Lazo [Sungsun] •Adaptación•

19

Acepto, ser tu omega de por vida.

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El frío, puede ser una de las mejores pero también peores cosas que puedes sentir. Más si tu eres de esas personas que no lo soportan.

Y para Sunoo era genial, aunque tuviera que usar un abrigo grande azul y caminar con Sunghoon tomado de la mano en una fecha especial.

No había un porqué, solo era noche buena. Y era genial estar en el centro de la ciudad admirando los lindos y brillantes adornos de esta.

El árbol gigantesco que estaba lleno de cosas navideñas. Y las personas, parejas y niños disfrutando con alegría todo.

Eso le recordó a sus padres, ellos antes hacían fiestas en esas fechas. Invitando a todos los que estuvieran cerca.

Sonrió nostálgico, había sido hace ya dos años. No tenía caso recordarlo.

 —Sunnie.

Dejó de pensar en eso, ahora debía disfrutar su propia vida. Amar tener a su alfa con él, que lo llevará de un lado a otro y se esforzarán en sus trabajos.

Todo estaba bien, tanto económica como emocionalmente.

—Lo siento, estaba pensando. —se disculpó, pero se quedó quieto observando el lugar en donde estaban.

Era uno de los puentes, el mismo en el que le había pedido ser su novio. Esta vez adornado con detalles. sin embargo estaba cerca del parque. Donde fue su primer beso, y cerca de ese lindo bosque donde fue su primera cita.

—¿Qué hacemos aquí? —debía de admitir que le gustaba como todo estaba alumbrado, y como habían cosas que resaltaban entre ellas.

No fue hasta que notó algunos de sus compañeros de trabajo, con los que había formado una amistad. También estaba el padre de Sunghoon junto a sus hermanos.

—Sunoo. —escuchó la voz suave y grave de su alfa llamándolo.

Dirigió su vista hacia delante, quedando sorprendido al verlo arrodillado, justo en la posición que nunca creyó tenerlo.

—Sunoo, mi bello, dulce y precioso omega. Desde la primera vez en que te ví supe que eras especial, que te habían creado para mi como yo para ti. Agradezco a la luna por darme a un omega tan precioso como tú.

Fue conciente de como su alfa, de manera decidida sacaba una pequeña cajita de terciopelo ante su vista, abriendola mostrando un precioso anillo de compromiso.

—No puede ser... —susurró, no estaba preparado mentalmente.

No se lo podía creer, tal vez era un lindo sueño. O esas ilusiones que tenía. Debido a eso, empezó a llorar, dejando que sus emociones salieran a flote.

—Kim Sunoo, el Omega puro más precioso que he visto en mi vida. Él único al que prometo amar hasta el final de mis días y con el que sé muy bien. Que en un tiempo podremos tener una familia.

Dios, su lobito estaba emocionado. Su corazón estaba latiendo con fuerza y tenía miedo de no ser suficiente.

—¿Quieres casarte conmigo?

La pregunta fue lo que lo hizo derrumbarse, cubrir su rostro y sollozar bajo, completamente feliz de ese momento, sin creer lo que alguien podía lograr hacer para pedir matrimonio.

—A-Alfa... —alejó sus manos un poco.

—Vamos cariño, ¿quieres tener un futuro a mi lado?, si aún no estas listo lo voy a entender.

Sunoo negó, él estaba más que listo.

—S-Sí, sí quiero. Alfa, te quiero a mi lado. —su manita derecha fue tomada, donde el anillo dorado fue puesto en su dedo anular.

Con la emoción esperó que su mayor se pusiera de pie para abrazarlo con fuerza. Recibiendo algunos besos en su cabecita y la calidez de sus brazos acariciando su espalda.

Los aplausos y algunas celebraciones le dijeron que todos estaban felices por su compromiso.

—¡Felicidades! —el grito de una de sus compañeras betas fue claro.

Sonrió, dejándose envolver en la fragancia de su alfa. En el amor que profesaron durante dos años y que ahora se volvería más sólido.

Atame, soy más para ti.

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