con fuerza la tela de su camisa, intento atrapar con seguridad la poca cordura.

—Concéntrate en mí—logrando que nuestras miradas queden atrapadas, toma lo último del vaso para ponerlo en manos de alguien que iba pasando. Era realmente fascinante verlo en un lugar donde parece fluir, dejándose llevar sin pensar en nada ni en sus acciones escandalosas. Todo lo contrario al enorme salón de reunión donde la rigidez de su cuerpo y el disgusto en sus facciones se mostraban como una pintura con colores fosforescentes.

—Lo hago.

No mentía. Por más que intentara pensar en lo que sucederá si dejo que las cosas avancen, mi imaginación y mente terminan por volverse nada al sentir el cuerpo musculoso que tiene posesión de la parte trasera de mi delgada figura.

—Buena niña—apremiando mi verdad, besa mi mejilla.

Cosas tan simples como aquellas son las causantes de mi consumo, del estado deplorable de mis decisiones y sentimientos. Estaba consciente de él, de la forma en la que estaba intentando sumergirme en su mundo, prometiendo y haciéndome anhelar cosas imposibles. Hace tan solo unas horas juraba que había aplastado cualquier posibilidad, arruinando lo único que parecía vestirse de bueno. Confiar de Jungkook no es una posibilidad, huir de él tampoco parecía ser el camino bueno, porque sea lo que quiera de mí, me seguirá tentando para dárselo.

Jeon Jungkook no era cualquiera persona y eso me lo dejó bastante claro Byun. Pese a mí intento de escabullirme de los problemas, me encontré con otro mucho más enorme que podía fundirse con los otros mucho más pequeños y así crear un caos. Preguntarme inútilmente en quién debería confiar mis miedos solo dejaban un rastro de dolores profundos, en la vida que me habían otorgado no había una elección, no había algo llamado bueno para mí.

Suspiro cuando por fin sus dedos largos y algo delgados empiezan a tantear, con una timidez fingida, sobre la tela suave de mi vestido, mientras sus labios se encargan de acariciar el lóbulo de mi oreja derecha, provocando un temblor por mi cuerpo y una descarga que tiene a mi piel erizada. Sabía que quería jugar, hacerme perder la razón para que por fin sucediera lo que siempre tuvo que suceder sin limitaciones. Jungkook era la clase de problema que siempre quise evitar para no caer en tentación, pese a eso, ahora me encontraba aquí, restregandome con su cuerpo y pidiendo, en un silencio tentador, que sus manos dejen de explorar para empezar a tomar lo que pasivamente le estoy entregando.

—No soy cooperador de las trampas, Saebi—exhala para después besar la parte trasera de mi cuello, tomando una profunda respiración, y tal vez midiendo sus palabras, vuelve hablar:—, Jimin fue un mal jugador que uso a su papá. Pude hacer lo mismo, poner la misma carta sobre la mesa y dejar al azar la elección de tu padre. Ambos sabemos a quién hubiera elegido y aquello tendría una historia demasiado tentadora—subiendo sus manos, las deja reposar en una pesada caricia sobre mi vientre—, pero me elegí por encima de ti y le di el espacio que me correspondía a Jimin.

La crudeza de sus palabras me dejan sin habla y sin algo coherente que pueda rescatar. Pronunciando de esa manera las palabras parecía renuente a dejar que mi imaginación vuele a rumbos lejanos. Dándome la vuelta, me mira con intensidad y vehemencia, antes de tomar posesión de mis labios, chupando y mordiendo. Mis dudas querían que lo detuviera y exigiera una explicación que calmaran el pequeño dolor que se formó en mi pecho, pero la suavidad y humedad que me facilitaba su boca me dejó en un estado deplorable.

—Me gustas, demasiado—confiesa en un tono que resulta abrumador, en un hilo que podría asegurar que mi mente me traicionó e inventó lo que tanto quería escuchar—, pero hay situaciones en las que no queremos caer de nuevo. No sé lo que creas que soy y quién soy, pero no creas que la vida que llevas me resulta ajena. Viví mi propio infierno Saebi.

—No entiendo.

—No necesitas hacerlo, häschen—besando continuamente mis labios, me invita a movernos a la par de la música —, estoy seguro que en cualquier momento volverás a decidir, y sé que no seré el elegido.

Que tuviera aquello por seguro me da entender que lo que sucedió hace unas horas no se disolvió del todo. Que mis palabras dejaron una huella que muy difícilmente ambos podríamos borrar. Decirle que mi decisión fue empujada por el miedo no es algo que pueda deslizarse por mis labios, porque con ello, el confesar que mi padre tiene maneras de hacerme callar se quedarían expuestas sin vergüenza.

Subiendo mis manos, primero por su pecho y después por su cuello, dejo que mis dedos se escurran por las hebras cortas de su nuca. Algo que no dejaba de sorprenderme era la suavidad del cabello de Jungkook, al igual que lo fascinante que resultaban sus tatuajes.

Lo veo cerrar sus ojos ante mis caricias, disfrutando la manera en que paso mis cortas uñas y dejo caricias tímidas. Apreciando esos instantes, donde las luces de colores parecen iluminar su cuerpo entero dándole una divinidad que te dejan sin palabras, y donde la pequeña sonrisa que forma sus labios rosados, ahora con rastros de labial rojo, transforma su rostro en una bonita pintura que quieres apreciar toda la vida.

Sintiendo una opresión en mi garganta, dejo besos sobre su barbilla y parte de su mandíbula, sintiendo bajo mis labios la piel suave. Empiezo de forma cohibida y con roces sutiles, esperando tal vez una negativa que no llega.

—Lo serás—titubeo, y tan pronto como aquella esperanza salé, la tensión en su cuerpo se siente bajo mis caricias. Dejo salir un suspiro tembloroso antes de poner mis manos sobre ambos lados de su cara, obligándolo a mirarme. No sé cómo lucía en esos instantes, ni qué encontró en mi rostro, pero la firmeza del significado de mis palabras lo hacen tomar una respiración profunda para después apropiarse de mi rostro y acércalo al suyo para tomar con astucia y avaricia mis labios hinchados. Volviéndose descuidado y feroz, uno de sus brazos rodea arriba de mi cadera para acercarme con fuerza y sin delicadeza contra su cuerpo.

Me gustaba. Empezaba a comprender el significado de la posesión y recelo, entendí algo como los celos, no podía imaginar los labios de Jungkook sobre otros que no fueran los míos, y el solo imaginarlo me hacía querer vomitar del enojo. Furiosa con una idea descabellada, muevo mis propias caderas contra las suyas, sintiendo la dureza que presiona contra la tela cara de sus pantalones. Me escucho gemir contra sus labios y soltar algo que podría escandalizarme al día siguiente, pero aquello no me impidió de mover con más seguridad mi mano por tu torso hasta llegar al borde de su cinturón.

—Ich werde dafür sorgen, dass Sie sich daran halten, häschen¹—separándose y dándome una tregua de su boca húmeda, acaricia con la punta de su nariz mi mejilla—, vamos a mi casa.

Sintiendo todas las emociones agobiantes adueñandose de mi cuerpo, asiento con lentitud. Tomando mi mano, nos saca del tumulto de cuerpos sudorosos. Acercándonos nuevamente a la barra, pide una bebida de color rosa para después ofrecermela. Sea lo que suceda después de está noche, sabía que iba arrepentirme, pero estaba exhausta de reprimirme y fingir no querer probar. Agarro el pequeño vaso para después inclinarlo sin dudar sobre mi boca, el dulce y el picor del alcohol me hace fruncir el ceño.

Riéndose, niega con diversión:—Es hora de irnos, vamos a divertirnos.

...

¹ Me aseguraré de que lo hagas, conejito.
Cualquier error no duden en decirme ♥️
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Ig: yahshesuni

TPD. Tocada por Dios | J.JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora