Recuerdos

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La casa de la señora Renata se veía menos colorida que de costumbre, las paredes estaban grises y el pasillo oscuro, trato de encender las luces pero estás no funcionaban así que siguió su camino hasta bajar al primer piso.

En la sala la televisión estaba encendida pero en la pantalla solo se veía la estática además del ruido que producía, en sillón individual estaba la señora Foster, lo sabía porque podía ver su mano sobre el apoyabrazos.

— Señora Foster, es muy tarde ¿Está bien?

Por un momento la señora no contesto y cuando estaba por dar un paso más para poder verla por completo ella comenzó a repetir lo mismo

— Todos flotan, todos flotan, todos flotan

— ¿Señora Foster se encuentra bien?

Pregunto mientras avanzaba, ahogó un grito al ver la cara de la mujer desfigurada y la mitad de su cuerpo no estaba. Volvió corriendo hacia las escaleras pero cuando estaba por subir algo agarro su tobillo y la hizo caer.

— Flota conmigo Tn, ven a flotar

Le dijo la señora mientras trataba de llegar a ella. Decir que estaba asustada era poco, levanto la mirada solo para encontrarse con un payaso sonriéndole, vio como sus labios pronunciaron la palabra "Bienvenida" y pronto una macabra risa lleno el lugar.

— ¡Tú!

Grito despertado una vez más de golpe, miro a su alrededor, una vez más la ventana estaba abierta, se levantó agitada y la cerro. Salió del cuarto para ir a la cocina por un poco de agua, tenía la boca seca.

— ¿Tn?

Dio un grito y le lanzó el vaso, que por suerte era de plástico, a la persona que recién había entrado a la cocina.

— Soy yo, Santiago...

— Oh Dios, perdona, me asustaste, ¿Te hice daño?

— No, por suerte el vaso era de plástico y no de cristal... Solo estoy mojado

— Lo siento

— ¿Qué haces despierta?– pregunto secándose con una toalla de cocina–

— Quería agua... ¿Y tú?

— Lo mismo pero no de este modo

— De verdad lo siento...

— No importa, vuelve a dormir, aún es de madrugada.

— Si, descansa.

Se despidió saliendo de la cocina para ir a su cuarto, cuando llegó la ventana estaba abierta, se asomó al exterior pero no vio nada, la volvió a cerrar y trato de dormir de nuevo aunque le costó un par de horas.

— Santiago me dijo que te despertaste anoche– comento la mujer mayor– ¿Tuviste un mal sueño?

— Algo así...

— Si tienes pesadillas te daré uno de mis atrapa sueños, eso ayuda– comento el joven a su lado–

— Claro, muchas gracias. Y de nuevo, lamento lo de anoche

— No te preocupes, fui yo quien te asustó. Quería preguntarte... ¿Necesitas ayuda con la casa? Si quieres puedo...

— No, no, estoy bien. No te preocupes. Hoy alguien va a venir a arreglar las escaleras y yo seguiré limpiando las paredes, estaré bien.

Se despidió y volvió a su trabajo. Tal y como dijo, expertos llegaron a reparar las escaleras por suerte no tardaron tanto ya que solo había que remplazar un par de escalones. Para cuándo era la hora de comer ya había logrado quitar la mayoría de los dibujos de la sala. Soltó un suspiro, los hombres que arreglaron las escaleras ya se habían ido así que estaba sola.

Pennywise: The Other SideDonde viven las historias. Descúbrelo ahora