Capítulo 55

382 79 24
                                    

Dedicado a LizVr6

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Dedicado a LizVr6

***

—Noah... —susurré y colgué el teléfono sin salir de mi estado de estupefacción.

Sus vibrantes ojos verdes brillaron del enojo.

—¿Qué acabas de decir? —preguntó en un tono muy bajo, tratando de mantener la calma.

—Escúchame, Noah, no es lo que—

—¿Con quién mierda estabas hablando, Bessie? —me interrumpió—. ¿Tú sabes quién mató a mi hermana?

En fracciones de segundo, pensé en un millón de excusas que podía inventar para ocultarle la verdad. No obstante, estaba asqueada de vivir entre mentiras y falsedad.

—Sí —afirmé sin detenerme a medir las consecuencias.

Su rostro se contrajo de la sorpresa y de la ira. Sus facciones se ensombrecieron y la cicatriz en su cara me pareció más aterradora que nunca. Dio un paso hacia mí y yo retrocedí por instinto. Estaba acorralada contra la pared de la cocina.

—¿Quién fue? —preguntó. Escupió cada una de sus palabras con un odio profundo—. ¡¿Quién diablos fue el degenerado que mató a Beth?!

—¡Cálmate, Noah! —grité. Mi voz falló un poco—. Las cosas no son como crees, fue un—

—¡Dime su jodido nombre, Elizabeth! ¡Juro que voy a matarlo con mis jodidas manos!

—¡No!

—¿Qué? —cuestionó con incredulidad—. ¿Acaso estás encubriendo al asesino de Beth?

Quería gritarle que jamás sería capaz de hacer algo así. Pero eso era exactamente lo que estaba haciendo, por mucho que me lo negara a mí misma.

Dio otro paso hacia delante y me acorraló mucho más. Sus ojos se posaron en mi teléfono y comprendí lo que planeaba hacer. Lo apreté contra mi pecho. No dejaba de mirarlo con horror, parecía una bestia feroz.

—Pues si no me lo dices, lo obtendré de cualquier manera.

Se lanzó hacia adelante para quitarme el teléfono. No tenía ninguna oportunidad de resistirme, así que actué sin pensar y le di una patada en la rodilla para que se quitara. La conmoción momentánea del golpe me permitió escabullirme.

—¡Elizabeth! —gritó y se volteó—. ¡Dame ese maldito teléfono!

—¡No lo haré! —respondí.

Corrí hasta la entrada de la cocina, decidida a escapar. Choqué de frente con Lynn y ambas estuvimos a punto de caer.

—¿Qué carajos les pasa? —preguntó ella con los ojos abiertos hasta el límite—. ¿Acaso se volvieron locos? ¡Hay clientes allá afuera azorados por sus gritos!

La chica de las mil estrellas (Serendipia) © [✓]Where stories live. Discover now