CAPÍTULO 18 - Planeando una cita.

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Mirabelle se dirigió a abrir y se encontró con Susan, la criada de la casa, que siempre estaba ocupada haciendo cosas y que casi nunca hablaba. Su presencia pasaba desapercibida y parecía vivir en una habitación abandonada y lejana de la casa. Traía en sus manos dos jarras grandes llenas de agua para llenar la tina, la mujer era pequeña y de aspecto maduro, pero tenía una piel brillante y un semblante fuerte y de diligencia. Sus manos ni siquiera temblaban sosteniendo ambos jarrones. Mirabelle se ofreció para ayudarla, pero la mujer se negó rotundamente e hizo un gesto respetuoso para que le abrieran la puerta del baño. Allí llenó la gran tina en donde ambos cuerpos femeninos cabían perfectamente. Y les entregó una esencia de rosas que había enviado la señora Barton como gesto de regalo. La mujer se retiró y ambas chicas quedaron solas.

Ella nunca habla... ¿verdad? —Se preguntó Glory acomodando las cosas para lavarse.
Quizás los ratones le comieron la lengua—Bromeó Mirabelle retirando su camisola.
No digas eso, Belle... —Regañó con delicadeza Glory mientras ayudaba a la pelirroja con su cabellera—hoy te peinaré yo, te has dejado zonas enredadas en el cabello—indicó.
Es difícil peinarme yo sola y siempre me lastimo... —Expresó mientras hacia un puchero.
Tu cabello es muy rebelde, pero hermoso, de un calor tan bonito... —Acarició Glory con suma ternura. Mirabelle le regaló una sonrisa coqueta. La pelirroja había terminado de desvestirse.
¡Señorita Lowell, creo que su cabello es mil veces más bello que el mío! —Exclamó con burlona gracia. Glory le sonrió y le pellizcó la mejilla.
Para nada, hay muchas mujeres rubias—Negó indicada—pero es raro encontrar a una joven tan hermosa como tú, luces como una princesa.
—¿Princesa? Yo sólo soy tu príncipe, mi amada Lowell, y estoy aquí para rescatarte, ¡lanza tu cabello a través de esta torre y huyamos a donde nada duele! —
Glory comenzó a desvestirse con una sonrisa infantil en su rostro debido a las bromas de Mirabelle—Glory—le llamó, y Lowell se giró hacia ella curiosa—¿sabes lo que no tienen todas las mujeres rubias de Londres y del mundo entero...? —Preguntó mientras se le acercaba con su delgado cuerpo desnudo ya formado.

Glory nerviosa se desvistió y giró la mirada de pronto avergonzada. No quería seguirle el juego porque debían bañarse, pero sus impulsos no la detuvieron.

¿Qué cosa...? —Interrogó, mientras Mirabelle se le acercaba y acariciaba su cabello con suma finura y amor.
A esa niña hermosa y tierna, que vive allí dentro, y que siempre veré no importa el paso de los años, ni de los siglos... a esa niña, de la cual hace años atrás me enamoré.

Un sonrojo gigantesco apareció en el rostro de Glory y en un acto de proteger su salud cardiaca, con su dedo índice puso una distancia pequeña de centímetros entre ambas y le respondió.

Te amo... —Susurró, acercándose al oído de Mirabelle y otorgándole un abrazo. Ésta le correspondió.

Así permanecieron unos momentos hasta que el sentido común las hizo detenerse. Se dirigieron a la tina y allí comprobaron el agua.

¿Está bien el agua...? —Preguntó Glory, se veía más radiante que nunca, la felicidad se desprendía de sur ser. Sumergió sus dedos en la tina—está tibia... —indicó.
Mirabelle también sumergió su mano y comprobó que estaba en perfecta temperatura.
Sí, lavémonos y conversemos acerca de lo de anoche... —Sugirió la pelirroja, Glory asintió.

Se sumergieron en el agua y mientras lavaban sus cuerpos comenzaron a dialogar.

¿Qué opinas de esa tal Clara Kerry...? —Preguntó Glory mientras lavaba sus pálidos brazos.
Lucía amable... pero debemos tener cuidado, estas personas cuando tienen todo parecen perturbarse, ¿no lo crees? —Contestó la pelirroja mientras deslizaba el jabón por sus largas piernas.
Así es... ¿y qué opinas de esos hombres?
—Parecen amables...
—No me caen muy bien...
—A mí no me caen necesariamente bien, pero hay que seguir el plan. La verdad es que ellos no me importan mucho, pero debemos obedecer las órdenes de la señora Barton, Glory, ella ha tenido piedad con nosotras.
—¿Qué podemos hacer para seducirlos...? Después de todo ese es el plan principal de la señora Barton.
—Bueno, según lo que recuerdo, debemos ganar su confianza, parecer carismáticas, accesibles, pero luego alejarnos para crear una necesidad o algo así... —
Contestó la pelirroja inclinándose hasta Glory para ayudarle a lavar su cuello.
Tal vez... deberíamos pedirles que nos inviten a algún lugar... —Sugirió Glory feliz con una mirada pícara.
¿No es demasiado pronto para pedirles algo así?
—Bueno, ellos lucen bastante desesperados... —
Bromeó. Mirabelle asintió con una sonrisa, pues pensaba igual. Le gustaba la idea.
¿Y a dónde podría ser?
—A un lugar lindo, preguntémosle a la señora Barton. Podría ser esta nuestra oportunidad para tener nuestra propia cita.
—Me encantaría Glory, la idea es excelente... pero existe un problema, estarán ellos...
—¡No importa Belle! Sólo debemos concentrarnos en nosotras, no en ellos.

Mirabelle parecía poco convencida, aunque en un principio había amado la idea, creía que debían disimular lo que sentían la una por la otra para no arruinar el plan. El tan sólo hecho de regresar a la calle la hacía sentir mucho miedo.

Pero debes prometerme que... seremos cuidadosas. Mantendremos cierta distancia.

Glory la miró algo entristecida, pero asintió.

Está bien Belle...
—Le preguntaremos a la señora Barton, ella debe saber... —
Comentó mientras terminaba de lavar sus extremidades y ahora se aplicaba la esencia de rosas sobre la piel.
Está bien—Asintió Glory. 

ORFANDAD♟️[EN HIATUS] Where stories live. Discover now