Dilema

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"—¿Cómo es eso qué estás viviendo con un tipo, Helena?"

—Es mi pareja, papá.

"—¿Y desde hace cuánto tienes pareja? ¡Tú dijiste que no ibas a volver a intentarlo después de Kevin! Helena, piensa bien en lo que estás haciendo, hay muchos-"

—A ver, papá, no entiendo porqué vienes a cuestionarme mi vida privada, si tengo o no novio, cuando claramente ya soy mayor de edad, una mujer adulta. No lo haces con Carolina, mucho menos debes hacerlo conmigo.

"—Porque tu hermana no se fue a vivir con un desconocido, no hizo una locura como ésta. Quiero saberlo ¿Desde cuándo estás saliendo con él?"

—¿Acaso el tiempo importa?

"—¡Por supuesto que sí! No puedes llevar a un tipo que recién conoces a tu casa ¡Y jugar al matrimonio!"

—Pues a tí tampoco te funcionó mucho el tema del tiempo ¿Verdad? Salieron tres años de novios con mamá antes de casarse, y su matrimonio fue un fracaso. No eres ejemplo de nada para cuestionarme mi vida personal.

Se generó un silencio incómodo de ambos lados, y Helena suspiró.

—No quiero hablar de esto, porque no te corresponde. Cuando ambos estemos más tranquilos, te llamo. Te quiero —le dijo antes de cortar.

Ella ya sabía muy bien que era una locura lo que estaba pasando con Gellyan, y no necesitaba que su padre se lo dijera. Y cómo bien le había dicho, el tiempo era relativo.

Estar más o menos tiempo de novios, no le aseguraba a nadie una relación larga y duradera.

***

—Te quiero tanto —sonrió dándole un beso, y que él le correspondiera, abrazándola.

Ambos estaban en la bañera, tomando un baño, luego de haber estado juntos una vez más, celebrando sus dos meses de relación.

—Eres todo para mí, Helena —ronroneó apretándola a su cuerpo, acariciándola.

—Y tú para mí —jadeó la sentir que Gellyan descendía una de sus manos hacia su intimidad, rozándola suavemente con la punta de sus dedos—. E-Espera, sabes que no t-tenemos tiempo.

—¿Y si lo hacemos rápido? —le inquirió besando su cuello—. Diez minutos.

Se mordió el labio inferior, cuando el rubio la penetró con uno de sus dedos, y asintió con la cabeza, cediendo al deseo por su culpa nuevamente.

¿Y es qué cómo decirle que no? Él sabía persuadirla muy fácilmente cada vez que la tocaba.

—Córrete afuera —pronunció entre besos lentos.

Estaban muy lejos de los condones, y se suponía que sólo iban a bañarse, por lo cual no habían llevado.

***

Mientras ella realizaba su trabajo con la computadora de escritorio, le había dado su laptop para que él investigara. Si bien no sabía leer o escribir, Helena le había puesto un aplicación auxiliar, para que mediante la voz, pudiera hacer búsquedas, y además, le fuera leyendo el contenido de textos.

Hasta el momento, había averiguado que Kanat'ma no estaba en África como Helena creía, sino en una isla del Atlántico. Y ver las fotos de todos aquellos hermosos lugares, le hizo recordar su infancia, a su madre, a sus amigos.

A Meefya... Meefya, hasta la había olvidado todo ese tiempo, es como si su mente, los recuerdos de la isla, la hubiesen eliminado.

—¿Qué buscas? —sonrió Helena llegando hasta él, con un bandeja en las manos, donde llevaba dos tazas con té, y un plato con galletas.

Dejó todo sobre la mesa, y luego lo abrazó, apoyando su mentón sobre el hombro de él.

—A Kanat'ma.

—¿Y se puede viajar?

—No lo sé, supongo que sí, vi la imagen de un avión.

—Déjame ver —sonrió tomando el mouse, para investigar un poco la página oficial de la isla—. Dicen que necesitamos un permiso especial para poder entrar a la isla.

—¿Y cómo lo conseguimos?

—Tú únicamente necesitas demostrar que eres kanatita.

—¿Y tú?

—No están aceptando humanos, a menos que estén casados con un kanatita.

—Ah.

Helena lo miró, y luego entró a la sección de viajes.

—Gellyan, tú puedes viajar si quieres.

—No quiero dejarte.

—Pero podrías visitar a tu familia, y luego volver conmigo —sonrió suavemente.

—No, no quiero ir sin ti.

—Yo no puedo ir a la isla, y tampoco quiero casarme. La única solución que encuentro para que regreses a Kanat'ma, es que vayas solo.

—¿No hay algún número de teléfono? Me gustaría hablar con ellos y explicarles nuestra situación. Quizás podrían hacer una excepción.

Miró sus ojos azules, y sonrió, dándole un beso... Cómo negarse.

—De acuerdo, podemos intentarlo.

...

Regalo de NavidadWhere stories live. Discover now