Prefacio

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"Y cada día es igual al anterior, amor

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"Y cada día es igual al anterior, amor. Por rutina tengo la mala costumbre de  repetir... repetir en mi mente y sin que nadie se entere... que tu y yo en otra vida hemos, tal vez, solo tal vez... perdonarnos"

(...)

Jungkook acariciaba con suavidad la espalda de ella, iba recorriendo con su dedo pulgar, toda su espina dorsal, en un constante vaivén. Ambos estaban desnudos, con sus piernas entrelazadas y una manta cubriéndolos del frío de la noche.

Recargado sobre uno de sus codos, la miraba con suma atención, adorando cada peca en su rostro.

—Que hermosa eres Jae Bi... —Dijo haciendo una pequeña caricia en su nariz.

Sonrió con cautela, cuando al pasar los segundos, la vio removerse, buscando la comodidad de su regazo.

Entre el sueño, el cansancio de la larga velada, las manos de ella se aferraron a su espalda baja en un abrazo y recargó su rostro en el pecho de él.

—¿Segunda ronda amor? —soltó con un tono pervertido, con las mejillas ligeramente sonrojadas por su propio atrevimiento.

Jungkook sonrió, frunciendo su ceño.

—Descansa Jae Bi. —Dio un corto beso en sus labios, negándose a compartir otra vez su cuerpo. 

—Que aburrido eres... —hizo un pequeño puchero y se volteó para seguir durmiendo, llevándose gran cantidad de la manta abrigadora, junto a ella.

Él suspiró, sin ningún reclamo y esperó a que las horas pasaran al lado de su pequeña chica.

Admirandola por largo tiempo, daba por hecho que había adquirido una nueva manía, por malos recuerdos de su pasado. Así que se aseguraba de tenarla entre sus brazos, y que no fuera uno de los tantos fantasmas que habitaban en su mente.

Solía dormir tan poco, que los medicamentos en su rutina diaria, eran pan de cada día y la única manera segura de poder descansar.

(...)

El reloj de la pared, dio las cinco de la mañana y el aún no podía conciliar el sueño.
Se levantó agotado por las contantes luchas para poder dormir y caminó hacia la cocina con pasos lentos, muy lentos para su propio gusto.

Ya en el lugar, completamente a oscuras, se preparó una leche caliente y se fue hacia la terraza.

Aún desnudo, el mismo acarició su cuello y nuca, últimamente estaba más agotado de lo normal.

Odiaba estar solo, aquello sólo le traía dolores, preocupaciones y agotamiento mental. Pero ¿no estaba acompañado ahora? ¿Por qué se sentía como la calma antes de la tormenta?

Cuando estaba con Jae Bi, todo lo malo desaparecía, o al menos le calmaba los suicidas pensamientos. Pero todo había cambiado hace unas semanas atrás, ni siquiera estando con ella, aseguraba no recaer en alguna crisis.

Se dejó caer sobre uno de los sillones de ahí, mirando los frondosos árboles frente a él.

Suspiró, tomó un trago de su leche y cerró los ojos con fuerza. Así se mantuvo por largo tiempo.

Escuchaba con atención como el viento jugaba con las hojas de los árboles. Encontrándose con sus más profundos sentimientos.

—Choi... —susurró de pronto con anhelo.

El aire entró de golpe a sus pulmones del susto. Abrió fuertemente los ojos, alarmado y lleno de terror por lo que había dicho.

Su corazón latió como nunca con tan solo decir aquel apellido. Ni siquiera en las largas noches de amor con Jae Bi le ocurría aquello y se desesperó por este hecho.

Negó con su cabeza incontablemente, tratando de que los recuerdos de su rostro hermoso, no vinieran a atormentarlo nuevamente.

Pero en vano fue, cuando frente a él, en vez de ver los árboles, vio dos ojos negros, brillantes y tristes, suplicando entre las llamas del infierno.

—¡Jae Bi! —gritó aterrado.

"Vant" —le repetía la cabeza.

Su pecho ahora dolía al no poder controlar los acelerados latidos de su corazón.

—¡Jae bi! —volvió a repetir, ocultando sus ojos bajo sus manos.

Los pasos de ella resonaron por toda la casa. Apurada, llegó a la terraza, con solo una sabana cubriendo su cuerpo y el cabello alborotado.

—Jungkook, amor, ¿Qué pasa? —preocupada bajó hasta donde él estaba sentado. Buscando con la mirada, lo que causaba daño a su novio.

Él apartó sus manos al escucharla cerca, encontrándose con los ojos color miel de ella.

—Jae Bi... —con lagrimas en sus ojos se abalanzó sobre su curvilíneo cuerpo.

Jae Bi, no tardó en corresponder, aferrandolo entre sus brazos. Sintiendo tristeza por su novio. El hecho de que cada vez su estado volvía a ser deplorable, le asustaba.

Jungkook lloró por largo tiempo, con los brazos alrededor de Jae bi, buscando consuelo.

—Perdóname Jae Bi.... —Dijo entre sollozos. Bebiendose sus propias lágrimas al pasar por sus labios.

—¿Por qué mi vida? —ella se alejó para tomar su rostro entre sus manos,  acariciarlo y secar sus lágrimas.

—Porque aún la amo. —lloró con aún más fuerza —la amo...

El pecho de ella se contrajo de dolor.

—Lo sé, mi amor, lo sé... tranquilo.—lo volvió a aferrar a su cuerpo. —Y yo la odio... —susurró para ella misma, uniéndose al llanto de él.

—Choi... perdóname —susurró toda la noche entre los brazos de Jae bi, hasta quedar dormido.

"Perdóname" —repetían sus sueños, dando punzadas de dolor al corazón.

𝐸𝑛 𝑡𝑢 𝑝𝑖𝑒𝑙 𝑒𝑠𝑡𝑎𝑏𝑎𝑛 Where stories live. Discover now