—No lo sé.

—¿No quieres cambiarlo?

—Sí, me gustaría.

—Le diré a mamá que lo haga entonces. —Sonrió.

—¿Por qué harían eso por mí? —pregunté apenada.

—Porque mi hermana tendrá el nombre que ella quiera —sentenció con una sonrisa más abierta.

—¿Hermana? ¿Hablas de Atena? —No entendía a qué se refería.

—¡No, tonta! —se carcajeó—. Hablo de ti. Vas a ser mi nueva hermana.

—¿Por qué? —Me ilusioné en ese instante.

—Porque lo digo yo y aquí se hace lo que yo diga. —Se cruzó de brazos y subió el mentón. Luego soltó una risa—. Es broma.

Ambos reímos por el peculiar sentido del humor de Azael. Él se acercó y tomó mi mano con dulzura, haciéndome mirar a esos ojos azul y verde.

—Yo te salvé —admitió—. Algo me dijo que debía hacerlo y siempre quise una hermana menos fastidiosa. ¿Quieres ser mi hermana?

Me sentía tan feliz en ese momento que no pude evitar darle un fuerte abrazo.

—Gracias. Sí quiero ser tu hermana —acepté, pactando así nuestra nueva hermandad.

—Nunca dejaré que nada te pase, siempre te salvaré. Lo prometo.

El sonido de las rejas abriéndose me desconcentra y me aleja del recuerdo. Me giro para ver quién acaba de entrar y me doy cuenta que es una chica. Me quedo petrificada, esa chica es demasiado hermosa. ¿Cómo puede existir tal belleza hecha mujer?

Mi respiración se acelera, mi corazón golpea con fuerza mi pecho y unos nervios que tenía muchísimo tiempo sin experimentar, vuelven a aparecer. Me levanto, pero no hablo, solo me quedo mirándola.

La chica, al terminar de entrar y cerrar las rejas, solo se queda ahí mirándome espectante. Su cabello es castaño con reflejos rubios, muy largo, llegándole hasta la cintura perfectamente peinado y alisado. Lleva una camisa azul oscuro ajustada, realzando sus pechos firmes y con un muy buen tamaño que me hace quedarme viendo ahí un momento. No es muy caderona, pero sus piernas son firmes y se ve que su trasero no es muy grande tampoco. Sin embargo, eso no le quita el hecho de tener tan estupendo cuerpo del cual no puedo despegar mi vista.

«Carajo. ¿Estoy excitada?»

Cuando por fin dejo de verle el cuerpo, me concentro en detallar esa cara angelical que posee. Pómulos definidos, cachetes regordetes, labios gruesos que provoca morderlos hasta más no poder y unos ojos tan verdes, me recuerdan a los ojos verdes de Sky y Vega. Unas cejas bellísimas los enmarcan y para finalizar, una linda nariz respingada.

Me dedico a ver que lleva una charola de comida en sus manos, pero me desconcierta notar que tiene carne cruda. Debería sentir asco, pero esa carne me produce apetito. ¿La encuentro deliciosa? De repente aparece una ansiedad que jamás había sentido, la boca se me hace agua y más cuando me llega el olor a sangre... ¿Desde cuándo deseo la sangre?

—Tranquila, es normal que me desees y a mi sangre —dice la chica de ojos verdes con una sonrisa tímida.

—¿Quién eres tú? ¿Qué haces aquí? ¿Qué mierda me hicieron? —pregunto a la defensiva, cuando en realidad me gustaría acercarme y terminar de comerla a ella a besos.

«¡¿Qué mierda me está pasando?!»

Tengo muy en claro que soy de ambos bandos. Perreo pa' los nenes y perreo pa' las nenas. No obstante, nunca me había sentido tan ansiosa, excitada y atraída hacia una mujer.

Híbridos #3Where stories live. Discover now