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Abrió sus ojos cuando escuchó ruidos a su alrededor. Dolía mucho su ojo izquierdo, apenas podía abrirlo y su rostro empezó a doler y arder. Definitivamente tendría que acatar las órdenes de su marido y no hablar nunca más en esa casa a menos que él se lo pida.

- Levántate. - Yixing pasó por su lado buscando algo. - Vienes conmigo a la oficina, no quiero ni imaginarme que haces en casa cuando yo no estoy.

Limpiar.

Pensó Junmyeon.

- ¡JODER! - Yixing tomó el control del televisor y lo lanzó a la pared, viendo como se rompía en mil pedazos. - ¡¿DÓNDE MIERDA ESTÁ MI MALETÍN, PEDAZO DE BASURA?!

Junmyeon se levantó rápido a pesar del dolor en todos su cuerpo. Definitivamente no quería empezar el día con más golpes, primero quería dejar por lo menos que los que ya tiene se curen.

Corrió en busca del maletín, tratando de recordar dónde estaría.

Recuerda a Yixing entrar a casa, él estaba en al cocina y cuando su marido entró a esta no llevaba el maletín así que si o si debió dejarlo en la entrada de casa.

Caminó siseando hasta donde pensó, y bingo, ahí estaba el maletín negro del chino.

Lo tomó con sumo cuidado y volvió a la sala donde Yixing se colocaba un reloj de oro en su muñeca izquierda.

Se lo entregó sin decir nada, y él mayor tampoco agradeció, solo lo tomó con brusquedad.

Notó la mirada contraria pasar por todo su cuerpo.

- Cámbiate, no quiero que en el trabajo todos vean lo mal que te portas y como tengo que educarte.

Sin decir nada más, Yixing lo empujó del hombro y Junmyeon corrió escaleras arriba, hacia la habitación que ambos compartían.

Vio la cama sin hacer y pensó en que debería hacerla, pero si no se daba prisa Yixing lo golpearía. Aunque también le golpearía por tener la habitación hecha un desastre.

Por lo menos, Junmyeon trató de abrir las ventanas para que ventilase. Para así empezar a quitarse la ropa. Al parecer se había dormido con su delantal favorito de aquel conejito comiendo una zanahoria. Aunque ahora estaba todo lleno de sangre.

Suspiró, pensando en que sería difícil de quitar esa sangre. Al igual que en sus ropas. Junmyeon tiene prohibido vestir bien porque otra gente le miraría así que mayormente iba en chándal y ropa vieja de Yixing. Pero esta estaba llena de sangre de su nariz y labios.

Normal que Yixing no lo quiera, estaba horrible. Cuando se vio en el espejo sintió ganas de vomitar, su ojo izquierdo estaba morado, tenía otro morado en su mejilla derecha y su labio estaba partido. Y no hablemos de la sangre seca de su nariz y boca.

Se vistió lo más decente que pudo, por lo menos Yixing le dejaba unos tejanos negros y otros azules para esas ocasiones en las que tenía que salir de casa a la oficina.

Una vez con su cuerpo desnudo, vio muchas más marcas que solo le traían malos recuerdos.

Patadas en su vientre y espalda, puñetazos en rostro, y aquella marca que Yixing le hizo hace tres años con un cuchillo en el pecho le recordaban lo patético que era por vivir de ese modo, cuando él siempre quiso ser libre, viajar por el mundo, conocer a gente nueva e ir a la universidad y tener un trabajo. Pero ahora solo era el marido de alguien que abusaba de él y que no le dejaba hacer nada de eso.

- ¡JUNMYEON VAMOS DE UNA VEZ MALDITA SEA!

Saltó en su sitio cuando escuchó la voz del mayor y comenzó a vestirse a la velocidad de la luz, tomando también unos lentes y una mascarilla para ocultar sus golpes.

Rest - SeHo | HunHoWhere stories live. Discover now