𝗖𝗜𝗡𝗖𝝝

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Donghyuck observó las sábanas completamente tendidas y sin rastro alguno de que un cuerpo se hubiese acostado. Observó por inercia alrededor de la habitación e incluso se puso de rodillas para ver bajo la cama, sin embargo no encontró ningún cuerpo por el lugar. Inmediatamente la alarma dentro de su cabeza se prendió y comenzó a correr por toda la habitación buscando sus pantuflas de avioncito mientras rogaba porque el señor Seo no se hubiera dado cuenta de nada.

Saliendo al pasillo, comenzó a caminar lo más silencioso y precavido posible ya que no tenía certeza alguna de que el señor Seo estuviera dormido o incluso si aún se encontrara en casa. Pasó los pasillos largos del segundo piso abriendo con sumo cuidado cada puerta, a excepción claro, de la que sabía era el cuarto del padre de su amigo. Sin encontrar nada continuó su búsqueda bajando las escaleras a hurtadillas hasta la sala de estar. Y fue cuestión de solo poner un pie en la sala que Donghyuck corrió a los sillones donde un bulto desparramado hacía sonidos cada tanto.

Volteando hacia el sillón pudo ver el cuerpo de Yangyang sobre el acolchado, o bueno, solo la mitad de su cuerpo ya que el resto estaba torcido y cayendo sobre el sillón. Donghyuck puso dos de sus dedos bajo la nariz de Yangyang y contó los segundos que había entre cada respiración, solo al comprobar que su respiración era constante pudo sentir como le regresaba el alma al cuerpo. Más no descansó del todo al escuchar un golpeteo seguido de una voz al final del pasillo. El aliento de Donghyuck entonces se atoró en su garganta al reconocer el lugar como el despacho del señor Seo. Una mirada al reloj de pared y pudo observar que en realidad no era tan tarde como hubiera pensado ya que este anunciaba casi la medianoche. Frunciendo el entrecejo se sintió confundido pues ellos habían comenzado a tomar tan solo a las siete de la tarde y eso no dejaba un gran tiempo transcurrido hasta ese momento.

Somos un asco tomando. Pensó, pues si se habían embriagado y caído dormidos antes de las diez de la noche siquiera, era porque ese vino los había noqueado de verdad.

La voz volvió a hacerse presente, como si estuviera discutiendo con alguien más en aquella habitación y Donghyuck agudizó su oído intentando reconocer una voz diferente a la del señor Seo pero solo se escuchaba la de él cada dos por tres, por lo que supuso estaría hablando por teléfono con alguno de sus compañeros de trabajo o socios.

Fuera como fuera no había tiempo para que se quedara a chismorrear sobre lo que el señor Seo estuviera o no haciendo, no cuando tenia a su amigo casi muerto en la sala a solo unos pasos de su padre quien podía salir por esa puerta en cualquier segundo y entonces ambos estarían en la mierda por haberse embriagado y lo que era aún peor, haber robado uno de sus vinos finísimos de Paris.

—Maldición —chistó cuando en un intento por tomar a Yangyang en brazos, este se movió cayendo con un ruido seco al suelo. Los ojos de Donghycuk volaron a la puerta cerrada al final del pasillo al segundo siguiente de escuchar el ruido hecho por la cabezota de su amigo. Casi como si fuera película de terror se paralizó por unos segundos esperando que la puerta se abriera lentamente y el señor Seo saliera a ver que había causado tal ruido. Más pasados diez segundos la puerta no se abrió, así que Donghyuck soltó el aire detenido viendo el cuerpo desparramado de Yangyang ahora sobre la alfombra. Se movió alrededor intentando tomarlo de la manera más fácil y que menos dañara su columna y una vez lo tuvo sobre sus brazos sintió como el mundo se le caía encima al escuchar la para nada discreta risa que se decidió a soltar su amigo.

Donghyuck chilló, volteando de nuevo hacia el despacho del señor Seo mientras comenzaba a caminar hacia las escaleras para iniciar una carrera hasta la habitación de Yangyang de ser necesario. Habían corrido con demasiada suerte hasta el momento que hasta él estaba sorprendido.

—Mierda ¡cállate idiota! —regañó entre dientes, acomodando el cuerpo entre sus brazos que se le comenzaba a resbalar por el movimiento. —Tu padre nos va a matar.

La risa de Yangyang fue lo único que tuvo de regreso, junto al movimiento de su cuerpo que intentaba zafarse de su agarre.

Los pies de Donghyuck terminaron temblando al subir el último escalón y con menos esfuerzo se deslizó hasta adentrarse en la habitación dejando caer el cuerpo de Yangyang sobre el colchón al no resistir más el peso. Y por eso mismo, además del constante movimiento de Yangyang fue que no calculó bien la distancia de la base y sus piernas, terminando así siendo jalado por Yangyang, quedando sobre el cuerpo medio muerto de su amigo que comenzó a carcajear de la nada.

—¿Qué demonios te pasa? —bufó molesto y nervioso, incorporándose hasta quedar en sus rodillas y brazos sobre el cuerpo ajeno. Las carcajadas de Yangyang aumentaron de intensidad, retorciéndose bajo Donghyuck por los espasmos provocados por las risas. Donghyuck lo observó incrédulo, sin saber que demonio había poseído a su amigo para que lo hacía reír sin control.

Harto y sin saber que hacer, Donghyuck no encontró mejor solución que acallar los ruidos de la forma más eficiente que su cerebro medio atontado pudo razonar, y eso fue obvio tapando la boca de Yangyang con su mano.

—Por favor Yangyang, cállate ya —suplicó Donghyuck, aún escuchando las carcajadas amortiguadas por su mano. Soltó un enorme bufido dispuesto a llevar a su amigo hasta la ducha para bañarlo con agua fría y así se callara de una vez por todas, hasta que al intentar pedirle de nuevo que se callara una voz más grave en comparación a la suya fue la que se escuchó.

La boca de Donghyuck se cerró. Confundido, observó el rostro bajo su cuerpo, preguntándose si es que aquello había salido de la boca de Yangyang, porque era obvio que de la suya no había provenido. Sus cejas se fruncieron viendo el rostro tranquilo de su amigo, eso era imposible dado que su mano aún se encontraba sobre los labios del chico. La cabeza de Donghyuck entonces se torció hacia un lado, siendo imitado por Yangyang quien no pudo moverse con tanta facilidad por la presión en su boca.

Ambos chicos observaron la habitación en busca de cualquier cosa que pudiera haber emitido aquel sonido. Desgraciadamente no había nadie más que ellos.

¿O si?

•••

—Mon

𝑽𝒐𝒍𝒄𝒂𝒏𝒐 🍑 𝐽𝑜ℎ𝑛ℎ𝑦𝑢𝑐𝑘Where stories live. Discover now