Capítulo 36: Si tan solo supiera nadar

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—Si no fuera porque tenemos que buscar a ese estúpido pájaro, ya estaríamos en casa —protesté observando la mugre en mis uñas

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—Si no fuera porque tenemos que buscar a ese estúpido pájaro, ya estaríamos en casa —protesté observando la mugre en mis uñas.

La verdad era que mis ganas desfallecían; parecía que se iban a ratos y me surgía la enorme necesidad de sentarme y dejar que Nirva se encargara de todo el trabajo. Sin embargo, había otra parte de mí que sabía que no había nadie que lo pudiera hacer mejor que yo.

—Tiene que aparecer —dijo Nirva abriéndose paso entre helechos y arbustos prominentes de un verde intolerable para mí, ¡todo era estúpidamente verde! ¡¿Por qué a la Naturaleza no se le había ocurrido otro maldito color?!

¡Ya estaba harta! Teníamos que terminar ya.

—Si no aparece pronto —murmuré acercándome a un árbol—, incendiaré la selva —dije, incendiando ese mismo árbol con un placer perverso.

—Contrólate... No nos va a servir de nada que sólo queden cenizas de este lugar.

—¿Por qué siempre tan aguafiestas? —pregunté con sarcasmo en la voz.

—Silencio. Algo está cambiando...

Me crucé de brazos apachurrando un desagradable bicho con el pie... ¡Odiaba que me ignoraran! Pero entonces entendí a lo que se refería cuando percibí a la energía legendaria comenzar a llenar los alrededores como si fuera la batería de toda la selva, que de repente se reanimó; las hojas parecían brillar y los sonidos que emitían los animales se volvieron más intensos. Incluso las palmeras se agitaron violentamente por un Viento proveniente del lado opuesto al que nos encontrábamos.

Salí disparada en esa dirección con Nirva pisándome los talones.

Mis pies corrían más rápido a medida que la energía aumentaba, al grado que me tuve que convertir en Llamas para acelerar el paso. Para ese punto iba casi volando entre árboles, helechos, palmeras y arbustos.

Nirva, por su parte, se convirtió en Agua para dejar que el camino la absorbiera. A pesar de que ella viajaba libremente por las ramificaciones y los Ríos subterráneos, la primera en llegar, obviamente, fui yo.

Al llegar a la playa, Nirva se materializó a mi lado varios segundos después, con las esferas de luz casi pisándole los talones.

Consideré que las esferas serían un impedimento para el uso de la fuerza en caso de que fuera necesario. Tal vez la mejor opción que teníamos en ese momento era utilizar el factor sorpresa, pero cuando miré a mi alrededor me di cuenta de que había dos vehículos negros flotando cerca de la costa. Tuve que descartar el factor sorpresa, pero ¿dónde estaba el maldito cóndor?

Como si hubiera leído mis pensamientos, nuestra verdadera presa se alzó en el cielo, soltando un ruido atronador antes de batir sus alas y provocar un fortísimo Viento que se transformó en remolino.

Corrí lejos del alcance del remolino, observando cómo Nirva generaba una Ola altísima con las Aguas del Mar para contraatacar.

El cóndor esquivó el ataque, así que aprovechando su distracción solté una Llama dirigida y poderosa que dio con una de sus alas. Sonreí satisfecha observando cómo esta se convertía en Aire, desestabilizando su vuelo.

El cóndor cayó en picada al Mar, lo que me dio la oportunidad de sacar la esfera mientras pensaba en lo fácil que había sido, otra vez, vencer a un hijo de cuarta generación.

Una vez en la orilla dirigí la esfera, pero una Ola de dimensiones que no dejaban nada que desear me revolcó lejos, sacudiendo mis entrañas de Fuego con una violencia que me alejó de la superficie segura.

"¡Maldita sea, Nirva! ¡Eres una idiota! ¡¿Cómo se te olvida que no sé nadar?!" pensé, rabiosa, ¡alguien tenía que darle unos centavos de cerebro a esta estúpida!

"No fui yo..." escuché en mi cabeza.

"¿Entonces qué rayos...?" inquirí, incapaz de recuperar mi figura humana para entender lo que estaba sucediendo. El Agua y su forma estaban tomando poder sobre mi Fuego y su forma, lo cual me sacaba de quicio.

¡Nadie era más fuerte que yo! Y con ese pensamiento, junté toda mi energía en un punto que explotó en un Fuego que me propulsó hacia el cielo. En ese momento recuperé mi figura humana, observando que Nirva estaba rodeada.

Una mujer, un pelotón de hombres uniformados y un elemento.

Si pensaban que nos rendiríamos así de fácil, estaban completamente equivocados. La rabia que recorría mi cuerpo entero era tan vigorizante, que su energía fue suficiente para explotar una segunda vez y materializarme al lado de la mujer con las manos convertidas en Llamas.

Dirigí mi ataque, pero cuando mi Fuego rozó su uniforme, mis Llamas se apagaron de inmediato. Los humanos traían chorros de Agua a presión.

—Están rodeadas, así que suelten a la cuarta generación —nos ordenó la mujer.

Me fijé en su rostro, ¿por qué me parecía tan conocida?

Un deseo incontrolable de incinerarla recorrió mi cuerpo entero, y sin más miramientos, a pesar del Agua de sus armas, mis manos rodearon su cuello con un placer perverso.

Aquel movimiento pareció tomarlos por sorpresa, pero ello no evitó que unos tentáculos de Agua se ciñeran a mi cintura y me alejaran de mi presa.

Grité, odiando el Agua con cada parte de mi cuerpo y lancé dos bolas de Fuego enormes en dirección de ella, pero no sirvieron de nada. La mujer se movía con una agilidad de gato.

Supe que un solo elemento no era rival para mí, así que podía trabajar con eso, pero no contaba con que el cóndor interviniera tan rápido, levantando un segundo remolino que me desorientó brevemente. Mi Fuego dejó de seguir la dirección que yo le pedía, ascendiendo al cielo sin mi consentimiento. La sensación era tan agobiante, pero por más que forcejeaba con los tentáculos de Agua, el resultado seguía siendo el mismo.

—¡Suelten a la cuarta generación! —escuché que la mujer gritaba en mi dirección.

Reí a pesar de que me faltaba el Aire, ¡por supuesto que no lo conseguirían!

Ojos de Agua y manos de FuegoTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon