Capítulo XI

812 85 12
                                    

Dos semanas...

JongIn tenía la vista clavada en la ventana de la cocina. Viejo Gruñón estaba tumbado a sus pies. Junto a su brazo había una taza de café humeante. Deambulaba durante todo el día como un fantasma. El trabajo lo mantenía ocupado, de modo que se concentraba en cuerpo y alma en sus diseños, pero se pasaba las noches dando vueltas en la cama. Pensando en KyungSoo y en su bebé.

Sonó el timbre.

Meneó la cabeza y se dirigió a la puerta. Al otro lado se encontraban In Sung y Hyo Jin DO. Al verlos sintió una punzada dolorosa, pero reprimió la emoción y abrió la puerta.

—In Sung, Hyo Jin, ¿qué hacen aquí?

Supuso que habían ido por un solo motivo: destruirlo por completo. Se preparó para las lágrimas de Hyo Jin, para escucharla suplicar por su hijo aún no nacido. Esperaba que In Sung le diera un puñetazo por hacerle daño a su hijo. Se enderezó y se preparó para aceptarlo todo. Le sorprendía que hubieran esperado tanto tiempo. Joder, tal vez el sermón de sus padres lo ayudara. Necesitaba sentir algo, hasta el punto de que tal vez recibiría el dolor con los brazos abiertos. A su debido tiempo tendría que ponerse en contacto con él para saber qué iban hacer con el resto del contrato y para intentar salvaguardar su imagen. Se preguntó qué les habría contado a sus padres sobre él.

— ¿Podemos pasar? —preguntó Hyo Jin.

—Por supuesto.

Los condujo a la cocina. Viejo Gruñón se escondió detrás de la cortina, ya que no se adaptaba bien a los desconocidos. JongIn le dio una palmadita en la cabeza antes de coger dos tazas.

—Puedo ofrecerles café o té.

—Café, por favor —dijo In Sung.

Hyo Jin declinó el ofrecimiento. JongIn se afanó preparando la leche y el azúcar mientras intentaba desentenderse del nudo que tenía en el estómago.

—Supongo que vinieron para hablar de KyungSoo —dijo.

In Sung y Hyo Jin intercambiaron una mirada que no supo interpretar.

—Sí. Nos ha estado evitando, JongIn. Pasa algo malo. No se pone al teléfono. Hemos ido a la librería para asegurarnos de que todo va bien, pero puso excusas y nos echó.

In Sung asintió con la cabeza. —Tampoco ha hablado con su hermano, ni con Sae o con Eun. Hemos decidido venir en persona para hablar con él. Por favor, JongIn, dinos la verdad. ¿Tienen problemas? ¿Dónde está?

De repente, JongIn tuvo la impresión de encontrarse en un episodio de la Dimensión desconocida y comenzó a darle vueltas la cabeza. Miró a la pareja sentada a su mesa y se preguntó qué narices iba a decirles. KyungSoo no les había hablado del embarazo. Ni de su ruptura. Era evidente que no sabía cómo enfrentarse a la situación. Contuvo un gemido, lleno de dolor. Ni de coña iba a confesar lo que había pasado. No eran familia suya. No eran responsabilidad suya.

—Esto... creo que ha organizado algo en Locos por los Libros. Velada poética.

Hyo Jin le cogió las manos. La mezcla de fuerza y ternura de esa caricia lo dejó al borde de las lágrimas. Vio que Hyo Jin lo miraba con preocupación.

—Basta de mentiras. Ahora formas parte de la familia. Cuéntanos la verdad.

Sus palabras abrieron la caja que guardaba en su interior. Familia. La madre de KyungSoo todavía creía que formaba parte de la familia. Ojalá fuera verdad y su esposo no lo hubiera traicionado. JongIn agachó la cabeza. Las palabras salieron de su boca antes de que pudiera contenerlas.

MADUCWhere stories live. Discover now