• CAPÍTULO 37 •

Start from the beginning
                                    

—A Dalton le haría bien. Ana aún no aparece y Bruno sigue sospechando de que ella es la soplona. Cosa que no es verdad, ella sería incapaz.

—No queremos saber nada de ellos, Soph. Preferiría que no digas nada —Hermes suspira—Nos vemos luego hermana, será un viaje rápido de ida y de regreso.

—Bien.

—Adiós. —Besa mi frente y le da la vuelta al coche para que de la nada abra la puerta de Valentina y sin darle permiso de hablar, la tome de la cabeza y profundice un largo beso que hasta a mi me robaria el aliento—Vine para que fuéramos a ver nuestra casa, pero me tengo que ir mi amor.

—¿Nuestra casa? ¿Mi amor? —Pregunta.

—Tus padres te darán permiso porque se trata de mi con quien te irás a vivir —La vuelve a besar—Así que ve haciendo tus maletas que cuando regrese me las llevaré. Es la casa que te había gustado.

—Hermes, no estamos saliendo.

—Oh. Tienes razón —Frunce el ceño—¿Quieres ser mi novia?

—No.

—Lo tomaré como un sí —Mi hermano sonríe y como si Valentina fuera la persona más amada por él, une su frente con la suya y cierra los ojos de una forma muy ridícula y especial—Te amo.

Se me eriza la piel al escuchar aquellas palabras.

—¿Perdón?

—Te amo. Dime que me amas.

—Te amo...

—Eso es lo que anhelaba escuchar de tus labios.

Y ahí estaba yo. Mirando tal escena tan romántica de mi hermano con mi mejor amiga.
Miro al espejo retrovisor y también me encuentro con la escena de mi mejor amigo siendo mimado por su novia diciéndose cosas al oído como tontos enamorados.

Por un momento se me corta el mundo.

Hermes daría la vida por Valentina. Él ha comprado una casa para que pudieran vivir juntos y que nadie los interrumpa. Quiere que comiencen una verdadera relación formal.

Sophia acaba de abandonar una cena navideña con su familia. O bueno, con la familia Pasquarelli que también implica a su mejor amigo Dalton quien se encuentra en estado crítico de salud.
Lo ha dejado todo para irse con Liam.
Ella es capas de matar a todos los que le hagan daño a mi amigo.

Y luego estoy yo.
Yo no tengo a nadie.
Derek se me viene a la cabeza pero sólo como un recuerdo borroso que es sustituido por el de Ruggero.

Suspiro. Ruggero Pasquarelli no es capaz de morir por mí porque no me ama y no es que me afecte, es sólo que es lo más cercano a lo que tendré como una "relación".
Pero lo que debo de aceptar es que él sí es capaz de matar o torturar a todo aquel que se atreva a ofenderme.
Cosa que no necesito porque yo lo puedo hacer sola.

Jamás tendré a alguien como Hermes. Jamás tendré a alguien como Sophia o como Antonella que está ciegamente enamorada de Bruno. Tampoco tendré a alguien como el abuelo Sevilla que ama a mi abuela como si fuera una joya.

Flashback

—Sé feliz con él.

—Bien.

—Nadie se te igualará jamás. Me costará olvidarte pero creo que hiciste bien en pedir otro maestro de comercio, pues ese es el primer paso.

—Lo sé.

Nos quedamos en un silencio. Y si alguna vez nos despedimos, esta vez sí parece como una verdadera despedida.
Pero lo amo tanto que me dolería mucho verlo infeliz así que me tragué el amor que siento por él y hablé.

Tú, Yo y El Mal Where stories live. Discover now