La visión mítica del mundo

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¡Hola, Sofía! Tenemos mucho que hacer, de modo que empecemos
ya.
Por filosofía entendemos una manera de pensar totalmente
nueva que surgió en Grecia alrededor del año 600 antes de Cristo.
Hasta entonces, habían sido las distintas religiones las que
habían dado a la gente las respuestas a todas esas preguntas
que se hacían. Estas explicaciones religiosas se transmitieron de
generación en generación a través de los mitos.


Un mito es un relato sobre dioses, un relato que pretende explicar el principio de la vida.
Por todo el mundo ha surgido, en el transcurso de los milenios,
una enorme flora de explicaciones míticas a las cuestiones
filosóficas. Los filósofos griegos intentaron enseñar a los seres
humanos que no debían fiarse de tales explicaciones.

Para poder entender la manera de pensar de los primeros
filósofos, necesitamos comprender lo que quiere decir tener una
visión mítica del mundo. Utilizaremos como ejemplos algunas
ideas de la mitología nórdica; no hace falta cruzar el río para
coger agua.

Seguramente habrás oído hablar de Tor y su martillo.
Antes de que el cristianismo llegara a Noruega, la gente creía que
Tor viajaba por el cielo en un carro tirado por dos machos
cabríos. Cuando agitaba su martillo, había truenos y rayos. 

La palabra noruega «torden» (truenos) significa precisamente
eso, «ruidos de Tor».
Cuando hay rayos y truenos, también suele llover. La lluvia tenía
una importancia vital para los agricultores en la época vikinga;
por eso Tor fue adorado como el dios de la fertilidad.
Es decir: la respuesta mítica a por que llueve, era que Tor agitaba
su martillo; y, cuando llovía, todo crecía bien en el campo.
Resultaba en sí incomprensible cómo las plantas en el campo
crecían y daban frutos, pero los agricultores intuían que tenía
que ver con la lluvia. Y, además, todos creían que la lluvia tenía
algo que ver con Tor, lo que le convirtió en uno de los dioses
más importantes del Norte.


Tor también era importante en otro contexto, en un contexto que
tenía que ver con todo el concepto del mundo.
Los vikingos se imaginaban que el mundo habitado era una isla
constantemente amenazada por peligros externos. A esa parte
del mundo la llamaban Midgard (el patio en el medio), es decir, el
reino situado en el medio. En Midgard se encontraba además
Asgard (el patio de los dioses), que era el hogar de los dioses.
Fuera de Midgard estaba Urgard (el patio de fuera), es decir, el
reino que se encontraba fuera. Aquí vivían los peligrosos trolls
(gigantes), que constantemente intentaban destruir el mundo
mediante astutos trucos.

A esos monstruos malvados se les suele llamar “fuerzas del
caos”. Tanto en la religión nórdica como en la mayor parte de
otras culturas, los seres humanos tenían la sensación de que
había un delicado equilibrio de poder entre las fuerzas del bien y del mal.
Los trolls podían destruir Midgard raptando a la diosa de la
fertilidad, Freya. Si lo lograban, en los campos no crecería nada y
las mujeres no darían a luz. Por eso era tan importante que los
dioses buenos pudieran mantenerlos en jaque.
También en este sentido Tor jugaba un papel importante. Su
martillo no sólo traía la lluvia, sino que también era un arma
importante en la lucha contra las fuerzas peligrosas. El martillo
le daba un poder casi ilimitado. Por ejemplo, podía echarlo tras
los trolls y matarlos. Y además, no tenía que tener miedo de
perderlo, porque funcionaba como un bumerán, y siempre volvía
a él.

El mundo de Sofía-Jostein GaarderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora