Capítulo 3 - Al filo de mi espada

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Piso 27

La punta de la hoja espada de la espada de Aiz Wallenstein atravesó al último de los monstruos de la zona haciéndole desaparecer en el acta. De este surgió un cristal púrpura que cayó al suelo de golpe. luego de eso, Aiz envainó de nuevo su arma e hizo un además de girarse hacia sus compañeros, sin embargo, las palabras de unos aventureros que pasaban por ahí la hicieron cambiar de opinión y se quedó quieta mientras escuchaba la conversación que estaban manteniendo.

- ¿Has escuchado los rumores? - le preguntó un aventurero a su amigo

- ¿Rumores?¿Acerca de qué son? - preguntó este intrigado

Aiz cerró los ojos y agudizó sus sentidos para captar con mayor amplitud los datos de su conversación.

 - ¡Sí! al parecer los monstruos de los pisos inferiores han enloquecido desde la batalla contra el Minotauro Negro de hace unos días, desde esa batalla, parece que se han vuelto más fuertes y agresivos

Su compañero abrió los ojos al máximo como muestra de asombro mientras retrocedía levemente hacia atrás impactado.

- ¡P - pero eso que dices es algo imposible! - tartamudeó este tratando de autoconvencerse a sí mismo con sus palabras

El aventurero negó con la cabeza y tanto su voz como su rostro tomaron un tono de seriedad.

- No, es más, han aparecido multitud de minotauros desde entonces y, mientras venía hacia aquí pude ver una horda de ellos entre los pisos 17 y 23.

Una voz susurrándole al oído sacó a Aiz del estado de concentración en el que se encontraba y le pegó un buen susto. Aiz volvió rápidamente la cabeza y se llevó la mano al mango de su espada, sin embargo al darse la vuelta descubrió que de quién se trataba no constituía una amenaza o peligro para ella

- Oh, eres tú, Tiona - dijo Aiz soltando lentamente su arma

Tiona la miraba con una sonrisa de oreja a oreja y las manos entrelazadas a su espalda. Aiz pestañeó un par de veces antes de sacudir la cabeza hacia los lados y ponerse en marcha

- ¿huh?¿Aiz? - preguntó la amazona intrigada - ¿a dónde vas?

Aiz se volvió levemente para responder, sin embargo se vió interrumpida por los mismos aventureros de los cuales había obtenido la información que pretendía contarle a su compañera

- ¿¿Cómo dices??¡¿Que Little Rookie está metido de lleno en el conflicto de los minotauros?!

- ¡Shhhhhhhh!¡baja la voz idiota! - le regañó su compañero - de todos modos no nos viene mal, es un traidor que protegió a unos monstruos

Aiz comenzó a temblar poco a poco mientras se inclinaba lentamente hacia delante y bajaba una de sus manos hacia la funda de su espada. Tiona se percató de ello y frunció el ceño.

- Oye, Aiz, ¿estás bien?¿Qué ocurre?

Ambos aventureros abrieron los ojos como platos y perdieron el color del rostro.

- ¡A - Aiz Wallenstein!¡maldición! - gritó uno de ellos mientras se giraba en redondo y echaba a correr

Sin perder ni un segundo Aiz echó mano a su espada y tras desenvainarla pegó un enorme salto hacia atrás con voltereta y aterrizó frente al aventurero que se había dado a la fuga con la punta de su espada rozando el rostro de este. El aventurero se quedó petrificado con gotas de sudor empapando su rostro mientras sus ojos mantenían la mirada fija en la punta del arma. Aiz no apartó el arma en ningún momento, pasaron los segundos y de pronto se formó un enorme grupo de aventureros en torno a ambos, entre ellos se encontraban los propios miembros de la familia Loki. 

- ¡Qué ocurre aquí! - preguntó Finn con una expresión de cabreo en su rostro - Aiz, ¿qué a hecho este tipo?

Aiz no le dió ninguna respuesta, simplemente mantuvo la mirada asesina puesta sobre el aventurero mientras giraba la hoja de su arma. El aventurero tragó saliva y tomó la palabra.

- ¡N - no he hecho nada malo, se lo juro! - gritó el aventurero mientras temblaba como un flan - ¡tan solo hablé sobre el mocoso de pelo blanco y...!

Aiz empujó la hoja del arma contra el cuello del aventurero y este emitió un alarido de terror

- ¡Aiz, ya está bien!¡Baja el arma ya mismo! - vociferó Finn con un tono de orden

Después de dejar escapar un pequeño gruñido, Aiz retrocedió el arma y lo separó del cuello del aventurero, quien se llevó las manos al cuello y se cayó al suelo mientras tomaba aire y comprobaba que seguía de una pieza. Pese a haber cumplido con la orden de Finn, la princesa de la guerra no se dió por vencida y se inclinó sobre el aventurero, que perdió el color del rostro en el acto.

- Donde está - su tono expresaba más una orden que una petición

- ¿Q - quién...? - balbuceó el aventurero aterrado

- El chico, dónde está - respondió Aiz sin cortarse un poco

El aventurero tragó saliva y se le formó un nudo en la garganta, que le hizo torcer la expresión de su rostro asustado notablemente 

- Si te refieres a Little Rookie... - comenzó este

- Bell - le interrumpió ella

- Si bueno... Si te refieres a él, la última vez que le vi a él y su grupo fue en el piso 19 - de pronto y sin venir a cuento el aventurero perdió el miedo y esbozó una sonrisa siniestra mientras se reía a carcajadas - ¡pero no creo que llegues, seguro que ahora mismo están siendo comida de minotauros jajajajjaja!

 Sin prestar atención a la burla del aventurero, Aiz se dió la vuelta y echó a correr por el piso en dirección a la puerta que conducía al piso inferior. Al pasar al lado de Tiona esta se inclinó hacia ella levemente y estiró el brazo hacia delante.

- ¡A - Aiz, puedo ir contigo!

- No - respondió esta en un tono cortante sin detenerse ni un segundo - esto lo haré yo sola, se lo debo. Tú encárgate de ese sujeto

Una vez Aiz salió del campo de visión de todos Tiona reaccionó de nuevo

- ¿Qué me encargue...? - repitió mientras dirigía su mirada hacia el aventurero - ¿...de este sujeto?

Piso 19 

El minotauro cargó contra Mikoto y trató de ensartarla con uno de sus cuernos, sin embargo esta pegó un enorme salto y aterrizó justo detrás del monstruo. Con una fuerza aterradoramente devastadora, el minotauro se giró en redondo y trató de segarle la cabeza a Mikoto, pero esta logró agacharse lo suficientemente rápido como para evitar sentir el filo del hacha contra su cuello, seguidamente, Mikoto se aferró al brazo del minotauro fuertemente con sus piernas y, poniéndose espada a una mano le asestó una potente tajada en pleno costado antes de soltarse y recular unos pocos metros.

Como acto resultante, el minotauro lanzó un fuerte alarido de dolor que hizo retumbar las paredes y el techo de todo el piso, destrozando los tímpanos de los aventureros que aún se encontraban por la zona. Si no lo estaba ya, habían logrado enfurecer a la bestia.

Danmachi: Una Leyenda OratoriaWhere stories live. Discover now