Relato 5: La Guardería de Cream

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—Él no es una mascota, es un compañero...— Palabras que dice una joven al abrazar a un pequeño chao celeste con corbata roja. Los chao son creaturas simples y dóciles, aprenden de la gente que los cuida y cómo los cuiden define mucho su personalidad o sus rasgos... Pero que quede claro, ellos no son mascotas ni tampoco juguetes. Los chao sienten, sufren si los tratan mal o los lastiman y son muy inteligentes, recuerdan y hasta pueden guardar rencor, son más parecidos a hijos, al menos así lo percibía Cream. Por esa razón y viendo que la adopción de chaos ha sido bastante prolífera estos años, la joven coneja decidió fundar su propia guardería, para cuidar a los chao cuyos dueños estuviesen muy ocupados para ellos y no pudieran permitirse dejarlos en cualquier jardín de chaos.

Ahí estaba ella, con su delantal de flores, en su gran patio cercado para mayor seguridad y provista de árboles de frutas, lagos artificiales y juegos suficientes como para cuidar a sus pequeños mimados como ella los define.

—Sean bienvenidos, esta es la guardería de Cream, le prometemos que cuidaremos muy bien de su pequeña bendición. — La atención que daba ella era cálida, con una voz dulce y una presencia que mostraba amor y ternura.

Pese a todo, ella no consideraba esto como un negocio. La mayoría de chaos que cuidaban eran de sus amigos y conocidos más cercanos. De todas formas muchos de ellos le retribuían el favor de cuidar a sus pequeños, sobretodo porque estos últimos se ponían ansiosos de volver a la guardería. Algunas de las caras más habituales en su guardería eran Speedy, chao azul y amarillo de Sonic, que, al igual que su dueño, sus características en velocidad y resistencia eran notables para su corta edad.

—Pórtate bien con Cream Speedy, no ganes una carrera sin que esté aquí para grabarla. — Sonic abrazaba a su chao por un momento, para dárselo a Cream y partir hacia sus aventuras.

También estaba Violet, la chao de Amy de color violeta con manchas rojas, la cual tenía interés por cierto chaos corredor, ya que no tardó nada en saltar de los brazos de su dueña para perseguir al pobre Speedy. —Mi niña me llena de orgullo. — Se limpia una lágrima. —Volveré a las 6 Cream, llama si pasa algo. — Amy se retira.

Seguido de eso venía otro habitual, Bongo, el chao de Big de color café el cual era un buen nadador gracias a las técnicas de Froggy, la rana amiga del robusto gato. —Se bueno Bongo, Big irá a pescar. Te quiero mucho. — Le da un tierno abrazo y se retira silbando y llevando en su hombro su caña de pescar.

Llegaban otros chaos como Diamond, la de Rouge, que aparte de que era una buena voladora, también le gustaba mucho la atención de los demás por su piel blanca y brillosa. Tusk, el chao de Knuckles de color verde, que le gustaba escarbar en tierra gracias a unas pequeñas uñas de metal que les había regalado su "papito". Y, como viniendo solito por la puerta de entrada llegaba Eclipse, un chaos amarillo y negro proveniente de un erizo un tanto "reservado". Pese a que pareciera a simple vista que Eclipse era un chao rechazado o menospreciado por su dueño, lo cierto es que Cream piensa todo lo contrario. Eclipse era un chao repleto de amor, buenos cuidados y hasta podría decir que un tanto sobre mimado, aunque entiende por qué su dueño desaparece rápidamente de ahí.

—Bueno niños, ya que sus papis se fueron, comencemos con los juegos. — Cream llama a alguien. —Cheese, llegaron tus amigos. —

Cheese aparece y se presenta a los demás chao. Diamond es la primera en acercársele a él, quizás de una forma muy coqueta, cosa que no le gusta para nada a Tusk. Speedy y Eclipse están a su rollo, pareciendo que discuten para luego correr por ahí como si fuera una carrera y Bongo está a lo suyo rodando en el pasto. Cream no puede creer lo mucho que ha cambiado esto desde que creó la guardería. Al principio Cheese estaba un tanto celoso de que Cream pasara más tiempo con otros chaos, hasta que poco a poco este formó parte del grupo y la que comenzó a sentir un poco de celos fue Cream. Ella no solo se sentía feliz de que podía cuidar a los chaos de sus amigos, sino también de que Cheese hiciera amigos, el esfuerzo valía la pena.

7 Días de Tails y CreamWhere stories live. Discover now