Capítulo 23

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Se despidieron y la pareja subió al auto.

-¿Quién es él?- preguntó Fabrizio en un tono que pocos creerían que fuese capaz de usar.

-Albert, un antiguo compañero de la preparatoria que ahora trabajará en Elite.

-Eso ya lo dijiste.

-¿Entonces por qué lo preguntas?- dijo sin apartar la vista del camino.

-Porque en verdad quiero saber quién es él.

-No hay mucho más que decir, Fab. ¿Por qué insistes?- respondió con fastidio.

-Porque vi la forma en que te miraba.

Julian dio un respingo. ¿De verdad quedaba algo todavía? ¿Suficiente como para que otros pudiesen verlo?

-¿Sí? ¿Y cómo me miraba, si se puede saber?- preguntó con fingido desinterés.

-Como yo te miro.

Julian tragó saliva.

-Será un asunto de él- dijo restándole importancia mientras sentía su pulso acelerarse.

-En otras circunstancias sería un asunto de él, sí- concedió- pero cuando tu pareja pasa más tiempo con sus amantes que contigo, créeme que el asunto es menos privado.

Julian resopló. No podía hacer otra cosa. No había una pizca de falsedad en el reproche de Fabrizio.

-No es mi amante- se limitó a responder.

-¿Debo suponer que lo será pronto?

-Fabrizio- dijo de repente, deteniendo el auto- ¿Para esto viniste a buscarme? Tuve un día largo y no de los mejores. De verdad no tengo deseos de que montes una escena.

-Vine a buscarte para alcanzarte a Dexter. Tú mismo me pediste que lo recogiera de la veterinaria. Tal vez ni siquiera lo recuerdes.

Aprovechando que el auto continuaba detenido, Fabrizio abrió la puerta y bajó. Echó a andar con ademanes ofuscados, esos que solía usar cuando deseaba ocultar que en realidad estaba dolido. Caminó con la esperanza de que Julian intentase detenerlo, dar alguna explicación más allá de sus eternos monosílabos. Pero no lo hizo. Nunca lo hacía, a decir verdad.

"No sé qué mierda espero", se dijo mientras veía pasar el auto de Julian, dejándolo atrás.

Nunca daba explicaciones y tampoco las pedía. No le había hecho promesas. Pero llevaban tiempo juntos, el suficiente como para que se sintiese con derecho a preguntar y quizá hasta recibir algo de consideración. Solían disfrutar de su mutua compañía sin ocuparse del mañana y cuando no desaparecía para embarcarse en nuevas aventuras, Julian dormía en su casa varias noches a la semana.

El temperamento de Fabrizio concentraba toda la alegría que su compañero parecía haber perdido hacía mucho tiempo, sin importar cuánto lo ocultase. Pero los deslices de su amante, cada vez más evidentes, eran como heridas abiertas. Sus ausencias prolongadas, los días sin tener noticias suyas. Tenía todo lo necesario para poner fin a una relación que hacía ya mucho le deparaba más sinsabores que dichas. Pero no podía hacerlo.

"Si fuese tan sencillo como decir adiós", pensaba. Pero no lo era, como no era sencillo ni posible prescindir del aire que respiraba.

"Déjame ir por ti y lárgate de una vez", le había dicho su amigo Nick en incontables ocasiones. Lo había hecho en una oportunidad, la noche que sorprendió a Julian con uno de los fotógrafos de Elite, uno con edad suficiente como para ser su padre. Herido en su orgullo, salió de la casa al instante...para regresar dos días después, sin que nadie reclamase su presencia ni celebrara su retorno.

-¿Puedo saber qué tiene él que yo no tenga?- se atrevió a decir entonces.

-No hace preguntas- ofreció como toda respuesta.

Quedaba tan poco de los viejos tiempos. Se habían conocido en una muestra de arte donde Fabrizio y otros presentaban sus esculturas. (1)

Julian paseaba entre la concurrencia. De pronto, vio a un joven de espaldas. Sus rizos oscuros y rebeldes le recordaron a Albert. Quizá fuese él...Se acercó despacio, con las manos temblorosas y una absurda ilusión a cuestas.

-¿Albert?- susurró.

El joven se volteó aunque no fuera su nombre. Entonces lo vio. Hacía tiempo que un rostro no capturaba su atención de aquella forma.

-Lamento profundamente no ser Albert. Soy Fabrizio- respondió.

Ambos sonrieron al unísono. Conversaron durante toda la velada.

-¿Has visto las esculturas de Rawling?- dijo señalando la sala contigua- Llegaron ayer desde Philadelphia.

-A decir verdad, ahora sólo quiero mirarte a ti- respondió Julian.

Aquella noche, cada uno tomó caminos separados aunque intercambiaron sus teléfonos. Apenas Nick pasó a buscarlo, tal como había prometido, el joven no hizo otra cosa que hablarle de Julian. Hacía mucho tiempo que no se recreaba pensando en alguien, recordándolo hasta memorizar sus facciones y cada pequeño ademán.

Comenzaron a hablarse con frecuencia. Como tantos otros, Fabrizio reparó en sus manos. Eran finas, delicadas y conquistaban las miradas. Le pidió que fuesen su modelo para una de sus clases. Julian aceptó. Aquellos días de paz en el estudio del joven escultor terminaron de acercarlos.

Al principio, la pasión por aquel joven que tanto le recordaba a Albert fue intensa. Un desborde que auguraba el mejor de los futuros. Pero el tiempo trajo consigo el conocimiento mutuo y con él, la certeza de que aquel espejismo de Albert no era más que eso...una ilusión y un fantasma. La conducta de Julian se tornó errática. Y también injusta. No era bueno ni sensato pedir que Fabrizio cubriese la falta de su amor ausente. Como todos, merecía ser amado por lo que era y no por oficiar de sustituto.

Hizo todo y más para apartarlo de su vida, hizo cosas por las que otros se hubiesen enfurecido. Pero Fabrizio seguía allí, intentando recordar sólo lo bueno. Lo conocía en todas sus facetas. Cuando usaba sus modales de príncipe y cuando esgrimía los de un ebrio amargado y melancólico. Conocía su ternura y el celo con que cuidaba de los que amaba así como también su desprecio hiriente y sin motivo. Y de todo aquello, sólo abrigaba sitio para la parte más luminosa, para eso que Julian había llevado consigo cuando se conocieron y que un día comenzó a desaparecer de a poco, cuando descubrió que Fabrizio jamás podría ser Albert.

(1) En efecto, terminada la preparatoria, Moretti estudió escultura en la State University of New York en New Paltz (conocida también como SUNY New Paltz).

Destino TraicionadoWhere stories live. Discover now