Thirty-One

2K 126 117
                                    

Abusos sexuales y torturas.

Celeste Black.

Todo se nubla a mi alrededor, las voces parecen lejanas, los demás están riendo en la planta baja, y yo estoy jodidamente borracha en mi habitación. El cristal está roto, la sangre negra brota por el suelo. Enciendo el porro intentado liberarme de aquella sensación de malestar, me quema, algo en mi se está quemado a una velocidad increíble. Y aquellas semanas vuelven a mi mente.

Localización desconocida.
(Hace años)

Estoy atada a una silla, mis cicatrices sangran dejando un charco completamente negro a mis pies. Mi cabello está sucio y enredado. Mi rostro está repleto de hematomas y mi heridas de la espalda se han pegado al fino vestido blanco que llevo puesto. Estoy sentada en una silla en medio de una gran nave. Mis muñecas y tobillos están atados con cadenas a una pequeña silla de madera la cual no puede ser más incómoda.

La puerta de la nave se abre dejando ver a unos cuantos chicos y chicas de Hogwarts. Siento como comienzo a temblar, presa del pánico y la desesperación. Mis heridas suelen a cada paso de aquellos adolescentes y la sangre brota nuevamente de mi espalda.

—La zorra de Black ha despertado— se burla Jennifer —Vamos a divertirnos un rato—

Los crucios no dejan que mi cuerpo descanse. Gritos desgarradores salen de lo más profundo de mi garganta. Y entonces pasa. Los chicos me rompen con furor el fino vestido blanco dejándome totalmente desnuda y expuesta. No. No quiero que me violen. Entró en pánico y comienzo a moverme sin resultado alguno.

—¿Os quedáis u os vais?— le pregunta uno de ellos a las chicas.

Ellas se quedan y comienzan a violarme. Los gritos se incrementan a medida que mi interior se desgarra. Siento como mi mundo va cayendo poco a poco. Mis ojos comienzan a llorar sangre, literariamente. Mi madre ocupa mi mente. No debo ser débil. No debo sucumbir a la tentación de mis demonios.

Ellos se alejan y un cuchillo traza líneas en mis muslos internos.

—Po-porfavor no he echo nada malo— suplico mientras ellos carcajean.

—Eres una sucia asesina, al igual que tú difundo padre. Y ahora pagarás las consecuencias—

Y los que más odio vuelve a pasar, un sangre sucia arremete nuevamente contra mi cortándome la respiracion. Quiero morir.

Intentó cortar mi respiración, quiero que el infierno me abrace, quiero volver de donde provengo. Pero no puedo. Mi cuerpo no quiere morir aunque mi mente lo desea. Lo anhela.

Me desatan dejándome caer en el suelo mojado y comienzan a patearme. Las carcajadas no tardan en aparecer nuevamente. La impotencia y la rabia se meten en mi cuerpo como una droga. La adrenalina corre por mis venas y le agarro el pie a uno de ellos. Lo tiro al suelo y sin pensarlo cojo su cabello y empiezo a darle golpes fuertes contra el frío suelo con pequeñas piedras. Él intenta liberarse pero solo veo rojo. Su sangre me deleita. El notar que su respiración comienza a ralentizarse es un placer nuevo para mi. Sus amigos intentas quitarle de encima mientras las chicas gritan horrorizadas. Y sigo dando golpes. Río como una desquiciada liberando a todos los demonios que dormían en mi interior. Su cabeza está abierta. Su rostro desfigurado. Me levantó y miro a los demás hasta que vuelvo a verlo todo negro.

Soy un mounstro.

Esa frase se repite en mi cabeza continuamente. Pero no me entristece. Estoy feliz. Porque por fin soy quien quiero ser. Él está muerto. El sangre sucia está muerto.

Manipulative (+18) [#1]Where stories live. Discover now