capítulo 4

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Capítulo 4

Este lugar...era extraño.

Después de ese recuerdo y ese final, tuve más recuerdos distintos y todos terminaban con la imagen de esos hombres y yo despertaba en llanto.

Este lugar hacia que mi mente recordara los buenos momentos, intentaba estimular sentimientos buenos para que perdonara a eso hombres pero no era capaz.

Mi interior gritaba que no lo merecían que no importaba que tan buenos hubieran sido, lo que habían hecho era horrible y no tendrían perdón o de mi parte no; caminaba a los alrededores del lago; había buscado una salida durante el tiempo que había pasado aquí aunque en realidad no sabía cuánto había pasado, no había noche ni día solo una capa blanca que cubría el lugar; había intentado caminar tan lejos de aquí pero en un límite volvía a la orilla del lago.

Me siento a la orilla del lago mirando mi reflejo.

Seguía siendo la misma, mí cabello seguía siendo largo y de color azabache; mis ojos tenían ese color miel que a Rían le encantaban, mi piel era un poco oscuro y mis labios seguían siendo delgados. Sin duda la del reflejo era yo, pero sentía que algo había cambiado, ya no era la misma de alguna forma.

Lo que me habían hecho esos hombres había sido lo que me había cambiado, había manchado mi alma con odio, tal vez... me había salpicado un poco de su maldad.

Siento qué algo húmedo comienza recorrer mi mejilla y al llevarme la mano a la cara me doy cuenta que provenía de mis ojos.

Era otro efecto de este lugar, mis emociones salían de la nada, había momentos donde reía sin saber por qué otros donde simplemente no entendía nada, a veces las lágrimas brotaban sin sentir dolor y en otros la rabia salía a la luz ocasionando que golpeara los árboles y arrancara las flores

Esta vez algo había cambiado, ya no eran solo los sentimientos sino que también un recuerdo, mi cabeza comienza a doler tan fuerte que obliga a mis manos a presionarla en un fallido intento de calmar el dolor.

Mi respiración se vuelve más pesada y mis ojos se llenan de lágrimas haciendo mi vista borrosa hasta que de pronto todo se vuelve negro.

Estoy caminando hacia un lugar que realmente no sé, junto con otra persona. Al girar mi cabeza y mirarla la reconozco, era Catia mi única prima y familiar que tenía.

Ella sonreía mientras caminaba y de repente me mira.

—Sabes Maddi—habla volviendo su vista al frente, caminábamos por un sendero, la verdad no reconocía el lugar—, me encanta como eres.

Sonrió ante su comentario.

—Y a mí como eres tú, amo tu sonrisa, tú entusiasmo, agradezco que estés conmigo en todo momento a pesar de las circunstancias.

Ella suspira con un toque de tristeza.

—Para las dos ha sido muy difícil, no tenemos familia, sólo estamos tú y yo, debemos apoyarnos y es nuestro deber como familia, además tú fuiste quien pago los gastos cuando mis padres murieron.

Había tenido que gastar todos mis ahorros en eso, pero no me arrepiento, eran mis tíos y casi como mis padres, me habían tenido un tiempo después de que mi mamá murió y mi papá me abandono con ellos.

—Por eso es que te quiero—digo dándole un abrazo de medio lado y ella lo de vuelve.

En ese momento parecíamos perfectas pero no lo éramos, habíamos peleado, nos alejamos pero a través nos juntamos, no todo es siempre feliz pero se pude tratar de que las cosas vayan con calma y bien.

segunda oportunidadWo Geschichten leben. Entdecke jetzt