Relato 7: Dibújame una Sonrisa

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Un barco aparece surcando los mares, llevando consigo a varios pasajeros. Una de ellas se encontraba en ese momento con un cuaderno, dibujando una isla al horizonte usando solo un lápiz. La artista marcaba cada detalle de la isla, desde las montañas, pasando por sus bosques, hasta sus costas. En eso aparece una morsa antropomórfica con traje de marinero. —Señorita, llegaremos a Bygone Island en unas cuantas horas...— La joven solo lo ve y asiente mostrando una grata sonrisa. —Perdone mi atrevimiento pero... ¿Por qué se dirige a esa isla? No solemos embarcar ahí muy a menudo debido a la cantidad de cosas raras que ocurren por allí. —

— ¿Qué tipo de cosas raras? — Pregunta la chica un tanto curiosa dando más detalles a su dibujo. En eso, tres figuras pequeñas y voladoras se acercan a la joven.

—Bueno, se dice mucho de que en esa isla hay un loco doctor que habla de conquistarla o conquistar al mundo o que se yo, con varias máquinas e inventos raros. También se habla de unos héroes un tanto... excéntricos. El único nombre que recuerdo es un tal Sonic... Fuera de eso sé que uno de sus integrantes es un paciente mental desquiciado y otro se ha llegado a comer una esmeralda del tamaño de una nevera... Son rumores, pero entre las pocas personas que han ido a ese lugar, cada vez me los creo más. ¿Por qué una señorita tan bonita y dulce como usted iría a ese lugar? —

La joven deja el cuaderno en su bolso y se coloca sobre una barandilla. —Digamos que me encanta lo excéntrico. Es muy... inspirador. —

En la isla, un grupo de héroes estaba acorralando a un sujeto calvo y con bigote frondoso montado en una especie de aeronave. —No crean que me han ganado esta. Tienen suerte de ser cinco... espera ¿Cuatro? ¿Quién falta? — Dice el doctor asombrado.

—Cuatro son más que suficiente para darte una patada en tus tocayos doctor. — Decía un erizo azul con largas piernas y un pañuelo café en su cuello.

—Sí, pero cinco es un número más grande... ¿Y si fuéramos 6? Oh espera... Pero si Eggman tuviera la misma cantidad que nosotros... ¿Seríamos suficiente?— Decía un equidna rojo con evidentemente poca materia gris, pero al ver sus enormes músculos y su imponente tamaño, el cerebro era lo de menos.

—Los números no existen, son un constructo social, como la moda, los teléfonos inteligentes, el día jueves y la Navidad. No importa que seamos 7, 100 o un millón y tres cuartos... Al final los altos líderes presionaran un botón y... Zap, los aliens entrarán a la Tierra y nos convertirán en sus mascotas. — Decía una tejón café con una voz muy aguda y gritona, la mirada perdida y un sensación de ansiedad digna de una persona adicta a la cafeína.

Una eriza rosa suspira pesadamente. — ¿Tenemos que pasar por esto... cada martes?— La eriza saca un martillo y de un solo golpe manda la aeronave y su dueño muy lejos. — ¿No se cansan de las mismas discusiones?— Decía un poco frustrada.

—Amy, tranquila, es la rutina diaria. Si derrotáramos a Eggman de forma profesional, los episodios no durarían ni tres minutos, es parte de nuestro encanto. — Dice Sonic sonriendo y mostrando un brillo en sus dientes.

— ¿Qué es un episodio?— Knuckles mira a Sonic y su sonrisa con intriga. Sonic solo le empuja la cara lejos de él.

—Además hemos hecho esto desde que tenemos memoria ¿Por qué te preocupas ahora?— Decía Sonic.

—Lo siento... — Se frota los ojos con sus dedos. —Es solo que sin Tails aquí, me toca a mí ser la racional. Soy la voz de la razón, pero Tails es quien se lleva la mitad del trabajo a veces, lo que me convierte prácticamente en la niñera de ustedes tres.— Sonic, Knuckles y Sticks solo se le quedan viendo fijamente mientras suena un grillo de fondo. —Olvídenlo. Da igual, no es lo mismo sin Tails, hace un mes que no está con nosotros. —

7 Días de Tails y CreamWhere stories live. Discover now