Twelve

4.2K 249 1
                                    

—Madre— susurre casi inaudible.
Ella se acercó a mi, su rostro solo mostraba una expresión, orgullo, su cabello negro caía por sus hombros a la perfección, sus pasos eran elegantes, sus ojos, aquellos preciosos ojos verde esmeralda iguales que los míos, eran tan vacíos, sin sentimientos.
—Tengo que curarte eso— dijo suavemente mientras desplazaba un mechón de mi cabello hasta la parte posterior de mi oreja.
—No hace falta— dije fríamente como ella me enseñó. —Llamare a mis hombres para que se deshagan del cuerpo—
Asintió lentamente mientras sacaba un pañuelo del bolsillo de su chaqueta, lo agarre y presione contra la herida de mi ceja. Saque mi teléfono y marque el número de Adan.
—¿A que se debe tu llamada Black?—
—Lo sabes perfectamente Adan, en el cementerio, trae lo necesario—
—Vale—
Colgué el teléfono y lo volví a guardar en el bolsillo de mi chaqueta de pelo.
—¿Vienes a la mansión?— pregunte suavemente, mi madre asintió y nos fuimos.
Llegamos, fuimos recibidos por los elfos los cuales me curaron y me prepararon un baño.
—Tengo Burbon en la estantería y los elfos podrían traerte un vaso, sírvete y a mi también, no tardo en bajar—
—Claro hija—
Subí las escaleras y llegue a mi habitación, me desnudé lentamente y me metí en la bañera, mis músculos se regalaron al entrar en contacto con el agua caliente, encendí un cigarro y eche mi cabeza dejándola caer sobre el mármol negro que cubría la bañera. Tenía tantos pensamientos recorriendo mi mente, llevaba tanto tiempo sin matar así, pero no me sentía culpable, nunca lo hago, más bien me sentía viva nuevamente, y me encantaba la sensación.
Salí y me coloqué un vestido de seda negro, unas medias y unos tacones negros también, "incendió" susurre apuntando a la ropa con mi varita  y fui a acompañar a mi madre, me senté en el sillón continuo al suyo y nos fundimos en un silencio.
—Estas preciosa— me dijo mientras sus ojos se posaban en mi.
—Bueno, gracias supongo— dije fríamente, mi madre no tenía sentimientos, no podía sentirlos y aunque se esforzaba no podía, ella me enseñó a manipular, ella tranquilizó al mounstro que ahí en mi interior.
—He escuchado que varias chicas de Hogwarts se han suicidado, ¿tienes algo que ver Celeste?—
Solté una risa que después de convirtió en una sonrisa sadica.
—Sabes que si madre— ella sonrió orgullosa y asintió con la cabeza.
—Lamentó no estar contigo—
—No hace falta que te preocupes, ambas sabemos que es falso— mi madre dejó escapar un suspiro, la conocía bien, demasiado diría yo, y no era un ángel más bien era el diablo reencarnado en una mujer.
—El estaría orgulloso Cariño—
Ahora yo fui la que dejó escapar un suspiro.
—Ambas sabemos que no madre, estaría horrorizado— ella negó lentamente con la cabeza y no volvió a hablar, las dos estábamos en silencio mirando a la nada, era lo que le gustaba de mi madre, no hablaba, no me incomodaba, no me atormentaba.
Se levantó suavemente del sillón acto que repetí yo.
—Tengo que volver, espero volver a verte cariño— me dijo dándome un abrazo.
—Eso espero madre— respondí mientras le correspondía. Se alejó no sin antes darme un beso en la frente y desapareció a través de la red Flu.
Fui hasta el despacho de mi padre y me senté en el escritorio, mis nudillos dolían todavía pero nada insoportable, poco después llego Adan, él es uno de los hombres que trabaja para mi, no les pago si no que les doy otra satisfacción, la de matar, asesinamos magos o brujas, desechos para la comunidad mágica.
—Ya está echo— me dijo, asentí con la cabeza y le serví una copa.
—¿Como va la caza?— pregunte.
—Bastante bien, hemos tenido que burlar unas cuantas veces a los aurores pero nada importante—
Levante una ceja y le di un sorbo a mi bebida.
—Mátalos si es necesario, no me importa—
Saque un cigarro y le ofrecí otro a él.
—No queremos correr riesgos, llevamos bastante tiempo tranquilos— me dijo seriamente.
—Lo se Adan, ya sabes lo que hacer si capturan a alguien— el asintió lentamente y seguimos hablando de cosas sin importancia, Adan era mi mano derecha, era un chico de 20 años, tenía el pelo bastante rizado de color negro, sus ojos tomaban un color marrón-verde con destellos amarillos, era bastante atractivo realmente, me encontré con él hace 2 años, un chico intentó propasarse y él le dio una paliza, claro esta, después le lanzó un cruccio.
Ya se había ido y había caído la noche, sinceramente el día había sido agotador, estaba exhausta mental y física mente, solo deseaba dormirme, algo que hice en cuento me tumbe.

Theodore Nott.

Flash black.

—No lo entiendes Celeste, mi vida no vale nada— dije entre sollozos mientras me arrimaba más al borde.
Ella se sentó a mi lado dejando sus pies caer por la gran profundidad.
—Vale más de lo que piensas Theo— dijo suavemente acariciando mi mejilla —eres mi mejor amigo, me importas más de lo que piensas—
Otro sollozo se escapó de mis labios.
—Te voy a contar algo— la mire, mis ojos estaban rojos e inchados  de llorar y en mi muñecas se podían ver los cortes. —cuando tenía 10 años mi padre y yo fuimos a un restaurante a cenar, un chico chocó contra mí y caí al suelo y entonces mi padre vio las cicatrices que tenía en las muñecas— ella agarró suavemente mis muñecas —me dio un beso en cada una— y ella besó mis cicatrices — las marcas muestran que eres fuerte Theo porque pese a todo lo que has pasado sigues aquí, aguantando los chistes malos de Blaise— solté una débil carcajada —el egocentrismo del gran Draco Malfoy,  los llantos de Lorenzo cuando una chica lo rechaza y sobretodo aguantando a una Maldita sociopata, manipuladora, egocéntrica y con aires de grandeza, eres muy fuerte cariño que nunca que se te olvide— le di un abrazo y ella me lo correspondió al instante, su simple olor me tranquilizaba. Se levantó lentamente y me ofreció la mano.

Manipulative (+18) [#1]Where stories live. Discover now