• CAPÍTULO 20 •

Start from the beginning
                                    

—Princesa...

—No me llames así.

—Mi amor. —Se corrige—¿Qué puedo hacer para complacerte y que dejes de estar tan enfadada?
¿Quieres que salgamos a dar una vuelta? ¿Acaso quieres que te lleve a comer? Tal vez no te sientes bien porque no has comido nada pero es que primero quería que descansaras.

—Tú ya sabes lo que quiero. —Si se está ofreciendo a mi, pues mínimo quiero salir victoriosa—Y si me lo vas a dar que sea ahora, sino quítate que me estorbas.

—Te daré todo para que estés feliz. —Me suelta, poniéndose de rodillas para quitarse botón por botón de su camisa hasta hacerla a un lado.

Por un momento me quedo viendo aquel perfecto abdomen con sus tan sexys tatuajes.
A veces me sorprende que esté tan duro, yo quisiera que el mío estuviera así.

Recorro con mis dedos sus cuadritos marcados y termino en el botón de su pantalón así que lo desabrocho, sin embargo no se lo bajo.

—Quiero. Ahora. —Exijo y se incorpora encima de mí para besarme.

Si, estos son los besos que me gustan, los ardientes con deseo y desesperación.
Nos comemos las bocas y hacemos una batalla de lenguas hasta que se decide bajar por mi cuello.
Sólo bastó unos cuantos besos para que su erección aumentase.

Cierro los ojos y disfruto las caricias que me da sobre la ropa, justo en mis muslos hasta que...

—¡Suéltame! ¡No me toques!

—¡Ruggero no quiere que lo molesten!

—¡Es mi hermana joder! ¡Se lo advertí! ¡Se lo advertí al hijo de puta!

Los gritos de Bratt y Hermes se escuchaban en el pasillo.
Rápidamente me incorporé de pie pero Ruggero no alcanzó a siquiera ponerse la camisa pues ya habían entrado sin tocar.

—¡Hijo de puta! ¡La tocaron! ¡La tocaron hijo de puta!—Hermes se le avienta a Ruggero con un puñetazo a la cara que lo tomó desprevenido, pero cuando se incorporó bien se le quiso aventar encima a mi hermano pero me he interpuesto entre él.

—¡Ni se te ocurra tocar a mi hermano!

Pero el fastidioso de Hermes me empujó como si estorbara.

—Quítate Karol.

—¡No la empujes!

—¡Sólo fue un empujón! ¡No se comparan con que casi la violan!

—Ya lo solucione.

—¡Claro que no has solucionado nada! ¡Ella no quería venir! ¡La obligaste! ¡En un par de segundos más la hubieran violado muchos hombres! ¡Prometiste a la familia Sevilla que la mantendrías a salvo y estás rompiendo tu promesa! Así que ahora no me importaría el llevármela conmigo y que éste absurdo compromiso forzado se acabe.

—¡Hades y yo tenemos un trato! Tu padre no me salió tan barato como has de pensar. —Duele.

—¡Pues yo personalmente me encargo de que tengas todo de vuelta!

—¡Así no funciona el mundo de la mafia!

—Sé como funciona. Así como sé que rompiste parte del trato. La has lastimado.

Tú, Yo y El Mal Where stories live. Discover now