• CAPÍTULO 10 •

Start from the beginning
                                    

—Cuéntame, porque entonces pensaré que no te gustan las mujeres o que no te llamo la atención.

—Me gustan las mujeres, me llamas mucho la atención a decir verdad. —Pasa saliva—Pero una vez que yo comienzo, no quiero parar.

Eso es tan sexy y excitante.

—Tal vez no quiero que pares.

—No sabes lo que dices.

—Estoy dispuesta a experimentar.

—¿Estas segura?—Asiento—Qué te parece si mejor vamos de poca a poco. —Lo miro intrigada—¿Te parece?

—No te entiendo, pero si es lo que a ti te apetece pues está bien.

—Bien. —Me sonríe, y mi corazón se acelera cuando se acerca a mi y me hace acostarme por completo en la cama.

Él no se va con rodeos, él va directo a colocarse sobre mi y como buena ofrecida, le abro las piernas para que encaje conmigo.
Primero me da una mirada tan oscura que siento que me puedo venir por tanta intensidad.
Sus brazos están a los lados de mi cuerpo, sus brazos son tan anchos y tan musculosos que me aterra; no se parece nada a Derek.

Un escalofrío me recorre cuando toma mi muslo y me besa. Me besa feroz, con deseo y lujuria.
Cierro los ojos dejándome llevar y es tanta la excitación que siento que no quiero dejar que me deje de besar.
Hace un movimiento brusco pues tomó mi muslo más fuerte y rosó su miembro con mi parte íntima causándome un gemido.

Los movimientos los hace sobre la ropa, pero siento que eso me basta para llegar a mi orgasmo.
Deja de besarme y se va directo a mi cuello; besando, lamiendo y mordiéndolo.
Hago que se separe de mi para poder quitarme la blusa y arrojarla, quedando en sostén para él.

Sus ojos se pierden con lujuria en mis pechos, veo sus respiración subir y bajar pero no les presta la atención que ameritan, pues se va de corrido a mi abdomen a comenzar a dar besos húmedos.
¿Acaso no le gusta mi busto? No es que tenga muchas como Ana, pero sí que tengo las suficientes para llamar la atención de un hombre y más porque las tengo firmes y suaves.

Me pierdo en sus caricias agresivas. Apretuja mis piernas a su gusto y me pierdo cuando se desase de mi short, dejándome en ropa interior ante sus ojos.
Vuelve a admirarme como si estuviera resistiéndose a hacer muchas cosas, en lugar de eso, se quita de encima de mi y se pone a mi lado.

Creí que se había acabado todo, pero me vuelve a besar y de nuevo mi corazón se acelera cuando siento sus dedos deslizarse por mi abdomen hasta meterse dentro de mis bragas.

—¿Puedo tocarte?—Me susurra antes de hacerlo.

—...Si.

Con eso le bastó y comenzó sus movimientos agresivos sobre mi clítoris.
Cerré los ojos con fuerza y solté grandes gemidos tratando de aferrarme a algo pero sólo consegui aferrarme a las sábanas.

Es duro, no tiene piedad y eso me gusta, me gusta y aunque arda es como si fuera un ardor muy placentero.
Los mueve en círculos y mis caderas comienzan a moverse junto con sus dedos.
De momento a otro y sin avisar, tengo ya dos de sus dedos dentro de mi penetrandome sin piedad.

Arqueo mi espalda, jamás me habían hecho sentir así con sólo masturbarme.
Es incluso delicioso el escuchar el sonido de sus dedos chocar con mis fluidos y no quiero que pare.
Aún haciendo eso, con su pulgar continúa prestándole atención a mi clítoris y puedo sentir mi orgasmo llegar; yo no soy de las que me vengo fácil.

Abro los ojos sin dejar de jadear y lo veo, me esta mirando tan penetrante que me da un cierto miedo pero no deja de lado lo excitante.

Se enfoca en todos los gestos de mi rostro. Se enfoca en cómo es que abro la boca, en cómo frunzo el ceño, en cómo arrugo la frente y eso me mata.

Tú, Yo y El Mal Where stories live. Discover now