Capítulo XXI

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—Harry, soy Ginny. Ven al hospital, te necesito... pasa algo con el bebé.

Harry maldijo mil y una vez a su secretaria por no pasarle el mensaje durante la reunión.

Paso por delante del nuevo inversor sin siquiera saludar, tomó su chaqueta y salió a toda prisa.

—¡EY! ¡EY!— Zoe lo alcanzó— ¿A dónde demonios vas?

—¡Al hospital!— buscaba bastante desesperado las llaves del auto.

—¿Hospital? ¿Quién...?

—Ginny.

—Oh dios, no puedo creer que vayas corriendo por ella después de tanto tiempo sin verse...— Harry le dio una significativa mirada— si se estaban viendo. Esa niñata engreída va a escucharme como que me llamo Zoe Marianne Black, voy a golpearla por lo que te hizo.

—No puedes hacerlo.

—¡No la defiendas!

—¡Esta embarazada, y algo está pasando con mi bebé! ¿Puedo irme?— como raras veces pasaba, Zoe se quedo muda. Por fin dio con las malditas llaves y fue camino al auto.

Antes de encender el motor, Zoe se subió al asiento de acompañante.

—Estoy furiosa y decepcionada de que me ocultaras semejante cosa, de que no supieras mantener tu cachorrito en su funda— Harry hizo una mueca, mientras conducía—, de que esa modelito venga a revolver tu cerebro y que vayas a ser padre.

—¿Te molesta que sea padre?

—¿Eres el ombligo de mundo? ¡No! Me molesta que no confiaras en mi, idiota. Estuvimos juntos siempre Harry, mas de lo que cualquiera podría entender, tú y yo lloramos juntos en la tumba de mi padre y no puedo creer que no me dijeras esto.

—Lo sé, y lo siento, pero ahora lo único que tengo en mi cabeza es saber que paso con mi bebé.

—¿Hace cuanto la vez?

—Un mes, mes y medio.

—¿de cuánto esta?— Harry no respondió— ¿Harry?— soltó un largo suspiro.

—casi cinco meses.

—Mierda ¿Cuándo pensaban decirlo? ¿Cuándo el chico fuera a la universidad o sería demasiado pronto?

—¿Crees que vaya a la universidad?

—ESE NO ES EL MALDITO PUNTO.

—Deja de gritarme, yo soy el mayor aquí.

—Te comportas como un puberto, embarazando a una zorrita que destrozo, pisoteo y escupió tu corazón con toda alevosía.

—¿Qué tal si omites esas cosas delante de Ginny?

—¿Por qué habría de hacerlo?

—No lo sé, porque está embarazada y en un hospital quizás.

—Bien, pero cuando la saquen del veterinario, se las verá conmigo.

—¿Veterinario?

—Las perras no van a doctores, Harry.

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Entró en el hospital y se acercó a la ventanilla de administración.

—¡Ay, te vi en una revista!— fue lo primero que se le ocurrió decir a la mujer, de unos treinta más o menos y con un color anaranjado artificial en el pelo.

—Si, después te da su autógrafo, Harry ama hacer eso— ironizó Zoe, siendo fulminada por una mirada ojiverde.

—¿Ginevra Weasley?

—Oh si, llego hace una hora, ¿Quién iba a decir que las modelos también se embarazan? Yo creí que todas agarraban nenes de África.

—Quiero saber su habitación.

—Y yo quiero decir que es mi mejor amiga, pero no todos conseguimos lo que queremos.

—Soy su pareja y ese bebe es mío, ¿me dices en que habitación esta o voy a tener que entrar una por una?— perdió la paciencia.

—Que carácter, en la 43.

Salió camino a la habitación con Zoe pisándole los talones.

—No había estado en un hospital desde que todos murieron— susurró Zoe, mirando las camillas y las enfermeras.

—¿Quieres esperarme en el auto?

—No, esta bien.

Llegaron a la habitación con el numero 43 y pasaron.

—¡Harry!— Ginny estaba prendiéndose la camisa rosada que traía puesta— Pensé que no ibas a venir— hizo un puchero triste.

—¿Cómo no vendría? Estaba en reunión y la secretaria no me quiso pasar el mensaje, ¿Qué paso? ¿Estás bien?

—Si, es que fui a comprarle ropita al bebé, cuando volví estaba cansada y me acosté a dormir una siesta, pero cuando me levante había manchas de sangre en la sabana. Estaba aterrada creí que iba a perder a mi bebé.

Harry la abrazo cuando sus ojos chocolate se aguaron.

—¿Entonces qué paso con la sangre?

—Vine al hospital, el doctor me reviso y me hizo una ecografía, todo esta perfecto. A veces hay pérdidas pero es normal, pero me dijo que venga la próxima semana para seguir viendo.

Harry soltó un suspiro de alivio.

—Perdona por hacerte venir, pero entre en pánico.

—¿Estás loca? ¿Cómo no ibas a contarle?— Ginny dio una mirada confundida a Zoe, como si nunca la hubiese visto en su vida. –Ha pasado tiempo.

—Antes de hablar, creo que es ilegal golpear a una embarazada— previno Ginny.

—No golpearía a mi sobrino, pero después del parto conocerás la ira de Zoe— dio media vuelta y se fue, después de dirigirle una mirada fea.

—Sigue igual de dramática— comentó con un suspiro.

—Si aunque lo de hablar en tercera persona es nuevo.

—Me odia.

—Está enfadada por todo lo que paso, pero no es importante ahora. ¿Ya te sientes bien?

—Si, ya puedo irme, estaba esperando por si venías. Oh sí, ten.

Le tendió el sobre.

—Estoy de 19 semanas exactas.

La ecografía ya mostraba a su bebé perfectamente formadito.

—Lamento no haber llegado a tiempo.

—Tranquilo, aquí está la grabación. Puedes escuchar como late su corazón. Cuando terminamos, estaba chupándose el dedo.

—Es precioso.

—Creo que tiene tu nariz— Harry sonrió y beso a Ginny en la frente— ¿Podemos parar a comprar una malteada?

—¿De fresa con cacao?

— Amo de ti que te acuerdes de todo— Harry la miró fijamente un momento— ¿Qué?

—Nada hacía tiempo que no escuchaba la palabra con A.

—¿amor? Te amo, pensé que estaba claro.

—Yo también.

Le rodeó la cintura y salieron de la habitación. Cuando llegaban a la recepción, Zoe los intercepto.

—Creí que te habías ido.

—Lo habría hecho, si la estúpida calle no estuviese llena de reporteros.

—¿Quién...?— Zoe señaló con la cabeza a la secretaria teñida que hablaba a una grabadora sostenida por un paparazzi.

Y antes de nada más, los flashes los cegaron a través de las puertas de vidrio del hospital. 

Mi destino es ella.Where stories live. Discover now