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Dortmund.

Extrañaba estar en casa, aunque también extrañaba estar en Miami, las playas, las personas, el clima, todo era genial. Pero se había acabado mi semana y media de vacaciones y ahora estaba de vuelta en Dortmund.

Dejé las pesadas maletas en la parte baja de las escaleras, las subiría después.

Entré a la cocina para prepararme algo de comer, había llegado ayer a Alemania y me había quedado en Múnich con mi hermana mayor, quién había sido mi compañera en todo el viaje. Pero ella tenía cosas que hacer y yo debía volver.

Sabía que estaba completamente sola en la casa, lo sabía porque la persona con la que la compartía era mi mejor amigo y justo ahora debe estar entrenando con su equipo. No tiene ni idea de que he regresado.

Marco y yo vivimos juntos desde hace meses, cuando decidí dejar la casa de mis padres en Múnich, tenía pensando irme a Berlín, pero no conocía a nadie, así que decidí mudarme a Dortmund, pensaba solo quedarme unos días en la casa de mi viejo amigo, pero terminó convenciéndome de quedarme a vivir con él, estaba solo y el lugar era extremadamente grande, así que ¿por qué no?

Salí de la cocina solo con un sándwich y un vaso de jugo de naranja en las manos y me senté frente al televisor, miré a mí alrededor detallando el lugar, al menos Marco lo había mantenido ordenado.

Cuando terminé de comer, decidí ir a mi habitación a descansar un rato, conociendo a Marco, saldríamos por algo de comer cuando llegara y para eso, faltaban solo unas horas.

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Sentí un gran peso encima y un montón de besos molestos en mi rostro haciendo que despertara. No era necesario abrir los ojos para saber quién era.

-Kath, levántate. -Negué y abracé más mi almohada.- Kath.

-No, vete.

-¡Kathleen! -Se quejó, Marco era como un niño pequeño. Iba a seguir ignorándolo, era lo que siempre hacía y él terminaba cansándose y saliendo de mi habitación. Pero el hecho de que mordiera la parte trasera de mi cuello me hizo moverme hasta lograr quitármelo de encima.- Lo iba a lograr de alguna manera.

-Te odio. -Susurré pasando mi mano por el mismo lugar.

-Y yo que te extrañé tanto.

-No finjas Reus, ¿a cuantas metiste en mi ausencia?

-Me ofendes. -Se levantó de la cama fingiendo estar herido con mis palabras, levanté una ceja, si no lo conociera hasta le creería.- De verdad, a nadie.

-Diré que te creo.

-¿Qué tal Miami? ¿Cómo está tu hermana? -Y ahí estaba el cambio de tema.

-Fue genial, quiero regresar pronto. -Suspiré, realmente quería volver.- Está bien, dijo que vendría de visita.

-Bien, ¿quieres ir a cenar? -Asentí, ya me lo imaginaba.- Iré a arreglarme, Mats está abajo.

Al escuchar la mención de mi castaño amigo, casi salí corriendo de la habitación, escuché la risa de Marco mientras bajaba las escaleras con cuidado de no caerme, llegué a la sala y lo vi sentado pasando los canales del televisor, salté encima de él haciendo que se sorprendiera y luego riera devolviéndome el abrazo.

Conocí a Mats en Múnich y por él conocí a Marco, pero no podía considerar a Mats un amigo más, era como un hermano, lo adoraba y confiaba en él, había sido mi primera opción al mudarme a Dortmund, pero vive con su novia y no quería meterme en medio de la relación.

-Hey, no sabía que habías regresado. -Me acomodé a su lado en el sofá, con mis brazos alrededor de su cuerpo, mis piernas sobre las de él y su brazo izquierdo sobre mis hombros.

-Llegué hoy, ni siquiera Marco lo sabía.

-¿Y cómo te fue? ¿Conociste a alguien?

-Increíble, ¿qué te importa?

-Solo quiero saber si ya superaste lo de... -Puse mi mano en su boca impidiendo que dijera algo más y miré hacía las escaleras para asegurarme de que Marco no viniera.

-Cállate. -Lo fulminé con la mirada y me levanté. Él solo negó y sonrió un poco.- Iré a cambiarme para ir a cenar con ustedes.

-Te apuras, tengo hambre.

Ignoré al chico y comencé a subir las escaleras, consiguiéndome a Marco a la mitad de estas, ya no tenía la ropa de entrenamiento con la que había llegado, ahora usaba un jean oscuro, un suéter negro puma y venía arreglando su cabello. Cuando pasó por mi lado, sentí una palmada en mi trasero, me giré viendo como ponía su mejor sonrisa y seguía caminando, decidí hacer lo mismo y apurarme antes de que me dejaran.

-

-Yo creo que es momento de irme a casa. -Ambos miramos a Mats algo confundidos, luego miré mi teléfono para darme cuenta de que teníamos más de media hora que habíamos terminado de comer y comenzamos a hablar de tonterías, la mayor parte de la conversación fue sobre mis vacaciones.

Marco me miró pidiendo opinión, solo me encogí de hombros.

-Nosotros nos quedaremos un rato más. -Habló el rubio por ambos.

-Vale, te veo mañana Reus. -Ambos nos levantamos para despedirnos de Mats, le dio un rápido abrazo a Marco con un par de palmadas en la espalda y luego me abrazó con mucha fuerza.- Y a ti fue genial verte, debes ir al Signal pronto.

-Claro. Cuando Marco quiera llevarme, iré.

-¡Ey! Yo siempre te invito.

Los tres reímos y Mats terminó de despedirse para luego salir del lugar. Para suerte de Marco, yo sabía manejar o si no, el pobre chico sin licencia seguiría dependiendo de sus amigos, aunque de cierto modo ahora vuelvo a ser su chofer, como antes de irme a Miami.

Nos sentamos de nuevo, estábamos en un lugar tranquilo al que casi siempre íbamos ya que no era muy lejos, ni muy visitado, así que era perfecto para ir a comer con tranquilidad.

-Entonces, ¿nadie entró a la casa mientras no estuve?

Lo miré fijamente, él lo hizo también pero desvió la mirada segundos después.

Quizás no tenía mucho poder para poner reglas en la casa, ya que no era mía. Pero él había estado de acuerdo, realmente me incomodaba pensar en estar justo a un lado de la habitación de Marco si él estuviera con alguien ahí. Él no tenía mucho problema con eso, decía que no le gustaba llevar personas a su casa, pero cuando no estaba, hacía todo lo contrario y disfrutaba su espacio por completo.

-Bueno... -Suspiró.- La otra semana, pasé una buena noche.

-¿Al fin alguien especial?

-Sabes que no. -Deslizó sus dedos por su cabello, no era algo que hiciera por estar nervioso o algo, simplemente lo hacía, creo que ya ni siquiera lo notaba.- No me enamoro, Kath.

Me reí de una manera muy falsa, pero al parecer sabía actuar mejor de lo que creía porque él no lo notó y solía darse cuenta de cada pequeño detalle.

Y me reí porque sabía que él podía estar equivocado.

taken | marco reus - erik durm. {Pausada/editando}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora