06|LIBROS

39 11 4
                                    

—Quiere comerme a mí, creí que era obvio —comenta la rubia teñida, con cierto toque de diversión en su voz. Lo cual hace que me hierva la sangre de lo molesta que estoy.

  Y yo que pensaba que en este día no ocurría nada malo, pero por lo visto me equivoqué.

  Guau, parece que equivocarme es lo que se me da bien últimamente.

—Cállate, Melissa —ordena mi novio.

  Novio.

  Já. Estoy dudando de eso ahora mismo, viéndolo con esta chica...

  Ash, ¿por qué todo tiene que ser tan difícil?

   La respuesta llega a mí de inmediato: nada en esta vida es fácil. O lo aprendes, o la vida te destruye. Así de simple.

  Pensé que las cosas entre Carl y yo estaban bien, pero lo que ven mis ojos me demuestran lo contrario.  Hablé con él, y le expliqué que Lucas es solo mi vecino. No entiendo por qué está con esta chica; si es para darme celos, no lo está logrando. Solo hace que me sienta furiosa por querer verme la cara de estúpida.

  Al parecer la historia se está repitiendo y ya no es Luca el protagonista; esta vez lo es Carl. Los dos me vieron cara de estúpida, por lo visto.

  Y cuando creí que después de la muestra de descaro de la chica ya nada podría sorprenderme, Lucas habla dejándonos a todos asombrados. En especial a Melissa.

—Quiere comerte porque pareces la copia barata de su novia. No porque seas su primera opción.

  La cara de Melissa no tiene precio. Es todo un poema. Su mandíbula se desencaja, abre muchísimo los ojos debido al asombro producto de las palabras de Lucas.

  Intento no perder mi cara de enfado, pero la expresión de esa rubia teñida me lo hace imposible, así que, sin poder reprimirlo ni un minuto más, estallo en carcajadas. Trato de controlarme ya que las personas me están viendo un poco raro, pero no puedo parar.

  No sé qué me causa más gracia, si la expresión de Melissa o la de Carl. Se nota que está furioso.

—No te metas en esto, Lucas —sisea mi novio, señalando a mi vecino con gesto amenazante.

  Decido intervenir porque los conozco a ambos.

—Olvida a Lucas —Cruzo mis brazos de nuevo bajo mi pecho, retomando la seriedad que necesito para seguir con está discusión—. Ya te expliqué qué hago aquí, y claramente mis intenciones no son nada fuera de lugar como las tuyas, ¿me explicas, amor?

  La expresión de Carl sigue igual, furiosa, por sus ojos cruza otra emoción fugazmente que no logro reconocer. Se pasa la mano por la cara tratando de calmarse.

—No lo sé, Mia. Supongo que por diversión —Suelta de pronto, y me mira a los ojos fijamente—. Yo también quise divertirme.

  ¿Qué? ¿Escuché bien? Sí, y esta es la gota que derramó el vaso.

Malédiction, Carl! —Y exploto, cayendo en un espiral de furia y dolor... todo al mismo tiempo—. Mon Dieu, stupide. Merde!

  La tal Melissa me mira boquiabierta sin entender lo que digo, o eso parece.

  Mis insultos hacia Carl parecen no tener fin. Él me regala una sonrisa de medio lado, pero es una sonrisa débil, dolida. Parece dolido.

  ¿Dolido? ¿Por qué, por querer engañarme?

» Tu es un idiot! No puedo creerlo. Eres un cínico Carl. ¡Por Dios! Me largo de aquí, vámonos Lucas.

  Lucas me obedece, y espera que me posicione delante de él para poder marcharnos. Pero el idiota de Carl me retiene con su mano en mi codo.

El chico de al ladoWhere stories live. Discover now