Capítulo 2

21 5 0
                                    

Después de su discusión al final decidieron que sería el hombre que no sabía su nombre y que acababa de llegar.

No paraba de llorar lo que provocaba que mis ojos ardieran y mi nariz estuviera mojada y mocosa.

—Bien, he sido el afortunado—dice desabotonándose la camisa de cuadros que traía—, nos divertiremos tu y yo.

Da unos pasos hacia mí rompiendo toda distancia.

Mi respiración era un desastre, mi cabeza aun dolía; no sabía qué hacer, no encontraba palabras para decir que se detuvieran.

>>Por qué nos las ahí, las personas así son detestables<< decía una voz en mi cabeza.

Pone su mano sobre mi hombro para luego deslizarla en dirección a mis pechos, mi mano toma la suya.

— ¡No me toques!—exclamo golpeando su mano.

Trato de empujarlo para tratar es capar pero el agarra un puño de mi cabello y me jala de vuelta.

—No trates de escapar o te ira aun peor—me atrae a su pecho—.Te calmas si no quieres sufrir aún más.

Hago lo que dice, así que vuelvo al rincón tratando de guardar silencio pero mis sollozos no me permitían.

El vuelve a cercarse a mí y esta vez introduce su mano debajo de mi camisa negra, el contacto de sus manos en mi piel hace que corrientes de escalofríos y miedo me recorran. Mi cuerpo comienza a temblar aún más, lagrimas silenciosa escapan de mis ojos.

—Por favor...—digo en un murmullo mientras el deja besos húmedos en mi cuello, mi mente se nubla—por favor...no

El gruñe y despega su cara de mi cuello para mirarme a los ojos.

—Cállate—susurra para continuar besando mi cuello bajando a mi clavícula.

Sus manos toman mis pechos y yo solo lloraba.

Comenzaba a bajar su mano libre para introducirla dentro de mi pantalón lo que causa que proteste pero él me empuja un más con fuerza a la pared.

***

Me encontrada sentada en el piso con mis ropas casi rotas y casi desnuda.

Me sentía tan sucia tan...horrible, ya no era una mujer digna lo había perdido todo, pero nada de esto había sido mi culpa pero aun así me sentía como si lo fuera.

Ese hombre me había hecho tanto daño, él era un animal al igual que los otros dos que había visto en la casa.

Todos habían abusado brutalmente de mí.

Todo mi cuerpo dolía, tenía demasiad hambre y sed si esto seguía así moriría pronto.

No sabía cuánto tiempo había pasado desde que llegue, pero sí sé que muchos días, mi cuerpo estaba débil y aún más delgado de lo que ya era. Aun no sabía porque estaba aquí o que querían ninguno de ellos había dicho algo al respecto, lo que si savia era que aquel hombre del callejón era el jefe de los otros tres y aparecer el sería el último en abusar de mí.

Lloraba en silencio mientras veía como la perta se habría pero luego aparecer la figura de ese hombre, se veía más alto y robusto que en el callejón.

Comienza a cercarse a mí con una sonrisa sádica en su rostro.

— ¡No lo haga por favor!, ¡No!, ¡Déjenme en paz! —grito pataleando y golpeándolo para que se aleje de mí pero el solo se acerca más.

Siento su puño contra mi mejilla haciéndome escupir sangre y retrocediendo.

Trato de golpear su cara pero el sostiene mi mano con fuerza antes de tocar su rostro para luego comenzar a arrancar la poca ropa que tenía con desesperación e ira.

Por más que protesté hizo lo mismo que los otros salía golpeada y abusada, pero él era aún más peor que los otros. Era tan horrible lo que me hacía y yo solo podía ver y llorar, era patética y débil, no era capaz de defenderme por mi misma, dependía de alguien que me salvara.

¿Por qué no era fuerte?

¿Por qué tuvo que pasarme esto?

¿Por qué la vida fue cruel conmigo?

¿Qué hice mal?

¿Qué estoy pagando?

Me preguntaba esto todo el tiempo, nunca encontraba una respuesta, nunca pensé que terminaría así.

De repente el hombre pone sus dos manos en mi cuello haciendo presión.

Comenzaba a faltarme el aire, con mis manos trataba de que me soltara pero él no cedía y al contrario hacia más presión.

Me estaba asfixiando.

Lo golpeaba inútilmente para que me liberara.

—Esto te gusta ¿no?—dice haciendo aún más presión.

Sentía que mi pecho ardía, que el miedo se apoderaba de mi cuerpo, gruesas lágrimas salían de mis ojos.

Hasta que sentí que mi cuerpo no pudo más ,mi cabeza se sintió pesada al igual que mi cuerpo; mis ojos comenzaban a cerrarse lentamente y por más que intente mantenerlos abiertos no pude.

Veía como el hombre se levantó rápido y decía cosas que no podía entender, golpeaba mi mejilla pero no sentía el contacto ni el dolor ¿Qué pasaba?

Veo como llegan los otros y miran confundidos y aterrados.

— ¿Qué has hecho Frederick?—pude entender que decía Max a su jefe.

Frederick el hombre que había roto mi vida, la había dañado y hecho una miseria.

—Traigan a los médicos rápido—habla el como si nada—ya está muerta.

Estaba muerta... ¿en verdad lo estaba?

Este hombre acabo mi vida, me... mato y no solo eso, abuso de mi al igual que los otros ¿que pasara ahora, mi crimen quedara inmune? , ¿alguien pagara lo que me hizo?, ¿alguien me vengara o simplemente morí y el mundo seguirá como si nada?

Deseo...venganza, una venganza por una muerte injusta.

Mis ojos se sierran y me escabullo en la oscuridad absoluta. 

segunda oportunidadWhere stories live. Discover now