4. Situaciones extrañas.

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-¿No estarás más cómodo si te remangas un poco las mangas?

-Siempre las llevo así, para que me cubra las manos-digo mirando estas.

-Vale, vas a tener que llevártelo y tomarlo en el camino-dice poniendo el líquido marrón en un termo.

Vamos a su coche, yo con mi café en mano y él con sus gafas de sol, para el poco que hay. Al llegar al plató, es como me lo imaginaba, una discoteca llena de gente y de cámaras, estoy nerviosos y que la gente me mire como si no estuviese en el lugar correcto me pone más nervioso aún.

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El director llega a recibir a Clay, quien le da la mano con amabilidad.

-Buenos días, Clay-dice el señor de pelo blanco y regordete, el director.

-Buenos días-me "escondo" detrás de mi amigo.

-¿Y este muchacho quien es? - pregunta con una sonrisa amable.

-Es mi amigo George, lo he traído porque pensé que le serviría, como faltaba gente para hacer de secundarios.

-Cierto, cierto-me mira, luego nos despedimos, sigo a Clay por todo el plató. Hasta que no me dejan entrar a los sitios, una chica muy amable me indica donde me puedo sentar.

Saco el móvil, no me había dado cuenta de que me había llegado un mensaje de Thomas, en el que me dice "Buenos días".

Le hablo esperando que me entretenga mientras espero, y lo hace, le explico que estoy en el trabajo de un amigo y que me aburro un poco. Al final paso más de tres horas hablando con Thomas, mientras Clay graba, no me han necesitado, cosa que es bueno.

Thomas me llama por teléfono, salgo de la discoteca a la calle y hablo con él.

-¿Hola? - digo poniéndome el móvil en la oreja.

-Hola, George - su voz es tranquila y melódica. - Sólo quería preguntarte si tienes mañana libre.

-Sí, no tengo nada que hacer, ¿por?

-¿Recuerdas el café al que te iba a invitar? Mañana sería un buen día.

-Vale, me parece bien - sonrió inconscientemente.

-¿Quedamos en el Starbucks donde trabajas a las once de la mañana?

-Okay- nos quedamos hablando por teléfono un buen rato hasta que Clay viene a buscarme para irnos a casa.

-¿Te has aburrido mucho?- me pregunta.

-No, he estado hablando con Thomas- respondo con felicidad.

-¿Que te ha contado?

-No mucho la verdad, me ha hablado de sus hermanos pequeños, que tiene uno de mi edad y que dice que no quiere estudiar más...

-Ufff, difícil la situación, ¿no? Y un poco pronto para contarte de su familia.

-Sí, bueno le he intentado dar consejo, pero poco he hecho- me rio.

-¿Seguro quieres tener una cita con él?

-¿Como sabes que tengo una cita con él?- pregunto confuso mientras subimos al coche.

-Es bastante obvio, la verdad.

- A veces me da miedo que me conozcas tanto. No estoy muy seguro, parecía que ninguna de las opciones que le daba le servía, tal vez solo ha sido cosa mía, pero...- me pongo el cinturón, él conduce camino a casa. 

-Hombre, tendría que escucharle, pero según lo que tu dices, yo no iría en una cita con él. 

-Bueno, puedo tener una cita con él para probar y si va bien, pues bien, pero si va mal, no me regañes- me rio. Escuchamos música mientras cantamos a todo pulmón hasta casa. 

Extrañamente la puerta de mi apartamento esta abierta.

-Clay, creo que deberíamos llamar a la policía- digo nervioso.

-Tal vez es la casera o algo...- se adelanta y se asoma a mi departamento. -Pues te han robado los muebles...

-¿Enserio?- entro a mi departamento. Vacío, completamente vacío. Voy al baño y a mi cuarto para comprobar, no hay nada, ni siquiera mi cama, solo tengo la mitad de mi ropa. 

-Por lo menos esta vez no estabas en casa- dice Clay intentando calmarme. 

-¿Y ahora que hago?

-Venir a mi casa porque no tienes ni colchón. 

-Pues sí, me voy a tu casa, pero no sé que hacer, ¿y si entran a robar de nuevo?

-Yo ya te dije que no tengo problema con vivir contigo. 

-Estoy entrando en crisis, han entrado a mi casa dos veces en muy poco tiempo. 

-George, puede que vuelvan a entrar, coge las cosas que no se hayan llevado y te vienes a mi departamento.

-Vale- agarro la ropa que me han dejado y sigo a Clay hacia su casa.- Pues que bien- digo con ironía. Entramos a su casa, voy al cuarto de invitados y dejo la ropa sobre la cama, vuelvo al salón.

-Por lo menos no te pasó nada- dice mientras me siento en el sofá. 

-Sí, pero... - suspiro, miro al techo y decido cambiar de tema - Al final conseguiste que viniese a vivir contigo. 

-Por eso estoy feliz- me mira y yo le miro, se acerca y se sienta a mi lado.- ¿Vas a ir a la cita, entonces?

-No sé, ¿crees que sea mala idea?- pregunto dudoso.

-Bueno, ni idea, yo lo decía para que no te arrepintieses y tal...- le miro, él mira la televisión apagada. 

-Voy a ir, pero si necesito ayuda, te mando un mensaje y me llamas como si fuese muy urgente, ¿vale?

-Okay- nos reímos. -¿Más tranquilo ahora? Deberías llamar a la casera.

-Cierto, voy a llamarla para ver que hacemos - saco mi móvil de mi bolsillo. Llamo a la casera, hablo con ella con calma mientras Clay prepara una ensalada.-Vale, gracias.

-¿Que te ha dicho?- pregunta sentándose y dejando la ensalada sobre la mesilla del salón.

-Que va a poner una alarma, pero si sigo sintiéndome inseguro en la casa, me puedo quedar contigo.

-¿Vas a probar unos días cuando pongan la alarma? 

-Tal vez, no estoy seguro- comenzamos a comer la ensalada. 

-Por cierto, - dice llamando mi atención- ¿Cuándo es tu cita?

-Mañana- Clay tose unas cuantas veces, tapando su boca con su puño como puede.- ¿Estas bien?

-¿Tan pronto? No le conoces tanto- me mira sin creérselo.

-Esta bien, es en el Starbucks donde trabajo, William y Brooke estarán allí. 

-Bueno, bueno, no es peligroso.

Pasamos unas horas hablando sobre cosas diversas, luego nos vamos cada uno a su cuarto, coloco la ropa que no me han robado en el armario. Me quedo dormido en cuanto me tiro en la cama, sin taparme ni ponerme pijama. 

-George, deberías prepararte para tu cita, ya es tarde- noto una mano tocando mi cabeza y revolviendo mi pelo.


Our little trip.Where stories live. Discover now