CAPÍTULO III

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El amable cantinero meneó la cabeza en señal de lastima

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El amable cantinero meneó la cabeza en señal de lastima. Y continuó.

— Es verdad... el único de la familia Agramonte que vive por aquí es su tío abuelo, el capitán.

» Al momento de hacerse dueño del caserón lo hizo completamente solo, al mismo tiempo que su profesión como capitán de navíos pesqueros estaba en pleno rudimento, que por esas épocas le estaba yendo bastante bien.

» Se decía que en sus años mozos no había tal promesa de conquistador en mares inhóspitos como él lo seria. Reflejaba siempre la mirada: fuerte, airada y retadora.

» El comercio de peses por parte del capitán Agramonte no parecía distar mucho de los botines de otros marinos bien experimentados.

» El hombre era famoso por su buen nombre, mas no por sus resultados en la pesca. No obstante, era bueno en descubrir y transportar especies de peses y crustáceos diferentes a los cargues comúnmente conocidos; Animales y criaturas de formas y tamaños extravagantes, prestos a satisfacer el gusto y deseo de compradores y consumidores.

» Este viejo borracho siempre se aseguró de ir a lugares donde otros no habían ido. Desde joven se propuso a dejar su toque de originalidad en el negocio pesquero.

» Parecía que no habría nada en el océano que lograra detener o impedir el paso del capitán Agramonte por todo el mundo, si así el destino lo hubiera querido.

» Claro... hasta que compró esa casa. Ahí las cosas cambiaron, PARA TODOS.

» Mucho tiempo después de que usted y su familia vinieran a visitar al capitán, el viejo Agramonte salió exaltado de su desgastada propiedad, una tarde de domingo, corriendo colina abajo no ralentizaba el paso por más fatigado que estuviera.

» Creímos que al fin un espanto o posible demonio de la dichosa casa logró acobardarle. Afortunada o desafortunadamente, no fue así.

» El capitán corrió hasta la iglesia del pueblo, buscando hombres fuertes y aguerridos que quisieran hacer parte de su tripulación para un viaje que ni él aun podía entender.

» No tenía las ideas claras, ni la coherencia en sus palabras. El pueblo solo veía a un hombre poseído por la excitación y el deseo desbordado de algo que no lograba concebir, pero tampoco comprender.

» Decía que, sus marinos de confianza no serían suficientes para el plan que iba trabajando cuidadosamente en su cabeza.

» Finalmente, afirmó algo que para todos nosotros terminó siendo música en los oídos. Confesiones de alguien que parecía no comprender la terminología del miedo en sí y pese a ello terminó hallándonos la razón... bueno, más o menos.

» Según él, la casa en efecto siempre tuvo algo extraño habitando sus interiores, pero que se alejaba de todo pensamiento o presentimiento negativo hacia esta. Decía que la casa le enseñó cómo conseguir el camino a la fortuna y cómo poseer al poder del océano mismo.

CAPITÁN AGRAMONTEKde žijí příběhy. Začni objevovat