Capítulo 1

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Como cada sábado desde hacía casi un mes Regina salía a correr para descargar toda la energía que acumulada durante la semana además de olvidarse de todos los problemas que parecían acecharla desde hacía unos meses.

Se dirigió al Boston Common, ese maravilloso parque en el centro de Boston y que se había convertido en su lugar favorito para pasar los fines de semana. Esa mañana al igual que todas se puso su ropa deportiva, sus cascos y salió de su ático con dirección al parque que quedaba a tan solo 15 minutos. Corrió como todos los días por las calles abarrotadas de gente hasta llegar al parque donde eligió su ruta habitual, ya había cogido una gran forma física y correr le resultaba estimulante.

Tras correr los 20 kilómetros habituales paró en uno de los bancos cercanos para comenzar a realizar sus estiramientos y descansar unos minutos para ir a por su café habitual. Cuando estaba terminado los ejercicios levantó la cabeza y en el banco de enfrente vio a una hermosa mujer de cabellera rubia y cuerpo esbelto. Realmente le pareció una mujer muy atractiva, tanto que no pudo retirar sus ojos de ella quien en cierto momento también alzó la mirada y pudo observar como soltaba una pequeña sonrisa. La rubia comenzó a correr dejando atrás a una embelesada Regina, realmente desde la ruptura con su mujer había echado en falta a alguien con quien compartir sus noches y eso provocaba que no pudiese dejar de mirar a toda mujer hermosa que se pusiese a su alcance.

Tras terminar con sus estiramientos abandonó el parque para irse a su cafetería habitual para pedirse su café mientras leía la presa del día, y una vez hecho esto se marchó a casa para ducharse y cambiarse de ropa. Pasó todo el fin de semana con su hermana Zelena, cosa habitual desde que su encantador marido falleciese cuatro años antes justo cuando iba a nacer su hijo, ella la ayudaba a no pensar en todos los problemas que la rodeaban desde hacía un tiempo, pero sobre todo quien conseguía sacarle todos los problemas era su sobrino, Ronald era un niño fantástico y que emanaba alegría por todos sus poros.

La semana pasó entre trabajo y más trabajo lo que provocó que Regina estuviese más irritable que nunca, había pasado toda la semana intentando hablar con su mujer para que esta por fin firmase el divorcio cosa que no consiguió y que provocó que Ruby, su mejor amiga páguese todos los platos rotos el viernes por la tarde.

Ruby, estoy agotada. ¿Por qué no firma el divorcio de una vez? Qué manera más absurda de querer amarrarme.- Dijo la morena frustrada por toda la situación.

Morena, tu exmujer nunca ha sido muy racional así que no le pidas demasiado.- Dijo Ruby aprovechando para atacar a la mujer que tanto odiaba, a pesar de haberse casado con su mejor amiga.- Porque no salimos esta noche a divertirnos, es decir, tú, yo, una buena fiesta con muchas posibilidades de ligar.- Dijo guiñándole un ojo para provocarla.

No creo que sea adecuado, Rubs. Además creó que mañana tendré que ir a visitar a un paciente así que no puedo ir con resaca.- Dijo intentando excusarse aunque sabía que si su amiga se empeñaba no conseguiría nada.

Tu paciente entenderá que además de psicóloga seas una mujer joven y con ganas de vivir así que esta noche salimos. Yo voy a casa a cambiarme así que tú haz lo mismo.- Dijo levantándose sin dejar a la morena explicarse.

A eso de las 11 de la noche Ruby apareció por el ático de la morena y ambas decidieron salir a divertirse, Regina estuvo ausente gran parte de la noche, sobre todo cuando su amiga comenzó a bailar con varios hombres y ella se quedó a apoyada en la barra bebiendo.

No puedo creer que una mujer tan hermosa este bebiendo sola.- Dijo un hombre apoyándose en la barra a su lado.

No creo que usted sea mejor compañía así que si me disculpa.- Regina se separó de la barra mientras que el hombre la cogía del brazo para evitar que se alejase.- ¡Suélteme! ¿Quién se creé que es usted para tocarme?- Dijo la morena dándole una bofetada que resonó por encima de la música y que provocó que el hombre trastabillase y acabase en el suelo.

CaosWhere stories live. Discover now