Capítulo V

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"Mi problema es que todo lo quiero solucionar matando gente".

Capítulo V

Llegué a mi habitación suspirando, hoy había sido un día bastante largo. Además de la cocina que tuvimos que realizar, la ardilla muerta y los pocos recuerdos que tuve sobre mi familia, también tuvimos que asegurarnos que nadie viera las noticias, no estábamos listos de decirles a los niños, aparte que ni siquiera sabíamos cómo hacerlo.

Me senté en la cama y recordé todas esas pláticas que tuve con la señora Nessa, aunque ella no fuera una persona perfecta como la prensa la plantaba, si era una gran consejera. Sabía cómo ayudarte y entenderte, eso lo admiraba.

La puerta de mi cuarto se abre.

—Niños, ya les dije que—

Me callo cuánto noto que no hay nadie atrás de la puerta, pareciera que se hubiera abierto sola. Confundida me levanto y reviso para ver si hay alguien, pero nada.

Cierro la puerta, pero cuando la cierro se vuelve a abrir sin explicación alguna.

El miedo se apodera de mi cuerpo.

Y mi vista está borrosa.

Escucho que la puerta se abre, pienso que es mi mamá así que sonrió felizmente y camino hacia la puerta.

¿Mamá?

Pero cuando estoy cerca, no hay nadie.

Dirijo mi vista al suelo y noto una nota en el suelo, con curiosidad la agarro y cierro la puerta. Abro la pequeña nota para saber que es lo que dice.

Enfoco mi vista, pero no puedo ver nada.

Miro todo nublado.

Apenas sé distinguir las letras.

Cierro mis ojos y agarro mi cabeza con mis manos, el dolor es insoportable. Caigo de rodillas y mi respiración se vuelve cada vez más intensa, quiero gritar y pedir ayuda pero ninguna palabra puede salir de mi boca, empiezo a escuchar solo los latidos de mi corazón.

Inconscientemente miro hacia la ventana y me congelo cuando veo lo que se encuentra.

Es la silueta de una persona...

De un hombre.

Siento mis ojos húmedos, niego con mi cabeza varias veces mientras intento alejarme.

Escucho la puerta abrirse y a lo lejos puedo distinguir la voz de una mujer... Ciara.

—¿Juliette?—Pregunta—¿Juli...—Sus palabras quedan en el aire, supongo que se dió cuenta en qué estado estoy—¡Oh por dios!

—Ayuda... Ayúdame—Pido en susurros poco audibles, pero parece que ella logra entenderme.

La veo gritar, y antes de que cierre por completo los ojos, puedo ver a una persona entrar y todo se volvió oscuro.

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¡Eres un completo imbécil!—Los gritos de mi mamá resonaban en toda la casa, ya hace diez minutos que llegue de la escuela, pero ellos están muy ocupados discutiendo como era de costumbre.

¡No lo entiendes! Esto es necesario—Le responde mi papá, se que debería irme y ahorrarme regaños cuando se den cuenta que estoy escuchando, pero la curiosidad es más fuerte que yo.

¡¿Necesario?! ¿Para quien? ¿Para ti? ¿Para tu maldito trabajo?

Ese "maldito" trabajo, nos está sacando adelante y mucho más a Juliette.

¿Ahora me dirás qué te importa el futuro de la niña?—Pregunta mi mamá con sarcasmo y diversión en su voz.

Siempre me ha importado...—El sonido de una cachetada interrumpe las palabras que papá estaba diciendo, miró sorprendida a mi mamá desde mi escondite, nunca la vi golpeando a mí papá, ellos siempre eran respetuosos.

Siento la mano de alguien en mi hombro, mi hermano está atrás de mi con una sonrisa cálida, después de tanto tiempo lo veía sonreírme.

Tarde en acostumbrarme a la luz, mi cabeza aún me estaba doliendo, recorrí el lugar en donde me encontraba y era el cuarto de Ciara. Poco a poco, me fui levantando ya que estaba recostada, pude ver a todos los niños dormidos en el suelo y mis amigos dormidos en el sofá todos juntos.

En el suelo está: Brigitte, tiene su cabeza en la pierna de su hermana gemela Jacqueline. Agnes, tiene su cabeza reposada en la parte del sofá, Ciara duerme en una silla, su mano sostiene parte de su rostro. Elliot duerme abiertamente en el suelo, en forma de estrella, Marius tiene su cabeza en el hombro de Agnes, Patrick recostado en el regazo de Agnes y Robin esta acomodado junto a la puerta.

Mientras que en el sofá están todos mis amigos y compañeros de trabajo: Iraida está recostada en las piernas de Michel, Michel es el único que duerme en el centro y su cabeza apoyada en el sofá, Charlotte está inclinada hacia la parte izquierda del sofá, Casper y Félix dormían en ambos hombros de Michel, que por cierto, ambos estaban roncando como tractor, por último, Yves dormía en otra silla al igual que Ciara.

Sonreí por lo lindo que se miraban.

—¡Juliette!—La voz de las gemelas me sorprendió, ambas estaban despiertas y corrieron hacia la cama en donde yo estaba.

La voz de ambas niñas despertaron a todos los chicos. Frotaron sus ojos y me vieron sorprendidos y con preocupación.

—¿Ya estás mejor?—Me pregunta Michel sonriendo.

—Sí, mi cabeza aún me duele—Hago una mueca.

—Es normal, creo—Opina Casper.

—¿Que sucedió?—Me atrevo a preguntar pues no recuerdo casi nada sobre lo ocurrido.

—Ciara te encontró en tu habitación, estabas hiperventilando, nos grito a todos preocupada y te trajimos aquí, milagrosamente Ciara sabe un poco de medicina y supo darte las cosas correctas—Explica Félix, veo a Ciara con una sonrisa de agradecimiento por todo lo que hizo.

—¿Que fue lo que te pasó? Hace años que no te daba algo así y ahora de repente te sucede—Noto las miradas confundidas de la mayoría de mis compañeros y de los niños.

Que sutil.

—¿Como? ¿Ya te había dado antes?—Me preguntan las gemelas.

—Sí, pero es una larga historia.

Ellos asienten. Félix y Casper salieron de la habitación para traer algo de comer, los demás se quedaron conmigo en la habitación.

Iraida me hace una señal con las manos, señal que logró reconocer al instante. Ella es una de las pocas personas que saben que intento saber sobre mi familia y el como murieron, por esa razón presionó a mí cabeza para que recuerde. Gracias a ello, hicimos una señal, la cual consistía en en bajar la mitad del dedo corazón, con eso nos dábamos a entender que trataba del tema de mi familia.

Asiento para dejarle claro que recordé algunas cosas.

Pero mi mente también recuerde la noche de ayer y esa sombra en la ventana.

A pesar que mi vista estaba borrosa, estoy segura que esa sombra tenía forma de un hombre. Una sombra que ahora recordar me da escalofríos en todo el cuerpo.

¿Que era eso? ¿Que hacía en la ventana? ¿Lo habré alucinado? Realmente no tenía una respuesta para cada pregunta, pero quería investigar sobre ello.

Iba a investigar.

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