*̥˚ CAPÍTULO 3 *̥˚

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Fantasma

Mikasa abrió sus ojos con pesadez y maldijo el despertador que sonaba sin parar. Se estiró un poco para calmar la tensión de sus músculos para luego apagar el sonido infernal que repercutía por toda su habitación.

Se levantó de su cama y fue directo al baño para tomarse una ducha rápida y relajarse aún más. La noche anterior fue muy agotadora para Mikasa. No pudo pegar ningún sólo ojo por lo sucedido en la mañana. Recordar lo que sucedió le causaba escalofríos. Ya no era una niña pequeña a quien tenían que calmar por sus miedos infantiles o que pedía a súplicas dormir con sus padres, no, ya no lo era, por eso fue que en la noche anterior temblaba de miedo, pensar que tuvo contacto con un fantasma la hacía estremecer.

Tal vez tomó muy en serio la broma de su padre, o quizás sus sospechas eran excesivamente descabelladas. Pensar que si tuvo o no contacto con un fantasma la dejaba pensando por mucho tiempo ya que tendría sentido todo lo que sucedió: primero el hombre apareció de repente y desapareció sin dejar rastros, su piel se encontraba extremadamente fría y sus padres no lo habían visto ni escuchado.

Pero si sólo fuera un ladrón temia que volviera y la hiciera daño aunque pensandolo bien, si fuera un fantasma temia que la poseyera o la estire de la punta de su pie cuándo durmiera.

Ladeó su cabeza en modo de negativa por todo lo que pensaba. El baño la distraería un poco y quizá la calmará.

Bendijo a todos los santos al ver que su baño poseía una tina, que rápidamente procedió a llenarla de agua con mucha espuma. Ya estando lista se introdujo en ella. El agua caliente la relajaba completamente y la espuma la envolvía juguetonamente.

─Perfecto─murmuró alegre.

Luego de acabar con su reconfortante baño, tomó su mejor vestido y zapatos, quería comenzar este día de la mejor manera, luego bajó contenta a tomar el desayuno.

─Buenos días...─saludó alegre a sus padres, quienes se encontraban tomando el desayuno.

La madre de Mikasa le dedicó una sonrisa en modo de saludo y su padre dejó de lado el periódico que leía para saludarla con un beso en la frente como era de costumbre saludar a su hija.

─¿Descansaste bien?─preguntó la señora Ackerman a su hija.

─Digamos─sonrió.

La familia Ackerman disfrutaba amenamente de su desayuno que fue interrumpido por una llamada derivada al teléfono del hogar.

─Yo contestaré─dispuso el señor Ackerman.

Mikasa y su madre asintieron. La menor de los Ackerman observaba curiosa a su padre que se encontraba charlando ─algo preocupado─ con alguien por el teléfono. Cuando Mikasa observó que su padre iba a cortar la llamada desvió su mirada.

─¿Y bien? ─preguntó la madre de Mikasa─, ¿Quien era?

─Era el encargado de la mudanza, al parecer se desviaron y fueron a otro lugar ─suspiró─. Tendré que ir hasta donde estan para guiarlos hasta aquí.

─Te acompañaré querido, tengo algunas cosas que hacer.

El padre de Mikasa asintió y ambos se alistaban para irse. La azabache supuso que tendría la casa para ella sola ─Perfecto, pensó─, pero luego recordó que no estaría completamente sola ya que "él" podría regresar.

Un Fantasma llamado Levi AckermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora