Ella

3.6K 475 46
                                    

—¡No creí que volvería a verte! —exclamó abrazándolo—. Kanat'ma ha escuchado mis oraciones, cuando todos creían que tú ya no volverías, yo siempre me mantuve esperanzada de que sí lo harías.

Lo abrazó, y la joven rubia ronroneó feliz, antes de separarse un poco de él y tomarlo del rostro con ambas manos, mirándolo a los ojos.

—Ha pasado tanto tiempo desde la última vez que nos vimos. Y aunque ya no pareces el mismo, y tu imagen cambió, sé que eres tú, Gellyan. Los mismos ojos azules —sonrió acariciando sus mejillas—. Tan azules como el mar que nos rodea.

—Tú también sigues siendo la misma —le dijo mirándola a los ojos.

—Estoy feliz de que estés de regreso.

***

—Dios mío —susurró sentándose junto al inodoro, ya sin fuerzas.

Desde que había llegado al hotel, ya no sabía cuántas veces había vomitado en el día. Ni el agua podía tolerar, todo terminaba por vomitarlo. Tenía la garganta irritada, y un dolor terrible de vientre, producto de la fuerza por las arcadas.

Se tomó con cuidado del inodoro, y se puso de pie, arrastrando sus pies hasta la cama, antes de acostarse y taparse los ojos.

No se sentía para nada bien, y Gellyan todavía no regresaba. No sabía cuántas horas habían pasado desde que se había ido, pero había visto que el cielo ya estaba oscuro.

—Tú si no te calmas, terminarás matándome —susurró tocando su vientre.

Gellyan regresó una hora después, encontrando a Helena dormida. Se quitó los zapatos, y la ropa, quedando sólo en bóxer, y se acostó a su lado.

—Hele.

—Volviste —sonrió con los ojos cerrados.

—Perdón, se me pasó el tiempo. ¿Cómo te sientes? Estás muy pálida.

—Estoy bien. ¿Pudiste encontrar a tu mamá?

—Sí, y ella me recuerda —sonrió tomándola de una de sus manos—. Estuvimos todo el día juntos, hablando, conociendo a mis hermanos.

—Eso suena muy lindo, cariño.

—¿Quieres que vayamos a la clínica?

—No, estoy bien, sólo un poco mareada.

Se acomodó junto a ella, y Helena lo abrazó, acurrucándose contra su cuerpo.

—Te extrañé mucho.

—Yo también.

—Cuéntame como es Kanat'ma fuera de esta habitación —sonrió con los ojos cerrados.

***

—La isla ha cambiado muchísimo.

—Sí, hay muchas cosas nuevas, pero intentamos que la esencia de Kanat'ma aún perdure —sonrió Meefya, mientras ambos caminaban por la selva.

—¿Qué has hecho tú todo este tiempo?

—Pues, además de esperarte —sonrió mirándolo por un momento—. Me preparé para ser la oficial de nuestra líder, junto a otras hembras más. ¿Y tú?

—Viví entre los humanos como un esclavo. Los primeros años tuve la esperanza de volver, y eso fue lo que me mantuvo con vida y fuerzas. Ya después... Simplemente acepté que jamás regresaría.

—Pero regresaste, y estás nuevamente con nosotras —sonrió.

—Sí —pronunció bajo.

—Aún recuerdo cuando éramos unos niños, y nos escapábamos de nuestras madres para hacer travesuras —rio la rubia—. Cómo imaginábamos que iba a ser nuestra vida de adultos.

—A tu mamá no le agradaba eso. Ella quería que fueras una mujer fuerte e independiente, y lo conseguiste.

—Nuestra líder es una mujer fuerte, decida, independiente, y sin embargo, está también con su shi'e-tu —sonrió mirándolo—. Hay algo de lo que no podemos escapar, y eso es nuestro destino, nuestro instinto. Estuve con varios machos durante todos estos años, pero sé que con ninguno, sentí ni sentiré la conexión que tengo contigo.

—¿P-Por qué lo dices?

—Abrazarte, tenerte cerca, poder sentir tu aroma, es suficiente para hacerme feliz, para saber que estoy en el lugar correcto... Qué la espera valió la pena. Ya quiero que estos meses pasen muy rápido, para poder pasar el kok'ta contigo.

La miró, sintiendo como su pulso se aceleraba al escuchar aquello.

—Imaginé toda mi vida poder pasarla a tu lado, Gellyan. Sé que con él kok'ta, terminarás de entender porque debemos estar juntos —sonrió suavemente.

***

—Hola ma.

"—Helena ¿Dónde estás? Fuimos esta mañana con tu hermana a tu casa, y no había nadie. Pasamos hace un rato con el auto, y las luces siguen apagadas."

—No estoy en casa, mamá, salí.

"—Bueno, ¿cuándo regresas entonces? Queríamos organizar todo para el cumpleaños de tu hermano."

—No lo sé aún —pronunció cerrando los ojos, sintiendo náuseas nuevamente.

Hablar demasiado, le causaba náuseas. ¿Qué no le causaba náuseas en realidad?

—Te llamo luego, o te mando mensaje. Te quiero —le dijo antes de cortar, y dejar el celular a su lado.

Ya era nuevamente de noche y Gellyan no regresaba... Al parecer, se le estaba haciendo costumbre dejarla todo el día allí.

...

Regalo de NavidadWhere stories live. Discover now