Capítulo 3

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El fin de semana de Regina fue bastante agradable, su hermana se marchó el domingo por la noche y Ruby estuvo hiendo y viniendo intentando sacarle información sobre su aventura con la guapa pelirroja pero sin mucho éxito. Era lunes por la mañana y para no variar tenía su agenda a tope, realmente estaba contenta por eso, hacía que su mente se mantuviera ocupada además de que le permitía vivir una vida bastante confortable económicamente. Paró a la hora de comer y justo antes de poder salir de su despacho su secretaria la llamo.

Señora Mills. Su mujer está aquí.- Dijo la joven secretaria.

Aurora, no es mi esposa.- Contestó algo más antipática de lo que debería.- Hazla pasar.

Si señora, y lo siento.- Contestó algo nerviosa por su error.

Regina se volvió a sentar tras su escritorio haciéndose a la idea de que ahora le tocaba una fuerte discusión con la que hasta hacía unos meses era la persona más importante de su vida y que a día de hoy era su peor pesadilla.

Hola. ¿Puedo sentarme?- Dijo más relajada de lo que imaginaba.

Adelante. Pero no te alargues demasiado tengo mucho trabajo.- Contestó Regina secamente.

Regina necesito que hablemos, que arreglemos esto. Yo te amo y cometí un error pero quiero arreglarlo, de verdad....- Una lágrima se escapó de su mejilla sin saber que a la morena dejó de afectarle ese tipo de cosas hacía tiempo.

No hay nada que arreglar.- Dijo interrumpiendo el monologo de Daniella.- Tú me engañaste así que acepta tu error y déjame vivir mi vida en paz. No voy a perdonarte, no otra vez. Ya cometí ese grave error la primera vez que lo hiciste y no lo volveré a repetir. Así que por favor, firma el divorcio y cerremos este doloroso capítulo de nuestras vidas. Tú podrás cumplir todas las promesas que le hiciste a ella y yo podré empezar a olvidarte.- Soltó casi sin respirar y sin poder evitar llorar. Danielle había sido el amor de su vida, y había sido capaz de perdonarle la primera infidelidad, pero no pudo más cuando la vio en ese hotel con otra. Ni siquiera se había molestado en constatar que ella se encontraría en ese hotel para una conferencia de psicología.

Por favor, no hagas esto... no termines con todo.- Dijo intentando acercarse a la morena que seguía sentada en su silla.

¿Qué no haga qué?- Dijo subiendo la voz y levantándose rápidamente de la silla.- Me has colmado la paciencia. Yo no he hecho nada, bueno sí, he sido muy tonta contigo y pensé que podrías cambiar y volver a mí pero ya sé que no es posible. Así que vete ahora mismo porque no sé cómo tienes la desfachatez de venir aquí a decirme que no termine algo que tú has matado lentamente.

– ........ -Se quedó callada sin saber que decir o hacer.

He dicho que te marches, y si no firmas el divorcio por voluntad propia nos veremos en los tribunales. Ahora si me disculpas tengo mucho trabajo que hacer.- Terminó la conversación girándose sobre sí misma y rebuscando a uno de los cajones.

Después de toda esa escena Regina estaba desbordada pero sabía que no podía dejar a sus pacientes sin consulta por lo que se puso su mejor máscara y continuo como venía haciendo los últimos meses.

Al terminar su jornada y siendo habitual que terminase tan tarde decidió pedir algo de comer y olvidarse del mundo, pero le resultaba imposible ya que su mente le recreaba una y otra vez la escena que la que aún era su mujer había montado en su oficina. Realmente la había amado mucho y pensó que estarían juntas durante el resto de sus vidas pero el destino le tenía otras cosas preparadas.

CaosWhere stories live. Discover now