❀ | Capítulo 12

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Los antidepresivos mayormente tienen como efecto secundario problemas de sueño, somnolencia, náuseas, mareos, vómitos, etc. Jungkook lo sabía gracias a una clase de su anterior preparatoria donde le hablaron sobre esos medicamentos.

No le pareció tan interesante, hasta el día de hoy.

Entendía el porqué Taehyung tenía ese comportamiento un poco inusual aún cuando parecía bastante enfermo, estaba bien que fuera alguien alegre pero le extrañaba de sobremanera nunca verlo decaído a pesar de su aspecto deplorable. Si bien era guapo, estaba muy delgado, pálido y lleno de ojeras. Era como un zombie vagando por la escuela.

Ahora sabía el porqué no comía mucho y el porqué en ocasiones lo encontró vomitando en el baño, solo estaba teniendo los efectos secundarios del medicamento. Taehyung estaba mal y recién lo sabía.

Salió de la habitación de su compañero y caminó por los largos pasillos de la mansión hasta llegar a las escaleras para bajar a la primera planta. Los gritos se hacían más fuertes pero a medida que avanzaba se iban alejando, dedujo que estaban en una habitación o algo por el estilo.

Abrió con cuidado la puerta de entrada encontrándose con el patio delantero completamente solitario. Supuso que había un patio trasero así que a paso apresurado rodeó la gran construcción y efectivamente sus supocisiones eran ciertas.

Taehyung estaba sentado en el pasto con la espalda recargada de un frondoso árbol que emitía una sombra fascinante, parecía sereno y jugaba con unas cuantas hojas secas del suelo como si estas fueran lo más interesante que había visto en su vida. Jungkook al verlo caminó hasta él y se sentó a su lado mirando al frente, admirando el lindo panorama.

—¿Te sientes mejor?

Escuchó un largo y cansado suspiro por parte de su compañero y supuso que estaba agotado tanto física como mentalmente.

—Perdón por el mal rato.—su voz se oía apagada—. Mis padres sabían que vendrías y aún así no les importó hacer su show.

En sus labios se formó una sonrisa llena de amargura, seguía sin levantar la mirada.

—Taehyung...

Todo se quedó en silencio, como si el tiempo se hubiese puesto de acuerdo con la incomoda situación para parecer detenerse. No había más canto por parte de los pájaros y de pronto todo el paisaje se miraba melancólico.

—Las viste, ¿no?

—Sí. A decir verdad nunca, me pasó esa idea por la cabeza pero supongo que las apariencias engañan y nadie tiene una vida perfecta, ni siquiera ustedes.

—Así es.

No era una persona cercana a Taehyung y el haberlo tachado de raro sin siquiera conocerlo lo hacía sentir horrible. Él estaba sufriendo como cualquier ser humano y no se había dado cuenta.

—¿Sabes?, desde que llegaste a la preparatoria quise ser tu amigo pero no sabía cómo acercarme.—habló de nuevo y Jungkook se sorprendió por aquello—. Sé que tengo a Jimin y a Rossel, pero ellos están tan jodidos que duele, los tres nos hundimos en nuestra propia miseria.

Finalmente levantó la mirada y sus oscuras orbes fueron hasta Jungkook.—Tú eres distinto, quizá tienes tus problemas como cualquier persona en el mundo pero pareces feliz en compañía de tu amigo el peligris. Siempre te veo reír con él a carcajadas por los pasillos y me dan ganas de sentirme así, libre y feliz.

Sintió su pecho apretarse y realmente le dolió aquello. Quizá su vida no eran tan increíble o color de rosa, quizá era un adicto al cigarrillo con insomnio y apariencia de vago, pero tenía algo que Taehyung no y eso era el sentimiento de bienestar. Estaba feliz con su pequeño grupo de amigos, estaba feliz con su humilde vivienda y estaba feliz por la vida que le tocó. Si, tenía problemas como todo ser humano y guardaba rencores, pero no dejaba que éstos lo hundieran hasta ahogarse en ellos como muchas personas hacían. Él lo tenía casi todo mientras algunos otros no tenían absolutamente nada.

¿De qué les servía estar podridos en dinero si aquello también les pudrió la vida?

—En un inicio pensé que eras extraño.—Confesó Jungkook—. Tu apariencia deplorable y tu actitud tan animada me extrañaban de sobremanera. Sabía que eras hijo de personas millonarias pero en mi vida imaginé que estuvieras pasando por algo tan difícil como lo es la depresión. Creí que todo eso de problemas familiares entre ricos era cosa de películas y que en realidad eran felices porque tenían la vida arreglada. Ahora me doy cuenta de que no, son seres humanos con corazón y que también sufren al igual que los que no tenemos quizá la misma economía o posición social de ustedes.—sonrió—. Y sí, soy feliz. Por eso hoy te invito a ser parte de mi felicidad.

Fue entonces cuando miró sus sombríos ojos iluminarse con un destello de esperanza. Parecía tan sorprendido que le causó cierta ternura.

—¿Te refieres a...?

Sonrió ampliamente arrugando su nariz, contagiando a Taehyung también.

—Cuando necesites desahogarte con alguien ahí estaré para ti, puedes buscarme en la escuela o enviarme un mensaje, supongo que tienes mi número de celular así que no hay problema.—se encogió de hombros—. Cuando gustes convivir conmigo y con Yoongi no dudes en acercarte, por nuestra parte no habrá rechazo y te integraremos en nuestro grupito. Eso sí, Yoongi disfruta fastidiar a la gente, necesitarás paciencia.

Taehyung parecía más animado y eso le alegró, después de todo era un chico agradable y no dudaba que fuera divertido.

—La mayoría me considera extraño o inalcanzable. Por eso no soy de tener varios amigos, solo se acercan por interés y popularidad.

Jungkook comprendía aquello, existen personas que sólo se acercan a ti cuando necesitan de un favor pero después de que los ayudas se olvidan de ello por completo.

—Pero ¿sabes? —Continuó—. Agradezco que a mis padres no les interese con quien me junto o hago amistad—. Suspiró de nuevo con cierto aire de tristeza—. A diferencia de Rossel, eso la volvió bastante insegura.

Algo en la cabeza de Jungkook hizo click cuando mencionó lo último, en un inicio pensó que Rossel se sentía superior o algo así al ignorar a los demás, ahora comprendía que sus padres controlaban incluso sus amistades. Entendía el porqué se limitaba a mirarlo de lejos y el porqué parecía estar tan decaída todo el tiempo.

Entendía que la vida de Rossel también era deprimente.

Entendía que la vida de Rossel también era deprimente

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