7

5.6K 709 136
                                    


— ¿Hinata? — Kageyama asintió. Kenma frunció su ceño y sacó su teléfono, después se lo mostró a Tobio. — Me escribió esta mañana, al parecer ha amanecido mal.

Kageyama tiró sus cabellos hacia atrás y después agradeció con una pequeña reverencia al rubio caminando hacia la salida. Miró el cuaderno en sus manos por un momento antes de maldecir por lo bajo.

Las personas en el pasillo comenzaron a apartarse poco a poco, dando paso al azabache quién parecía furioso, llevando consigo ese rostro de querer golpear a quien se pusiera en su camino.

— ¡Tobio! — Yachi comenzó a seguirle, mas el ojiazul no se detuvo, al contrario, aceleró el paso. — ¡Oye! ¡Espera!

En pocos segundos la perdió, agradeció a los dioses, y finalmente salió de la universidad, caminando a paso rápido hacia el edificio uno. No tardó mucho en llegar, entró y subió al tercer piso, caminando a la habitación en la que vivía Hinata con Oikawa.

Tocó un par de veces, esperó y esperó, pero la puerta no se abrió. Comenzó a mover su pie ansioso, hasta que sintió una presencia detrás de él.

— ¿Qué haces aquí? — El azabache se giró, encontrándose con Oikawa quién fruncía su ceño. — Shōyō no está.

— Sé que está adentro, puedo sentirlo. — Tōru le miró durante unos segundos, después le apartó de la puerta y abrió, entrando.

A Kageyama no le importó ser irrespetuoso, entró a la habitación buscando con la mirada al pelinaranja, dando con él en poco tiempo. Se acercó a la cama y se sentó a su lado, mirándole durante unos segundos.

Estaba dormido.

Suspiró y acarició sus cabellos con cuidado de no despertarle.

— Respóndeme algo. — Oikawa se mantenía de brazos cruzados y con su ceño fruncido, mirando al azabache. — ¿Te gusta Shōyō?

— ¿Qué? — Kageyama se mostró confundido. Tōru tuvo un tic en su ojo izquierdo, Tobio sintió un escalofrío. — ... No estoy seguro.

— ¿No estás seguro? ¡Perfecto! Entonces no hay razón para que te preocupes por él, yo también soy su amigo, puedo cuidarlo, lárgate y deja de molestar al pequeño Shōyō. — Invitó, con una sonrisa falsa. Tobio le miró antes de fruncir su ceño y ponerse de pie con molestia.

— No me iré, también soy su amigo.

— Bien, pero yo puedo encargarme, soy su compañero de habitación.

— Soy su compañero de clases.

— Sigue siendo menos. — Oikawa sonrió, mientras ambos se acercaban al otro, con clara molestia. — Espero que no se te ocurra querer involucrar a Shōyō en tus problemas de niño de papi, es una persona demasiado buena como para que intentes destruirla.

— No haría algo así jamás.

— ¿Sí? ¿Entonces por qué Hinata estuvo decaído ayer después de volver de tu habitación? — Tobio quiso responder, pero algo le detuvo.

— ¿Hinata estuvo mal?

— ¡Pero qué gran amigo! — Soltó con burla. — Creí que tú debías de saberlo, después de todo el pequeño Shōyō estaba brillando como siempre hasta que volvió de verte, idiota.

Kageyama se giró, mirando a Hinata, quien se removía en su sitio a punto de despertar gracias al ruido. Apretó sus manos en un par de puños, recordando lo que ayer había sucedido.
Yachi había llegado a su habitación cinco minutos antes que el pelinaranja, y se veía algo apurada porque le dejase entrar, después de unos minutos, Hinata llegó, Hitoka abrió, y cuando Tobio salió al escuchar al menor hablar, le encontró sin su preciosa sonrisa que siempre le daba al verle.

𝑻𝒉𝒆 𝒄𝒐𝒍𝒅-𝒆𝒚𝒆𝒅 𝒃𝒐𝒚 - 𝑲𝒂𝒈𝒆𝑯𝒊𝒏𝒂Where stories live. Discover now