Capitulo 20: Kimura (3)

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Si el fuego seguía terminaría por consumir a la academia y todas las personas que estaban dentro. Las profesoras intentaban evacuar a las estudiantes lo más rápido que podían, pero cada vez había menos caminos debido a las llamas bloqueando los pasillos.

El hombre de cabello negro llevaba un largo saco negro que cubría casi todo su cuerpo. Akko no sabía por qué, pero apenas podía moverse, como si su presencia paralizara todos sus músculos.

Lotte y Sucy levantaron las varitas y apuntaron en su dirección. Aún así, no quitó su mirada de Kagari. Su expresión era indescifrable. No podía darse cuenta de si quería pelear o solucionar las cosas.

- Tengo una propuesta.- Levantó su mano hasta la altura de su pecho.

Akko lo miró confundida. Entonces notó cómo un aura de magia rodeaba la palma, casi fusionándose con su piel. Concentró todo este poder en su dedo índice y lo descargó en las llamas que estaban a punto de alcanzarlos. Estas se apagaron.

- Si ustedes nos dejan irnos, prometiendo nunca venir por nosotros, apagaré todo el fuego antes de que haya más heridos. Les diría que tienen la opción de pelear, pero no se los recomiendo.- Dijo mirándola a los ojos.

Akko nunca había visto algo como el control de la magia que tenía ese hombre. Solo por su expresión podía darse cuenta de que no tenía otra opción.

Apenas pudo con Kimura con la ayuda de Lotte y Sucy, lidiar con él era un suicidio. El de cabello gris no sabía cómo reaccionar.

- ¿Tú sabes todo el daño que causó?- Preguntó la estudiante, apretando el césped en el que se encontraba arrodillada.

- Lo sé. Si aceptan, él no volverá a acercarse a Luna Nova.- Miró de reojo al arquero, que escupió al suelo sangre que había acumulado en su boca.

- ¡No...!- Lotte fue interrumpida por Akko.

- Está bien. Apaga el fuego y vete lo más rápido que puedas. No iremos a buscarlo.- Al decir esto, la chica bajó la mirada.

Era frustrante saber que escaparía sin recibir ningún tipo de castigo. Había logrado defender la academia, pero se sentía como si hubiera perdido la pelea.

- Bien dicho.- Volvió a levantar su mano.

Esta vez la magia que se concentró fue muchísima más. Akko comenzó a temblar. Nunca había sentido tanta concentrada en un solo lugar.

Se arrodilló frente a ella y apoyó su mano en el césped. Tomó una gran bocanada de aire y lo mantuvo durante varios segundos. Entonces suspiró.

Liberó toda la magia en una onda expansiva que cubrió la academia y varios kilómetros a la redonda. Esta derribó a todas las personas en Luna Nova con todo el poder que llevaba. Todo el fuego que iluminaba el lugar desapareció en un instante. Ahora la única fuente de luz era la luna.

Cuando esta descarga llegó hasta Anne, la pierna hecha de magia que llevaba desapareció haciendo que caiga al suelo. El hombre había anulado todos los hechizos a su alrededor.

- No nos volveremos a ver.- Se puso de pie y tomó a Kimura de su antebrazo.

El arquero se dio cuenta de que no le convenía forcejear con él, así que solo removió su mano y lo siguió. Miró atrás una última vez. Akko aún lo miraba con el mismo odio que antes.

Odiaba tener que dejar su pelea inconclusa, pero ya no llevaba la cuenta de todos sus enfrentamientos que terminaron en nada.

Ya había llegado al punto en el que había olvidado la verdadera razón de por qué estaba ahí. Fue cegado por el odio que sentía hacia Akko y olvidó a su jefe y el hombre al que tanto le debía.

A pesar de todas las flechas letales que había usado contra ella y todas las veces en las que estuvo cerca de asesinarla, ella terminó demostrando ser superior. Se sentía patético.

- ¿Por qué viniste por mí?- Le preguntó, apretando sus puños frustrado.

- Porque tú eres un egoísta y yo un idiota.- Ambos se quedaron en silencio.- Si quieres puedes volver a la academia, pero nunca volverás a verme.

Kimura no respondió. Posicionó su mano en su pecho, en el mismo lugar en el que Chariot lo había herido. Luego miró al de cabello negro.

- Supongo que soy un poco egoísta.- El arquero sonrió.

Le concedería la victoria a Akko, al menos por el momento.

Chariot suspiró aliviada. Al parecer había terminado. Solo esperaba que ninguna otra estudiante haya salido herida por culpa de todo el fuego.

- Qué decepción. Esto podría haber salido mejor.

La mujer pudo ver por el reflejo de la ventana el rostro de Dante. Ya no sonreía. Se veía indignado y sorprendido, como si lo que menos imaginaba que pasaría hubiera sucedido.

El payaso se dio la vuelta y caminó hacia la puerta. Tomó el libro que llevaba colgado en su cintura.

- Te lo advierto, no pasará mucho tiempo hasta que vuelvas a verme.- Dante la miró de reojo con su larga sonrisa.- Esperaré el día en el que nos reencontremos con ansias.

Entonces salió de la enfermería. Chariot se sentó en el suelo cuando se dio cuenta de que se había ido. Había pasado un tiempo desde la última vez que se sintió tan cerca de la muerte.

Akko se mantenía arrodillada. La magia era tan densa que podía ver restos de la onda flotando en el aire unos segundos antes de desaparecer. No estaba del todo segura de si la promesa de ese hombre era verdad, pero no había mucho más que podía hacer.

- ¿Estás bien?- Sus amigas se acercaron rápidamente.

Se dio la vuelta, mostrando un rostro lleno de lágrimas. Había dejado salir todo el miedo, frustración, enojo y nervios que había sentido durante los últimos días.

- Se... acabó...- Dijo, intentando secar las gotas que recorrían su rostro.

Las otras dos solo respondieron con un fuerte y largo abrazo.

Continuará...

Cuando Llueve (Akko x Lotte) Where stories live. Discover now