𝓒 de Cacao

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Era miércoles en la tarde y las chicas querían preparar una merienda para compartir con el resto de la clase, como algo especial después de tanto esfuerzo. Pero sus planes se vinieron abajo al darse cuenta que la mayoría estarían ocupadas durante todo el día. Para no postergarlo, Jirō le pidio ayuda a los chicos, sabiendo que Deku estaba libre. Fue simple, un mensaje lo puede cambiar todo ( Bakugo: Ni creas que voy a colaborar, extra. Izuku: ¡Yo me ofrezco! Bakugo: Maldición, no hay nada mejor que hacer en estos putos dormitorios. Iré, pero no te creas. Todoroki: Ayudaré. Kirishima: ¡ES GENIAL! Voy también. ).

Su idea no era dejarlos completamente solos ( menos en la cocina, quien sabe en que estado quedaría ). No pensó que realmente todos tenían cosas que hacer justo ese día, pero al menos se produciría algún avance. De todas formas, KiriTodoBakuDeku no eran los únicos allí; otros chicos como Denki, Sero y Tokoyami también estaban presentes, pero no tenían intenciones de cocinar ni pisar el área de la cocina. Solo estaban a un par de metros en la sala de estar, pero eso la tranquilizaba un poco a Kyōka. Se retiro temprano y dejó toda la explicación sobre cómo no cagarla haciendo un postre en 10 simples pasos a Ochako.

— ¡Nos vemos! —Se despidió de Kaminari y Hanta, que estaban en el sillón mirando el celu y respondieron el saludo de la pelivioleta con un gruñido.

Ellos no se coparon con la idea, pensó mientras salía disparada hacia la parada de tren, pero para otros *ACLARAMIENTO DE GARGANTA MENTAL* el que Izuku vaya a cocinar con un delantal de ama de casa los inspira a ayudarnos.

Al final, las instrucciones dadas por Uraraka no bastaron, ya que los 4 tenían 0 experiencia cocinando repostería. Las probabilidades eran que saliera o muy picante, o muy duro, o muy empalagoso, o quemado en el exterior y crudo en el interior.

— Ngh —Deku estaba teniendo problemas en alcanzar el recipiente hondo. ¿A quien se le ocurría hacer alacenas tan altas? No quería usar su quirk para alcanzarlo porque temía excederse y destrozar algo, y no quería usar una silla porque se vería ridículo. Esos arquitectos tendrían una charla con él.

— Midobro —. Eijiro se le acercó animadamente, con su sonrisa usual. Su cara no podía evitar reflejar toda la ternura que la escena le causaba, pero se limito a decir "qué masculino".— Veo que eso te esta dando problemas, ten. —Moviéndose aun mas cerca para bajar el recipiente, se lo tendió al peliverde.

Midoriya se quedó en blanco por un segundo debido a la proximidad de sus cuerpos, pero inmediatamente reaccionó con su habitual actitud ansiosa y dulce.

— O-oh, muchas gracias, Kirishima-kun! No te habrías molesta-do —. Sus mejillas se tiñeron de rosa.

— ¡No es molestia! —Los cachetes del pelirrojo combinaban con los del más bajito. Le mostró el pulgar intentando hacerlo relajarlo y ambos terminaron riéndose.- ¿Necesitas ayuda en algo más?

— Pues... La verdad no sé bien cómo hacer esto. —La expresión avergonzada de Midoriya le dió a entender que no podía completar la tarea de romper o batir los huevos solo.

— ¡Es fácil! Mirá, te muestro. —Tomó ágilmente ambas manos de Izuku y colocó las suyas encima, guiándolas para que tomen un huevo y lo partan sobre el recipiente hondo, tomen una cuchara grande y lo batan hasta que solo quedé un líquido naranja. Manejaba las delicadas manos del pecoso mientras se mantenía detrás suyo, como en un abrazo pero sin el abrazo. No podía ver la expresión del menor, y no podía hablar por ambos, pero sentía que la temperatura subía. Los huevos ya estaban batidos, Kirishima ya había cumplido su función de Ratatouille, y se apartó de la espalda de Midoriya, que para ese punto ya era un lío de colores en el rostro.

Cartas de conocidosWhere stories live. Discover now