ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ 20

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Capítulo 20

Decir que el paisaje no es hipnótico sería degradarlo. El mar queda frente a mí en toda su extensión. Mis ojos anhelan abarcarlo entero, mas es imposible. La brisa azota mi cabello, sé que a estas alturas poco queda de mi peinado. Aquí no me siento tan claustrofóbica cuando el aire roza mi piel como recordatorio de que no traigo sudadera. Lillian lo dijo esta mañana, no tengo nada que ocultar, lo que hice no se puede revertir y no queda más que aceptarlo, aceptarme como soy, y la tinta que adorna mi piel es parte de lo que soy ahora. La forma en que el rayos de Sol reposan sobre mi rostro se siente refrescante, me siento en verano, con calidez.

Estoy tan cansada de los inviernos.

No pasa mucho tiempo cuando el sonido de Mauro al lanzarse al agua me trae de nuevo a la tierra. Samantha se une. Todos se burlan de mí cuando parte del agua queda salpicada en mi vestido, los girasoles se me adhieren a mis piernas, y siento la calidez del líquido salado. Les lanzo una mirada molesta. Ambos sacan la lengua, son peores que los niños. Me prestan atención unos segundos y después vuelven a lo suyo, lo cual es lanzarse agua como si no hubiese un mañana. Claire se les une al poco rato.

Apoyo las manos tras mi espalda. Toco la rugosa madera sobre la que estoy sentada, la cual fue maltratada por el mar, el sol, la lluvia. Un sentimiento de admiración se asienta en mi pecho. Ha pasado por mucho, pero aún así me sostiene, con astillas y rastros de quienes la pisaron. Definitivamente hay demasiada historia en un trozo de madera. Me quedo entretenida en eso, hasta que siento unos pies que se sumergen en el agua. Giro la cabeza y me encuentro un cabello cobrizo aclarado por el sol.

—Hola.

—Hola, Lucas.

—Mira, lo siento si el otro día te incomodé con el tema del dibujo. Juro que no era mi intención.

Sus palabras salen tan rápidas que debo pestañear varias veces.

—No tienes que preocuparte por nada. Fue una tontería, exageré un poco. —Le ofrezco una sonrisa gentil.

—No quería irme dejando malentendidos.

—¿Te vas?

—Solo lo tenía dos semanas de vacaciones —Se encoge de hombros—. Tendré que regresar a Edimburgo, es posible que en dos días.

—Entiendo, es una lástima, me caes muy bien. Me hubiera gustado compartir más tiempo contigo.

—Tengo buenas influencias en mi escuela. Si decides cursar en la Academia te puedo conseguir una entrevista.

De verdad intento que mi sonrisa no decaiga. Inspiro todo lo que puedo. Siento mis pulmones saturarse de aire.

—Te lo agradezco, pero no puedo costear una academia así. Es suficiente con todo lo que tengo ahora y dudo mucho que Lillian se pueda permitir gastar tanto dinero en una niña nada más. Es cierto que obtiene un poco de ayuda del gobierno, pero como puedes ver, aquí hay otros quince chicos que también aspiran a algo.

—C-Claro, perdón, tienes toda la razón —Sus mejillas se vuelven demasiado rojas. Limpia las manos en sus shorts—, pero te mereces esa academia.

—Gracias. —Le doy un empujoncito con el hombro.

Puedo sentir la mirada de Claire sobre nosotros. Está jugando con Samantha, pero sé que presta atención a todo lo que digo, la situación es demasiado incómoda porque no quiero que piense cosas raras. Y por la forma tan decepcionada en que me mira de vez en cuando, me es fácil deducir que está malinterpretando las cosas.

—¿Qué piensas sobre Claire?

La pregunta deja mis labios tan rápido que no logro procesarla. Soy la reina de la sutileza.

Crayones para un ángel ✓Where stories live. Discover now