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Dieciséis días desde el accidente.

Kageyama tomó sus cosas y salió del salón, encontrando fuera de este a todos los chicos. Suspiró y asintió antes de caminar junto a ellos a la salida, en donde le esperaba a cada uno su respectivo vehículo. Oikawa se iría junto a Iwaizumi, Akaashi junto a Bokuto, Kenma junto a Kuroo y Tendō junto a Wakatoshi. Tobio decidió irse por aparte, su abuelo iría personalmente por él esa tarde.
Al salir de la construcción, se encontró con el auto que siempre iba por él, subió al mismo sin perder el tiempo, mirando a su abuelo en los asientos traseros, esperando por él.

— ¿Listo? — Tobio asintió. — A la comisaría, por favor.

— Hemos obtenido las pruebas suficientes, ayer por la tarde Oikawa logró que una de las chicas de segundo año le enviara un video que grabó cuando Yachi golpeaba a Shōyō, Akaashi consiguió uno diferente, cuando Yachi intentó golpear a Kenma en el salón y Kuroo tiene otros varios de diferentes ocasiones en las que Hitoka agredió a estudiantes de primer y segundo año, además, Wakatoshi pidió las grabaciones de hace dos semanas atrás, en donde ella está revisando y tomando las pertenencias de Oikawa.

— Perfecto, hijo, tienen todo lo necesario: Testigos, pruebas y apoyo. — Suspiró. — Si tan sólo hubiese conocido antes la clase de persona que es esa chica jamás te la habría presentado, en parte es mi culpa.

— No lo es. — Tobio negó. — Ella solo... Está obsesionada.

El automóvil se detuvo, Kageyama junto a su abuelo miraron la estación de policía frente a ellos y bajaron, encontrándose con los demás chicos allí. Entraron al sitio, y sin perder el tiempo colocaron una denuncia e hicieron lo necesario para llevar a la rubia a juicio.

Finalmente, la denuncia estaba hecha, y tenían todo lo necesario para llevar a la rubia a juicio, y así sucedería, en menos de un mes lo lograrían. Todos salieron del sitio satisfechos con lo logrado, despidiéndose.
En la salida solamente quedaron Oikawa, Kenma y Kageyama, sus respectivas parejas ya se habrían ido, y el ojiazul les ofreció dejarles en el edificio, después de todo, él también se quedaría esa noche ahí.

— Gracias a los dioses lo logramos. — Suspiró Tōru. — Andando.

Tobio sintió su teléfono vibrar, lo tomó y frunció su ceño ante el número desconocido. Contestó la llamada, llevando el aparato a su oído.

— Buenas tardes. ¿Habla Kageyama Tobio?

— Sí, con él habla. — Kageyama caminó unos pasos lejos de los demás, para escuchar mejor.

— Excelente, le informamos que el paciente Hinata Shōyō despertó hace unos minutos atrás, el doctor está ahora mismo atendiéndole.

Los ojos de Kageyama se abrieron con impresión antes de girarse de golpe y mirar a las otras tres personas en el sitio, sintiendo su corazón palpitar con fuerza.

— Iré de inmediato. — Aseguró. Colgó la llamada y corrió al vehículo. — Shōyō ha despertado.

Kozume y Oikawa se miraron entre sí antes de subir al vehículo también, el cual se puso en marcha, yendo lo más rápido posible hacia el hospital. Tobio tomó su cabeza entre sus manos, intentando procesarlo. Hinata había despertado, estaba de vuelta, podría ver sus hermosos ojos de nuevo. Oikawa estiró su brazo y tomó la mano del azabache, quien le miró, Tōru le dió un suave apretón, apoyándolo.

— Todo saldrá bien, Tobio-chan. — Aseguró, Kageyama asintió.

Al llegar al hospital, los tres bajaron del vehículo, Tobio se despidió de su abuelo y entró a la construcción, yendo de inmediato a recepción, en donde las enfermeras le pidieron que sólo entrara uno a la vez.

𝑻𝒉𝒆 𝒄𝒐𝒍𝒅-𝒆𝒚𝒆𝒅 𝒃𝒐𝒚 - 𝑲𝒂𝒈𝒆𝑯𝒊𝒏𝒂Where stories live. Discover now