Capítulo 1 - Batalla a ciegas

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PISO 19

- HYYYYYAAAAAAAAAAAAA 

Tras atravesar al monstruo por la mitad con el filo de su cuchillo rajar a la horda de monstruos que lo rodeaban, alrededor de Bell se formó una expensa nube de polvo que desapareció en cuestión de segundos llevándose consigo las almas de los monstruos. Sobre el suelo cayeron los cristales que habían dejado las criaturas y, a medida que Bell iba matando más y más, Lili los recogía e introducía en su mochila. Pasados un par de minutos en los que Bell continuó con su misma metodología, se paró en seco y, apoyándose sobre sus rodillas comenzó a tomar fuertes tragos de aire, se estaba forzando al límite.

- ¡Bell no seas idiota! - gritó Lili mientas corría hacia su compañero para tratar de socorrerlo - ¡al final vas a acabar contigo mismo!

A falta de un par de metros para alcanzarlo, Bell abrió los ojos y trató de reincorporarse a la vez que se tambaleaba de lado a lado. Cuando creyó que ya estaba recuperado, trató de correr hacia otra horda de enemigos que había en la distancia, sin embargo sus piernas le fallaron y dió pasos torpes. Una de las criaturas se abalanzó sobre Bell a punto de devorarle, pero para su suerte, Welf y Mikoto aparecieron en el último instante y de unas cuantas tajadas comenzaron a abrirse paso por el pasillo de la mazmorra.

- ¡Lilicuajo, llévate a Bell a algún lugar seguro y que descanse! - vociferó el herrero tratando de suponer su voz al rugido de los monstruos - ¡mientras tanto nosotros los contendremos!

Con el ceño fruncido y uno de sus ojos cerrados a causa de la fuerte fatiga, Bell levantó la vista hacia sus compañeros y emitió un pequeño gruñido antes de tomar la palabra.

- N - no digas tonterías... Estoy perfectamente, no necesito des... 

De pronto Bell dejó de hablar y cayó al suelo de rodillas, preocupados, el resto del equipo abandonó la batalla y se giró hacia Bell, todos estaban petrificados. El rostro de Bell era inexpresivo, tenía los ojos abiertos del todo y la mirada perdida en el infinito, poco a poco, fue aflojando el agarre de sus cuchillos hasta que finalmente estos se desprendieron de su mano e impactaron contra el suelo provocando un intenso estruendo que resonó en la cavidad del túnel. Bell se tambaleó de atrás hacia delante un par de veces antes de caer al suelo en estado inconsciente. 

- ¡B - Bell! - gritó Welf mientras se giraba hacia la dirección en la que se hallaba su compañero

- ¡Cuidado Welf! - gritó Mikoto tras asestarle una tajada a un monstruo que se hallaba detrás del herrero

- ¡M - maldición...! - balbuceó Welf mientras volvía toda su atención de nuevo al combate - ¡Lili, llévate a Bell ya!

Lili pestañeó un par de veces antes de reaccionar de nuevo y corrió a toda prisa hacia Bell 

- ¡S - sí! 

Una vez se posicionó junto al cuerpo inherte de su amigo, le agarró del brazo y comenzó a tirar de él hacia atrás, tratando de arrastrarlo hacia el otro lado del pasillo  - uffffff... ¡¡como pesas Bell!! - refunfuñó con lágrimas de sudor recorriendo su rostro. 

Al llegar el final del pasillo, Lili arrastró a Bell hasta detrás de unas enormes rocas y lo dejó caer apoyado en una de estás. Agotada después de tener que soportar lo que, en boca suya fuera una mole de carga, se dejó caer ella también contra una de las rocas y apoyada sobre esta comenzó a rebuscar en su mochila alguna poción.

Danmachi: Una Leyenda OratoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora