❀ | Capítulo 16

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Los nervios de Rossel estaban comiéndola viva, solo faltaban unos cuantos días para presentar aquella obra de teatro en la cual sería protagonista.

No quería el papel principal, si estuviera en sus manos ni siquiera participaría, pero sus habilidades de actuación eran buenas y sus padres asistirían para despedirse antes de tomar un vuelo directo a Estados Unidos en un viaje repentino para cerrar negocios con un inversionista. La temporada de exámenes iniciaría dos días después del aniversario de la preparatoria y debía estar lista para sacar la mejor calificación de la clase intentando superar a Jimin para enorgullecer a sus progenitores.

Dejó su cuerpo caer sobre la banca de madera y soltó un largo suspiro mirando el gran patio frente a sus ojos, las coloridas flores le levantaban el ánimo y la suave brisa golpeaba su blanquecino rostro en una acogedora caricia en la que podría refugiarse por el resto de su vida. Poco a poco sus ganas de seguir así se iban consumiendo y la asfixia aumentaba acompañada del desespero y anhelo de algo tan hermoso como lo era la libertad. ¿Viviría intentando agradar a todos para siempre? sin duda era algo que le aterraba pero, ¿entonces debía revelarse? probablemente, pero le faltaba valor para realizar aquello.

Estos últimos días convivió más con Hoseok en la preparatoria, el chico salió del closet con ella por alguna razón y le confesó que era un bailarín que cada año hacía alguna presentación en la marcha del orgullo gay bajo el seudónimo de Sunhope, cubría su rostro con una máscara y usaba aquellos trajes coloridos intentando transmitir un poco de su alegría al público que entre gritos y aplausos lo miraba desenvolverse en medio de la pista como un alma libre en medio de tantos colores.

Y aunque aún no revelaba su identidad la chica lo admiraba, admiraba su positivismo y buena actitud ante las circunstancias.

Sus padres la interrogaron preguntándole hasta la hora de nacimiento del castaño, los chismes corrían rápido y ella estaba en la vista de todos mientras esperaban verla cometer un error. Habló con ellos y logró convencerlos de que era un buen chico y no había nada mas que amistad entre ambos.

Realmente le sorprendió que no hubiese ninguna objeción y agradecía poder seguir relacionándose con aquel sol andante.

De nuevo tomó el libreto entre sus manos, leyendo cada una de las líneas en las que haría su aparición. Sería una joven bruja perseguida para ser decapitada, había perdido ya a su madre y todos sus conocidos siendo la única bruja sobreviviente, quedando sola en el mundo. Su objetivo era huir, pero sus esfuerzos serían en vano porque aquella persecución no era solo en su ciudad si no alrededor de todo el mundo, al verse acorralada, al final decide ella misma quitarse la vida.

Un final trágico al no hallar escapatoria.

Podía entender un poco al personaje, a pesar de que a ella no querían decapitarla era perseguida por los ojos de las personas a su alrededor buscando hacerla caer, sus padres la tenían hasta cierto punto acorralada haciendo que aquel sentimiento de asfixia poco a poco la hiciera sentir menos viva, y aunque no pensaba en suicidio o algo parecido sabía que llevando aquel estilo de vida tarde o temprano su poca alegría terminaría muriendo.

[...]


Avanzaba a toda velocidad por el pasillo empujando a unos cuantos en el trayecto, ni siquiera la interesó disculparse porque a decir verdad lo único que necesitaba era llegar ya a su clase de arte.

Por culpa de su mejor amigo: Min Yoongi, quien lo distrajo de más en la cafetería, se le había hecho tarde para entrar a su siguiente módulo, llevaba 15 minutos de retraso y si algo odiaba era la impuntualidad.

Cuando finalmente llegó tocó la puerta intentando controlar su agitada respiración y el profesor le hizo un ademán para que se incorporara con el resto de la clase.

—Bien Jungkook, ya que llegaste tarde te explico lo que vamos a hacer.

Si algo amaba del señor Choi es que éste era bastante comprensivo y relajado, al notar lo ajetreado que parecía Jungkook no se molesto en preguntar el porqué llegó tarde a su clase, sabía que el chico era puntual.

El pelinegro se sentó en un banco libre dejando su libreta y lapicera sobre sus muslos, prestó atención a su profesor mirándolo en silencio.

—Estamos a muy pocos días del aniversario de la preparatoria, por lo cual deben tener ya listos sus trabajos para dentro de dos días. Sé que fuera de la escuela también tienen una vida, así que para avanzar, en lo que resta de la clase trabajarán en sus obras.—Jungkook asintió acatando sus indicaciones—. De acuerdo, ya sabes que en los estantes hay pinturas, pinceles o lápices por si los necesitas, ¡suerte!

Sonrió ampliamente viendo como el mayor comenzaba a caminar a paso lento por los lugares de cada alumno, analizando las pinturas y haciendo observaciones. Volvió su vista a su dibujo pendiente y continuó dando brillo, detallando sombras y agregando líneas que considerara necesarias. Había avanzado bastante en estos últimos días, de hecho ya se encontraba con el último dibujo.

Por un momento se olvidaba del mundo, la suave música que sonaba por todo el salón lo hacía relajarse y enfocarse de lleno en su trabajo sin cosas que intentaran distraer su mente. Solo eran él y sus trazos. No se sobre exigía, simplemente dejaba que todo tomara su respectivo trayecto hasta que quedara concluido.

Porque el arte no era perfecto.

Su profesor pasó por su puesto y le dio unos cuantos cumplidos respecto a su último dibujo, también le hizo unas cuantas sugerencias las cuales aceptó gustoso y tomó en cuenta. Él sabía que abriéndose a distintas opiniones llegaría a un mejor resultado.

El tiempo pasó y con ello los módulos de taller concluyeron. Acomodó sus cosas y se levantó de su sitio saliendo del salón bastante satisfecho por avanzar bastante con su trabajo, ya solo le quedaba agregar unos cuantos detalles y lo tendría listo.

En el camino se encontró a Yoongi quien bebía de una gran botella de agua como si no hubiera mañana, lo que lo hizo soltar una carcajada. Ambos quedaron en ir a casa y posteriormente Jungkook acompañaría al peliceniza al centro comercial para que comprara unas cuantas prendas de ropa que según él necesitaba. No se negó y emprendieron su camino una vez su horario escolar terminó, dispuestos a gastar y recorrer los locales de aquel lugar.

 No se negó y emprendieron su camino una vez su horario escolar terminó, dispuestos a gastar y recorrer los locales de aquel lugar

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