↳ ❲ LEAVE ❳ ⁰⁴

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Capítulo 04.

Contiene faltas ortográficas.

LEAVE.





Las ganas de reírte eran muchas y al parecer a tu jefe no le causaba gracia verte en —literalmente— sus zapatos. Cada vez que dabas un paso, se salían un poco de tus pies, se movían o los dejabas por el camino y tenías que regresar por ellos. Por debajo del agua, Nanami sonreía.

La junta estaba por comenzar, así que dejaste los zapatos de lado y te volviste a colocar las zapatillas. Ambos se adentran al elevador, ibas hojeando los documentos para que los de él fuesen los correctos, mientras tanto Nanami, se acomodaba el saco color beige. El silencio era reconfortante, para nada incómodo hasta que llegaron al piso de juntas. Nanami hace un ademán para que pasases primero que él y lo haces para abrirle la puerta a la sala de juntas.

Las personas comenzaban a llegar y conforme pasaban, les dabas la bienvenida y les indicabas sus asientos asignados mientras que tu jefe los saludaba ya un poco más informal.

"Buenos días." Repites y notas a un chico de más o menos tu edad; parecía no querer estar ahí pero cuando conectó mirada contigo, se sintió el ser más hermoso del planeta.

"Buenos, días." Toma tu mano por sorpresa y le da un beso. El acto te disgustó un poco pero no lo hiciste notar. No le seguiste hablando y algo brusca quitaste tu mano de su agarre.

"Pase por allá, su asiento es el número ocho." Le dices sin rodeos para que se fuera lo antes posible. Te guiña un ojo y haces de todo por no golpearle el rostro. No estabas exagerando, puesto que no te gustaban las personas que se sentían con mucha confianza de la nada.

El chico te analiza de pies a cabeza y simplemente miras al frente como si nada de eso estuviese pasando ya que tenías que darle la bienvenida al siguiente.

Nanami observaba toda la escena desde su lugar mientras que no le prestaba atención al hombre con el que estaba charlando. Sus puños se cerraron, y su garganta se secó de inmediato. Notó tu incomodidad y cuando estaba por hacer algo, ya era muy tarde. Tu profesionalismo alejó al tipo y se había ido a sentar donde le indicaste antes. Nanami liberó un poco la tensión de su cuerpo y se disculpó con la persona al decirle que repitiera lo que estaba hablando.

Las juntas siempre eran algo didácticas para ti, ya que siempre pedían algún que otro bocadillo, unas botellas de agua, el aire acondicionado y demás cosas superficiales. Obtuviste unos minutos de descanso y Nanami te hizo un ademán con la mano para que te sentaras y lo haces.

Podías ver el rostro de Nanami, un brillo sobresalía de sus ojos cuando hablaba de la editorial, y una poca de frustración al hablar de su contrato con las empresas tecnológicas que querían adaptar libros físicos a electrónicos, eso era lo que más le molestaba.

La manera en la que acomodaba su cabello rubio hacia atrás, cuando relamía sus labios con la lengua, los suspiros que salían de él, hasta lo mas absurdo como la corbata que colgaba de su cuello, el aroma de su colonia te parecía lo más elegante y varonil del mundo. Él te habló para que le pasases un documento que dejó en su silla cuando él estaba de pie junto el proyector enseñando las ganancias del mes. Pediste disculpas y se lo pasaste, pero no habías quitado tu mano antes así que sentiste la mano de Nanami acariciar la tuya. Preferiste ahogar un grito y menear la cabeza para evitar ruborizarte y volver a tu lugar.

"Muchas gracias por asistir." Nanami dice cuando la demás gente se levanta y hacen una reverencia ante él para después pasar a la mesa de bocadillos y café que habías propuesto poner fuera de la sala de juntas cuando quedaban veinte minutos por dar finalizada la junta. De nuevo te plantaste en la entrada de la sala y animaste a los demás a tomar algo.

"Eres una chica muy dulce, espero que Kento-kun te esté pagando muy bien." Una señora de unos cincuenta y tantos años te dice y soba tu brazo con nostalgia mientras sonríe. Sueltas una risa nerviosa. "Nos vemos luego, preciosa." Se despide de ti y amable asientes.

Estabas verificando que todos estuviesen en la mesa de bocadillos, te adentras a la sala vacía para apagar el proyector, acomodar las sillas y recolectar las botellas de plástico cuando alguien habla demasiado cerca de tu oído que hasta podías sentir el choque del aliento en tu cuello.

"Hola, preciosa." Volteas un poco y era el tipo molesto de antes. Te separas lo más rápido que puedes y lo miras con cara de pocos amigos.

"¿Se le olvidó algo?" Notas que solamente están ustedes dos en la habitación. Maldices en tu cabeza.

"Tu número, y tal vez un beso."

Por más atractivo que fuese, su actitud y hostigamiento te daban asco. Niegas con la cabeza mientras te alejas de él lo más que puedes sin ponerlo alerta.

"Los bocadillos están en la mesa del pasillo, si me disculpa, estoy trabajando." Vuelves a tomar las botellas vacías y escuchas que trata de acercarse a ti de nuevo.

"Yoshio, ya es hora que te vayas."

Los dos voltean a ver a Nanami que estaba justamente en la entrada con los brazos cruzados. Sonríes agradecida.

"Y si te vuelvo a ver hostigando a mi asistente, no dudaré en llamar a la policía o yo mismo golpearte." Nanami afloja su corbata con un dedo mientras hace una mueca de disgusto. Acto seguido, se acerca a ti pero no invade tu espacio personal. "Vete." El tipo bufa molesto y desaparece por completo. Ya no se escuchaban personas hablando, supusiste que ya todos se habían retirado. "¿Te hizo algo? ¿Te tocó? ¿Qué te dijo?" Era de las pocas veces que Nanami se refería a ti como ''.

"Estoy bien, gracias." Querías decirle algo más, pero tu cerebro estaba frito. "No me hizo nada, jefe."

(...)

"Jen, ¿qué haces aquí?" Te levantaste de tu silla lo más rápido que pudiste para encontrarte a tu mejor amiga saliendo del elevador.

"El señor Nanami me mandó a hablar." Jen dice sorprendida. "¿Tú no fuiste la que me llamó antes?" Niegas y abres la boca para hablar.

"Señorita Kiyoshi, ¿puede pasar?" Kento Nanami abre la puerta de encina solo mostrando su rostro. Jen te mira y se encoge de hombros mientras caminaba hasta que se adentró a la oficina y él cerró la puerta.

Cinco minutos, diez minutos, treinta minutos... Jen salió después de casi cuarenta minutos ahí dentro, con Nanami. Preferiste no darle importancia y proseguiste con tu trabajo, cuando salió te acorraló en tu escritorio.

"El jefe nos invitó a tomar algo..., a todos sus empleados." El rostro de Jen estaba muy cerca del tuyo. "¿Sabes lo que significa?" Le dices que 'no', en un tono de voz bajo. "¡Alcohol gratis!"

𝐋𝐄𝐀𝐕𝐄 𝐓𝐇𝐄 𝐃𝐎𝐎𝐑 𝐎𝐏𝐄𝐍 k. nanamiWhere stories live. Discover now