7 Días de Tails y Cream

Relato Bonus: Legado

Es increíble cómo pasa el tiempo, es lo que piensa un zorro ya adulto mientras sujeta con fuerza la mano de su esposa. Parece haber sido ayer, cuando este zorro creía que no tenía a nada ni a nadie, vagando solo y rechazado por todos. Quién hubiera pensado que su vida cambiaría para bien con la llegada de un "héroe" a su vida, el cual sería lo más parecido a una familia que tendría... Hasta ahora. La mano que le extendieron en el pasado, ahora es él quien la extiende, ya que la persona que jamás había sentido el calor de una familia, muy pronto se convertiría en padre.

Nuestro protagonista en ese momento piensa en muchas cosas, su reacción al volver a casa y escuchar a su mujer decir que estaban esperando un bebé, el abrazo y las lágrimas de alegría que él le dio a ella por la noticia y los meses en los cuales cuidaba a su mujer como el tesoro más valioso del mundo. En ese momento y acompañado por los gritos de su mujer, el zorro comienza a sentir muchas cosas, entre ellas miedo ¿Le pasaría algo malo a su mujer? ¿Su bebé tendría una complicación en el parto? Pero la más fuerte para él era si sería capaz de dar lo mejor o incluso más de sí para darle a esa pequeña creatura un lugar al cual llamar hogar, miedos de un padre primerizo. Pero el miedo debía ser suprimido de si, ahora mismo debía ser el fuerte y estar ahí para su mujer, cuando más lo necesitaba.

—Vamos cariño, sé que puedes, estoy contigo, no me iré a ninguna parte. — Sujetaba con fuerza la mano de su mujer, ella seguía en trabajo de parto, los gritos aumentaban y la tensión se sentía en su cara. El doctor poco a poco iba ayudando a que esta nueva vida vea la luz.

El silencio reinó por unos minutos, para ser roto por el sonido de un llanto, un pequeño y débil llanto que poco a poco se haría más fuerte. El doctor envolvió en una manta al bebé y se lo entregó a su madre, la cual estaba jadeando por el esfuerzo.

—Felicidades, es una niña muy saludable señora Prower. — Dijo el doctor.

La madre no puede creer que ella había traído al mundo a un ser tan hermoso y puro. La pequeña bebé abre su boquita lanzando un pequeño bostezo, para luego abrir poco a poco sus ojitos. Ella voltea a ver a su marido, el cual no puede evitar llorar de felicidad. —Tails... somos padres. —

Tails se acerca a su mujer, abrazándola con su brazo tras su espalda y dándole un beso. —Cream, cariño, lo lograste... lo logramos. — Con lágrimas en los ojos, ambos se dan un tierno beso en los labios, cosa que la pequeña bebé mira con curiosidad. —No creas que me olvide de ti...— Acaricia su pequeña y frágil cabecita. —Es muy hermoso, tal como tú cariño, tiene tu sonrisa. —

Cream acaricia suavemente la mejilla del bebé. —Pero los ojos los heredó de ti, azules e intensos, con una mirada que te llega al corazón. — Cream mueve un poco la manta de la bebé y de ella se desprenden dos colitas peluditas pequeñas. —Y no solo los ojos heredó de ti. — Risita.

La pequeña no entiende lo que dicen sus padres, pero al verlos a ambos felices, ella sonríe y extiende sus manitas hacia su padre mientras hace ruiditos inentendibles.

—Mira Tails, te está saludando. Creo que quiere que la cargues. — Cream le entrega lentamente al bebé en brazos de su marido. Tails la acuna en sus brazos mientras esta mueve su naricita tiernamente.

—Todavía no puedo creer que ya sea papá. Solo espero hacer lo mejor para que crezcas sana y fuerte. — Tails le extiende la mano, la cual la pequeña responde tomando uno de los dedos de su papá. Tails podía sentir la pequeña manita de ella en comparación a la suya. —Ya no soy un niño, ahora soy un adulto. — Murmuraba para sí mismo y luego veía a su mujer. — ¿Cómo la llamaremos?—

—Pensaba en llamarla Taffy, porque pienso que es lo más dulce que ha entrado a nuestras vidas Tails, además de que comparten la T en tu nombre y el de ella. — Tails se acerca a Cream y ambos cargan al bebé en la cama. La pequeña saca su cabecita de la sábana, mostrando dos enormes orejitas peludas similares a las de su mamá. —Taffy... bienvenida a la familia. —