26. FIESTA DE TÉ PARTE 01

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Pequeñas pisadas se escuchaban correteando por todo el departamento, una pequeña cabellera de color castaño se distinguía por la altura de los muebles y se perdía entre los más altos.

La pequeña Leia Skywalker, correteaba de aquí para allá y de allá para acá, agachándose bajo la cama de sus padres, abriendo puertas de todas las habitaciones y mirando por todos los lugares posibles escondites para un adulto.

Dos droides miraban a la pequeña Leia que se dejaba caer en el sillón, con los pequeños brazos cruzados y formando un puchero en sus finos labios, molesta y decepcionada de su poca exitosa búsqueda.

Ama Leia, por lo que veo aun no encuentras al amo Anakin -dijo C-3PO.

No, papi es un excelente jugador del escondite. ¿Qué hago? -preguntó Leia triste y R2-D2 contesto haciendo sonidos- Enserio me ayudaran a encontrar a mi papi, gracias -dijo con una sonrisa.

Mientras Leia y ambos droides comenzaban su búsqueda, Anakin Skywalker yacía escondido en su taller en un rincón. Llevaba un buen rato escondido allí, sabiendo que su pequeña hija no daría con él estado escondido. Pero, ¿Por qué era tanto su afán de esconderse de su hija? La respuesta se hallaba en la sala de estar, su hija había preparado una pequeña mesa, adornada con un mantelito rosa y un florero rosa con unas cuantas flores cortadas y sobre la mesa también se apreciaba un juego de té de color blanco.

El hombre suspiro y entrecerró los ojos, recordando que aquel juego de té había sido un obsequio de su esposa para su pequeña princesa. Aquel día, él se encontraba esperando a su esposa e hijo que habían salido mientras que él cuidaba a su pequeña hija. A su hija le había gustado mucho el juego de té que no dudo ni un momento en pedirle que lo estrenaran el juego de té.

Su esposa era que, hacia la mayoría de sus juegos infantiles, honestamente no le molestaba jugar con su pequeña, pero aquello... Era demasiado para él. Simplemente no podía imaginarse a sí mismo un gran caballero jedi rodeado de muñecas y peluches. En eso escucho unos sonidos cerca de su escondite.

¡Uno, dos, tres por papi! -exclamó Leia feliz.

¡Lo encontraste, ama Leia! -gritó emocionado CP3O.

Todo fue por R2-D2 me ayudo con su sensor -dijo la pequeña castaña abrazando a R2-D2.

¡Traición! -pensó Anakin mirando con enojo a ambos droides.

Salir, papá. Es hora de jugar a la fiesta de té -dijo Leia y Anakin salió a regañadientes.

Ahora puedo buscarte yo a ti o también podemos jugar a otra cosa -dijo rápidamente y pensando en alguna forma de librarse de la vergüenza que estaba a punto de padecer.

No -gritó Leia- Yo quiero jugar a la fiesta de té -dijo molesta y dándole la espalda a su padre.

Pero... -intento decir Anakin.

Lo prometiste -dijo Leia cambiando el tono de voz, ahora se oía decepcionada y triste.

Anakin suspiro profundamente para darse valor, no pudiendo creer lo que estaba a punto de decir.

¿Do... Dónde me pu... Puedo sentar? -tartamudeo Anakin sudando frio.

Leia se volteó rápidamente y corrió a su lado, tomó una de sus manos y lo dirigió hasta la sala de estar donde se encontraba todo para la fiesta de té, mientras era seguidos por los dos droides.

Sea bienvenido. Llega en el mejor momento, estábamos apunto de servir el té, señora Ani -dijo Leia sentándolo en una pequeña silla para luego colocarle un sombrero, Anakin sentía la ansiedad de despojarse es horrible sombrero, pero estaba seguro que su hija se lo volvería a poner.

Anakin se le hacía muy difícil seguirle la corriente a su hija, muchas veces su hija lo corregía o reprendía por no desempeñar bien su papel y que disimulara bien con los demás invitados (O sea, los peluches). Sin embargo, ver la gran alegría en su pequeña hija valía cualquier vergüenza que estaba pasando en estos momentos.

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